Acuse de recibo
Una historia de títulos envía Víctor Manuel Sarabaza desde Avenida 53, número 5242, entre 52 y 54, reparto Gelabert, en Guanajay, provincia de La Habana. Él y otros compañeros se graduaron en 2007 como tecnólogos de la Salud, en la especialidad de Imagenología y se encuentran laborando como tales. Pero el día de la ceremonia de graduación no se les entregó el título porque... no había cartón con que confeccionarlos. Y en el Departamento de Personal de su centro de trabajo no les pagan el salario correspondiente hasta que no aparezca el dichoso cartón para los diplomas. Increíble, pero no es la primera vez que sucede...
Similar paciencia ha tenido que acopiar Milagros Escalona, allá en calle 5 número 10, entre 20 y 22, Vázquez, en el municipio tunero de Puerto Padre. La señora vive con su hija, impedida física de nacimiento. En noviembre de 2005, la Unidad Municipal de Inversiones de la Vivienda decidió demoler la casa de ellas, que estaba en mal estado, para reconstruirla. Y hasta el sol de hoy. Les han asignado apenas 16 bolsas de cemento y cinco barras corrugadas, con lo cual se emprendió la construcción de la zapata. Y ahí ha quedado todo. Las dos mujeres están viviendo en un cuarto construido provisionalmente, y se sienten desamparadas...
Julio E. Hernández, vecino de Conill, edificio MINFAR-5, apartamento 5-E, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, valora la reanimación del trazado de señales en el asfalto de La Habana, pero le preocupa seriamente el estado de indefensión en que se encuentran las autopistas y carreteras del país, sin adecuada señalización. Ello hace muy insegura la circulación nocturna, a más de los baches y huecos que pululan por cualquier vía.
Ernesto Martín Díaz es jardinero del Parque Lenin, y me escribe desde Woodbury número 10, entre Calzada de Bejucal y Coliseo, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo. Cuenta que el 13 de junio de 2007 la administración de ese importante centro recreativo se reunió con los trabajadores, y se evidenciaron irregularidades con las tarjetas SNC-225 de más de la mitad de ellos. Y esa tarjeta es vital para la futura jubilación de cualquier trabajador, pues compila año por año la vida laboral de cada quien. Según Ernesto, la administración se comprometió a dar respuesta al respecto, y cuando me escribió el pasado 29 de noviembre, aún ellos continuaban esperando. Un ejemplo es el caso del mismo Ernesto: comenzó a laborar el 16 de febrero de 2000, y solo le aparecen el 2004 y unos meses del 2005. Cuando fueron a darle la tarjeta para firmarla, él se negó. El 13 de octubre habló con el técnico de Organización del Trabajo y los Salarios, y este le prometió que iban a resolver el asunto. Pero ni respuesta le han dado. Así, hasta con el director habló, pero no se soluciona nada. Ernesto desea trasladarse de centro laboral, pero para hacerlo necesita que su tarjeta SNC-225 esté actualizada y con todos sus datos. El jardinero considera que es deficiente la atención al hombre allí, y como ejemplo sitúa el hecho de que hace cinco años no les dan a los jardineros ni limas para afilar sus machetes. Él se pregunta cómo es posible que una institución tan importante y renombrada tenga esas deficiencias en la atención a quienes mantienen y embellecen esas áreas para disfrute de todos.
Remberto Pavón me escribe desde calle 50 número 7, en Vázquez, provincia de Las Tunas, debido a que perdió su suscripción a los diarios Juventud Rebelde y Granma, y al semanario provincial 26. Y perderlas cuando hay tanta demanda insatisfecha de estos, es muy doloroso. Todo fue que pusieron el 27 de noviembre como fecha de cierre para pagar por adelantado las suscripciones del mes de diciembre. Remberto, que es jubilado, cobró su chequera en el primer día, el 28 de noviembre; y fue a hablar con la administradora del correo, pero esta le dijo que perdía las suscripciones, porque es una disposición nacional.
El veterano repara en el hecho de que la Empresa Eléctrica —que tiene más de un millón de clientes y cuentas más abultadas— puede darse el lujo de leer los contadores el día 19, facturar el 5 del mes siguiente, y aun dar hasta el día 15 de plazo para el pago de un servicio que se recibió 26 días antes; y que igualmente ETECSA da márgenes a sus clientes. ¿Por qué entonces se es tan drástico con las suscripciones?, pregunta Remberto.