Jazz Vilá. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 21/09/2017 | 05:25 pm
Bien hubiera podido Jazz Vilá seguir disfrutando del éxito que todavía goza por diversas latitudes la película cubana Juan de los Muertos, pero este joven actor está entre quienes prefieren no detenerse ni un segundo. Por eso regresó otra vez a su amada tierra no solo para incorporarse al rodaje de Venecia, de Enrique «Kiki» Álvarez, sino para unirse nuevamente a Teatro El Público, la extraordinaria compañía que dirige Carlos Díaz.
«Enseguida me atrapó la historia de Venecia, un filme que se acerca a la amistad de tres mujeres, donde llevo adelante una actuación especial (Alberto), y vuelvo a compartir el set con el actor y realizador Jorge Molina, el Lázaro de Juan de los Muertos, al tiempo que me reencuentro con actrices con las que había estudiado, como Claudia Muñiz (Marina) y Marianela Pupo, quienes son las protagonistas junto a Beatriz Viñas.
«Esta ha sido una experiencia completamente diferente a la película de Alejandro Brugués, pues se ha trabajado a partir del boceto del guión, de manera que hemos actuado a partir de la improvisación. Es decir, que los diálogos no estaban escritos, sino que solo se había enmarcado la línea central de los personajes. Por tanto tenía mucha libertad para crear, mientras me enfrentaba a otra forma de hacer cine».
—¿Cómo entraste a formar parte del elenco de Juan de los Muertos?
—A Juan de los Muertos llegué convocado por Brugués, después de haber participado en su ópera prima, Personal Belongings, donde representé a Mayito, el médico. Inicialmente, La China, personaje que interpreto en la película, no estaba en el guión, de modo que fue escrito para mí. Así que te puedes imaginar la alegría que sentí cuando Alejandro me dio la noticia.
«A partir de ese momento empecé a trabajar en La China, porque además me brindó la oportunidad de poderla armar en todos sus aspectos, lo mismo a nivel psicológico que desde el punto de vista físico. Así se me ocurrió dotarla de un tirapiedras, pues en un inicio no se sabía el arma que utilizaría. Igual decidí la peluca que traería, la cual le iba a dar un toque más manga, más de personaje de comics. Mucho de lo que ella dice o como se comporta es un aporte mío, porque no quería que se quedara en el cliché del gay. Por tanto, aproveché que ella tenía más libertad para expresarse y actuar, pues a diferencia de los cabecillas de la pandilla: Juan (Alexis Díaz de Villegas) y Lázaro, su comportamiento no respondía a un determinado código moral, sino que pertenecía al grupo, sobre todo, porque necesitaba sobrevivir.
«En verdad, me sentí muy satisfecho con La China, que ha significado un salto hacia adelante en mi carrera. Esta labor ha sido alabada no solo por el público y la crítica de Cuba, sino, además, en los otros festivales donde he tenido la suerte de presentarla, como en Portugal, México, Croacia, España... Sin dudas, Juan de los Muertos me ha abierto no pocas puertas. Estoy muy orgulloso de haber formado parte de ella, porque ha marcado un nuevo acento dentro de la cinematografía cubana, tanto por la manera de hacer el cine, como por haberse adentrado en un género que nunca antes se había explotado en la Isla».
—¿Qué fue de la vida de quien empezara a llamar la atención de los televidentes en Las huérfanas de la Obra Pía, en el tiempo que va entre Personal Belongings y Juan de los Muertos?
—Bueno, estuve cumpliendo compromisos internacionales de trabajo. En España, aunque participé en varios proyectos cinematográficos, me involucré, sobre todo, en el mundo de la danza, del flamenco. Tuve la oportunidad de realizar el asesoramiento dramático de varios espectáculos de reconocidas bailaoras como Eli «La Truco» en Remembranzas, inspirado en Doña Rosita la soltera; o como María Juncal, quien dirigió y produjo la versión completa de El diario de Ana Frank (El encierro de Ana Frank). Al parecer, la reconocida bailaora estará en Cuba para el venidero Festival Internacional de Ballet de La Habana.
«Asimismo, mi accionar en el teatro lo vinculé a la Fundación Shakespeare, de España; y antes de venir conduje un espectáculo titulado La última noche, conformado con textos míos.
«En mi tiempo en Londres, por ejemplo, realicé diversos performances frente a The National Gallery, y colaboré en proyectos al estilo de La fotosíntesis de la flor, centrado por la creadora Lee Pei, entre las diez pintoras chinas contemporáneas más afamadas de ahora mismo. Como puedes imaginar, todas estas vivencias han enriquecido enormemente mi universo artístico».
—Recuerdo que la última vez que conversaste con Juventud Rebelde formabas parte del elenco de Ícaros, con Teatro El Público...
—Efectivamente, y soy muy dichoso pues para un actor constituye una gran suerte poder integrar una compañía teatral de tanto prestigio como esa, bajo la dirección del maestro Carlos Díaz, a quien tanto le debo y admiro. Esa siempre fue mi casa desde que me gradué, y hasta en la distancia estuvo muy cerca de mí espiritualmente, pues nunca dejé de estar pendiente de su magnífico quehacer. Ahora espero con impaciencia a que se produzca esa seductora interacción con los espectadores en las tablas, que tanto bien me hace.