Acuse de recibo
A propósito de lo referido ayer sobre ladrones postales que afectan la imagen de los trabajadores de Correos de Cuba, con las sustracciones a bultos, hoy me escribe Odelkis Cabrera Fontanills, residente en Edificio 2, apartamento 4, en Santa Cruz del Sur, provincia de Camagüey.
Odelkis escribió hace más de un año a esta columna, y reflejamos su inquietud acerca de pérdidas que tuvo en bultos postales, de las cuales, asegura, «nunca, hasta la fecha, he tenido respuesta».
Manifiesta la lectora que al leer la sección y conocer los avatares de esos cubanos con sus paquetes, y ya ajena a su propio drama con esos envíos, piensa que hay falta de fiscalización y control por parte de esa entidad.
«Esas mismas respuestas que recibieron los afectados, subraya, las tuve yo. Pero al final ni apareció el culpable, ni se me pagó un solo centavo por mis cosas perdidas y cambiadas... Al cabo de los meses, me entregaron un documento en el cual se relacionaba mi queja y en la parte final me decía: que el bulto había sido violado en Cuba. Con esa respuesta qué más puedo esperar, si ya me lo dijeron todo. Al final me cansé de llamar e indagar acerca de medidas tomadas o pagos por mis cosas».
Finalmente señala que ella tiene sangre en las venas, y le dolió mucho lo que le sucedió; pero más le duele que tales tropelías siguen afectando a los ciudadanos, para desprestigio de la imagen de Correos de Cuba, no solo en el país, sino internacionalmente.
La segunda carta la envía Armando Martínez Álvarez, vecino de calle 84 número 1103, entre 11 y 13, municipio capitalino de Playa, quien refiere que el pasado 16 de enero detectó un escape de Gas Manufacturado en la acera contigua a su casa.
Armando llamó a Gas Manufacturado para reportar el accidente, y se presentó una brigada que de inmediato se retiró, ya que solo atienden averías ligeras. Y al otro día, a la una de la madrugada, apareció la brigada de reparaciones, que después de un gran esfuerzo logró taponear el escape de gas a las cuatro de la mañana.
Pero, lamentablemente, en los trabajos rompieron la conductora de agua que está muy cercana a la tubería del gas. «A partir de ese momento comenzó la odisea con Gas Manufacturado y Aguas de La Habana, que se prolonga hasta el 17 de marzo, en que redacto esta misiva, sin darle solución al problema a pesar de las múltiples gestiones realizadas con dichas instituciones por el delegado del Poder Popular, el secretario del Partido del núcleo zonal, vecinos y el que suscribe».
Puntualiza Armando que, «aunque parezca increíble, los trámites establecidos en Gas Manufacturado y la falta de coordinación entre ambas para dar solución práctica a los problemas, son diabólicos».
Señala el remitente que «las visitas de ambas instituciones han sido reiteradas, con el gasto de recursos, en especial combustible. Y aún no han dado solución al problema: la acera continúa rota, los escombros cada día crecen. El salidero de agua persiste. Peligro para la seguridad de los que transitan por el lugar. Deterioro del entorno y un foco potencial de mosquitos Aedes aegypti».
Armando se pregunta: «¿Quién responde por estas negligencias? ¿Qué rol juegan los directivos de las referidas instituciones? ¿Quién exige aquí? ¿A quién acudir?».
La tercera carta la envía Estrella González, de Carretera a Ceballos, kilómetro 6 y medio, en la localidad de Grego, Ciego de Ávila: Refiere la remitente que ella contaba con una vivienda en mal estado, a orillas de esa carretera. Y un inversionista de la Vivienda la visitó, y le sugirió que, por encontrarse su vivienda así, debía ser demolida, y le facilitarían materiales para la construccion de una nueva casa.
Aclara ella que en esa situación se encuentran varios vecinos: se demolieron varias viviendas y luego les dijeron que no había materiales. Tampoco ningún funcionario los ha visitado, ni les conceden entrevista alguna.
Estrella considera que, por muy mala que estuviera su vivienda, era la suya. Hoy no tiene ninguna, al igual que otros vecinos. Y se preguntan quién va a cargar con esa responsabilidad.