Acuse de recibo
Elsa Alonso me vuelve a escribir desde calle 14, número 1705, entre 17 y 19, en la localidad habanera de Quivicán. La primera vez fue hace unos años, para alertar sobre el estado de abandono que presentaba el estadio de béisbol Tomás del Calvo, de esa población. Y a partir de la revelación del caso, se recuperó esa instalación con el concurso de la propia población y las empresas del territorio, al punto de que hoy es una joyita del pasatiempo nacional, uno de los mejores del país. Tanto, que un colega de la crónica deportiva lo denomina «El pequeño Latino». Y ahora Elsa vuelve por sus fueros para contrastar, en nombre de la fanaticada de ese pueblo, el hecho de que en la presente Serie Nacional se obviara ese estadio, y ni siquiera se le confiriera la sede de un juego, un mínimo juego donde puedan demostrar que esa es tierra de peloteros y seguidores de nuestro juego nacional, con pasión pero con respeto y decencia.
La óptica de cerrar la óptica: Desde el propio Quivicán escribe Carmen Rodríguez, de calle 12 número 1301. Relata que en marzo de 2007 cerraron la óptica del pueblo para repararla, y transfirieron sus servicios para un local que no tiene las mejores condiciones. Ya va para un año el cierre, y todavía no han comenzado las obras. Y en el sitio improvisado donde está ahora, no hay quien arregle nada, ni siquiera ponerle una pata a los espejuelos, ni un tornillito. El local solo recibe las recetas para mandar a hacer los espejuelos a otro municipio, los que demoran meses. Carmen se pregunta para qué se cerró entonces, si aún nada han hecho, y el servicio se ha resentido.
El yunque golpeado: Dagoberto López, de Maceo 7, entre Pepe Antonio y División, Guanabacoa, denuncia el abandono en que permanece el local donde antes estaba situada la ferretería El yunque. La unidad comercial que fuera un orgullo de ese municipio capitalino, se encuentra abandonada y en manos del olvido, destruyéndose junto a lo que queda de una vivienda en el piso superior, sin que nadie haga nada. Hoy lo que fue El yunque es un multipropósito de todo lo inimaginable: vertedero de basura, baño público súbito, hedionda e improvisada pocilga de irrefrenables instintos y necesidades, ambientada por ratas, cucarachas y mosquitos. Y lo más triste de todo, según el lector, es que a solo diez metros radica la Dirección Municipal de Servicios Comunales en Guanabacoa. Con tantas necesidades de vivienda, Dagoberto piensa que si se otorgara el local a dos familias, podrían salvarlo y así resolver su techo. O al menos higienizarlo y darle un uso social. Pero no el olvido y la indiferencia.
Contraste: Tania Bisset, de calle 13 número 1065, entre 12 y 14, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, distingue la calidad del servicio y la excelente disposición de trabajo de los técnicos, especialistas y empleados de la biblioteca Enrique José Varona, de 100 y 51, en el municipio capitalino de Marianao. Y, paradójicamente, es grave la salud material de la institución, según Tania, quien destaca los deterioros constructivos, la grave situación de los baños, que no funcionan, y la crítica situación de iluminación de las salas. Vaya a saber desde cuándo no se le pasa una mano a ese importante centro cultural marianense.
Mantenimiento, he ahí el problema: Por razones de trabajo, Reynaldo Martín viaja diariamente desde su casa, en Julio Jover 57, altos, en la ciudad de Santa Clara, hasta Caibarién. Y observa que esa carretera, por la cual se llega hasta el polo turístico de la cayería noreste, y se viaja a Camajuaní, Remedios y el propio Caibarién, fue muy bien reparada en los más difíciles años del período especial. Sin embargo, las lluvias fuertes de este año generaron baches en los bordes de la vía, debido a que el agua se acumula allí. Ahora lo importante es reparar esos laterales. «¿Por qué esperar a que la situación se agrave y realizar entonces acciones más costosas? ¿Por qué no acabamos de entender que las acciones preventivas nos cuestan menos? ¿Tendremos que aceptar de antemano que los nuevos ómnibus Yutong, que transitan por esta vía varias veces al día, nos vayan a durar menos años?», cuestiona Reynaldo.