En un contexto económico como el actual, en el que Cuba apuesta por estimular la producción lechera, vale recordar a esta vaca, ganadora de varios récords Guinness, y beber de la experiencia ganadera de aquellos años
A principios de los años 80 ocurrió un hecho sin precedentes en la ganadería mundial. Y es que, por primera vez en la historia, una vaca cubana, Ubre Blanca, batía varios récords Guinness con una producción lechera nunca antes vista, que nos situó en el foco de atención de los medios informativos de todo el orbe.
Aquella belleza de ganado vacuno, de color blanco y negro parduzco, orejas largas, anchas, y un cuerpo esbelto y gallardo, «arrebató» sin problemas el título de campeona mundial a su antecesora, la estadounidense Arlinda, que había merecido el lauro en 1975.
De sus portentosas ubres brotaron más de 27 toneladas de leche en un año, 110,9 kilogramos en un día, y nada menos que 41,2 litros en solo un ordeño; cuando para un animal de este tipo alcanzar los 30 litros en 24 horas ya es toda una hazaña.
«Ubre Blanca surgió en la vaquería 134-5 de la Isla de la Juventud, creada en el distrito La Victoria y repoblada en 1977, donde existía un microclima muy agradable y fresco», explicó el doctor Jorge A. Hernández Blanco, antiguo médico veterinario de la vaca y responsable de la misma en el municipio especial.
«Nació a partir del cruce de dos razas: la Holstein, de alta producción lechera, y la Cebú, muy resistente al calor. Ella es lo que se conoce como una F2, o sea, que tenía un 75 por ciento de sangre Holstein y un 25 de Cebú», indicó el especialista.
No es hasta finales de mayo de 1980 que Ubre Blanca comenzó a llamar la atención del ordeñador y jefe de la vaquería Arnoldo Carreño, y de los demás trabajadores de la unidad. Y es que en su tercer parto fue capaz de proporcionar hasta 63 litros por día, cuando el promedio gira alrededor de los seis o siete.
Según Hernández, a partir de ese momento se decidió mejorar la dieta y el manejo del animal. Se le brindó mayor bienestar, y se creó un grupo de atención técnica multidisciplinario, liderado por la doctora Rosa Elena Simeón, del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA).
También se hicieron habituales las visitas de personalidades, como el Comandante en Jefe Fidel Castro y delegaciones gubernamentales de otros países, miembros del Partido, así como múltiples representantes de la prensa internacional que validaron ante el mundo la indiscutible superioridad productiva de la vaca.
«Ella era singular no solo por la cantidad de leche que proporcionaba. A la hora exacta en que sabía que le tocaba comer, iba hasta el comedero y se paraba a mirar fijamente hacia el cuartito donde se guardaba el alimento, para que se lo sirvieran.
«Además, no se comía el forraje y la miel de caña por separado, sino que agarraba un puñado con la boca y lo arrojaba dentro del recipiente con la pulpa, como si fuera una ensalada», recordó Hernández.
Pero alcanzar el éxito mundial, con récords que no han sido igualados 30 años después, también implicó un necesario riesgo para la salud de Ubre Blanca.
Llevarla a tal nivel de producción podía implicar la proliferación excesiva de tejido glandular de la ubre en el parto siguiente. Ello devendría en un descuelgue de la misma por el agotamiento de los ligamentos suspensores, lo cual la limitaría como animal lechero.
En efecto, a los siete días de nacido su descendiente, Camaraco-Tropical, la ubre alcanzó un perímetro de dos metros, casi su longitud corporal, y paulatinamente se descolgó.
Sin embargo, por tener 14 años de edad, con tres partos incluidos, bien valía la pena intentar que lograra batir las marcas productivas existentes.
«Eso fue algo que se hizo muy bien pensado. No podemos olvidar que Ubre Blanca era un animal productivo, con un fin económico. Las personas no pueden verla como una mascota, como una vaca de vitrina, aunque se haya destacado. Realmente ella vivió más que muchas otras», indicó Hernández.
«Debíamos aprovechar ese momento, porque en el próximo alumbramiento los resultados ya no serían tan buenos. Si no lo hubiésemos hecho así, jamás hubiese roto el récord y hoy nadie sabría quién fue Ubre Blanca», agregó.
Finalmente fue trasladada al Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), ubicado en la actual provincia de Mayabeque, donde fue sometida a un tratamiento hormonal para obtener óvulos que serían usados en estudios futuros.
Sin embargo, este proceso exacerbaba y enraizaba una tumoración (epitelioma) que la vaca tenía en la piel, en la parte izquierda de la grupa, como consecuencia de la exposición a los rayos del Sol, y que es típica de la raza Holstein. De modo que se decidió sacrificar al insigne animal, aproximadamente a los 17 años de edad.
«Todas las teorías sobre un tumor en la ubre, que era el responsable de tanta producción de leche, eran inciertas. Yo participé en su sacrificio y, por el contrario, su hígado parecía el de una novilla y la panza estaba completamente sana», puntualizó .
La memoria de Ubre Blanca, quien puso tan en alto el nombre de Cuba, lamentablemente se desvanece con el tiempo. Muchos son los cubanos que apenas recuerdan su historia, y los más jóvenes suelen ignorar su existencia.
En un contexto económico tan complejo como el actual, cuando se apuesta por el rescate de la producción agrícola nacional y la reducción de importaciones, bien vale recordar a esta campeona, beber de la experiencia ganadera de aquellos años y rescatar el movimiento de vacas altas productoras.
«Lo más importante que nos demostró Ubre Blanca es que realmente en Cuba hay un potencial genético aprovechable. En la misma vaquería, por ejemplo, existían muchas otras bovinas que daban más de 30 kilogramos de leche por día, o sea, eran de alta producción. Nosotros aún conservamos semen de Holstein que bien podría ser recombinado con Cebú, con un manejo y control adecuados», consideró Hernández.
«Y no se trata de repetir a Ubre Blanca, ni de replicarla ni mucho menos, porque tener varios ejemplares que den más de 100 kilogramos de leche por día, sería algo ideal, pero difícil de lograr. El objetivo es que haya muchas que produzcan más de 20, lo cual ya sería un resultado respetable en cualquier país», añadió.
Según el especialista, también se debería mantener una base buena de Cebú, escogiendo a aquellas con mejores características lecheras. Además, piensa que esta es una etapa ventajosa, porque ha crecido mucho la ganadería campesina y los estudios indican que continuará así.
El doctor Jorge Luis Álvarez Calvo, miembro de la Asociación Nacional de Producción Animal (ACPA), considera que hay material de estudio, experiencias como para hacer los ajustes pertinentes y programas genéticos de acuerdo con las nuevas condiciones de producción.
«Si bien en estos momentos no podemos soñar con una producción intensiva de leche en el contexto nacional, esta sí podría enfocarse hacia las poblaciones vulnerables, como los niños menores de siete años y los ancianos», refirió.
Estima que debemos aprovechar las potencialidades de la genética, aplicada todos los días y a veces de modo inconsciente. «Cuando se tienen cinco vacas, tres que producen diez litros y dos que dan solo dos, y se sacrifican las más improductivas para darles el alimento a las otras, ahí se está aplicando un principio de selección genética que es muy necesario».
Por supuesto, aclara, hay que crear políticas y estrategias que también tengan en cuenta el reordenamiento del ganado de acuerdo con los ecosistemas. «Porque no puedes poner una Holstein, por ejemplo, en Oriente, sino en lugares más frescos».
Todos aquellos hombres y mujeres de diversas disciplinas que de una manera u otra contribuyeron al cuidado y al bienestar de Ubre Blanca en los años 80 del siglo pasado se dieron cita en el CENSA para conmemorar su récord Guinness de hace 30 años.
El acto, organizado por el doctor Jorge Luis Álvarez, sirvió para honrar a esa campeona de Cuba y expresar la necesidad de estimular la producción lechera-ganadera en el país.
Como parte de la celebración, la Sociedad Cubana de Lechería entregó el Premio de excelencia Ubre Blanca, galardón que otorga anualmente a los mejores resultados de la Isla vinculados a la producción de este valioso recurso.