La integración favorece la socialización y el intercambio entre alumnos de diferentes áreas del saber. Autor: Vladimir Molina Publicado: 26/12/2017 | 09:58 pm
«Al principio parecía bien difícil. Eso no se puede negar, sobre todo para los que venían de las otras universidades y debieron acogerse al sistema organizativo de la nuestra», comenta, entre satisfecho y comprometido, Jorge Ignacio Castañeda López, estudiante de 5to. año de Ingeniería en Telecomunicaciones en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV).
«Pero jóvenes al fin, enseguida nos fuimos complementando, hasta sentirnos como una gran familia», expresa, ya convencido de todas las posibilidades que ha abierto el cambio, el también integrante del Secretariado de la FEU en ese centro de altos estudios. «Los muchachos del Pedagógico vinieron cargados de nuevas ideas, listos para aportar sus conocimientos, que ayudan mucho en el tema de la docencia. Los de la Facultad de Cultura Física, por su parte, llegaron con proyectos deportivos y recreativos en las comunidades, algo que ha dado una mayor visualidad a la institución en la ciudad de Santa Clara», dijo.
A una universidad que reúna saberes, elija las mejores prácticas, utilice de manera superior los recursos humanos y materiales, desarrolle la ciencia, la cultura y el deporte, con matrículas mucho más amplias y claustros más numerosos y fortalecidos, ha convocado durante los últimos años la integración de los centros de la Educación Superior.
Porque no bastaba con sumar a la universidad del Ministerio de Educación Superior (MES) de cada provincia la Pedagógica del territorio y la Facultad de Cultura Física. Unificar campus, alumnos, profesores y directivos no era suficiente; se hacía preciso implementar una nueva estrategia de trabajo, y por ese camino transitan hoy, no exentos de reticencias al cambio, aciertos y no pocos temores aún, los centros de Educación Superior de todo el país.
Más allá de los desafíos que gravitan, existe la certeza de que por la senda del proceso de integración va, sin duda, lo que el país necesita para formar a profesionales más integrales y competitivos. En un intercambio de experiencias con alumnos y directivos de las universidades de Santiago de Cuba, Camagüey y Villa Clara, JR pudo confirmar que no faltan razones para seguir apostando por el éxito de este empeño.
El Doctor Andrés Castro Alegría, rector de la UCLV, explica que ese centro de altos estudios, que acaba de cumplir 65 años de fundado, continúa consolidando su madurez académica con no pocos resultados de sustanciales aportes al desarrollo socioeconómico del país.
«Esta siempre fue la universidad más multidisciplinaria de Cuba, y ahora con la integración se solidifica ese carácter. Hoy se estudian 57 carreras de pregrado y más de 47 de posgrado en todas las ramas del saber.
«Si bien en términos físicos la integración concluyó en la UCLV en 2016, el proceso lleva un acomodamiento de los planes y programas de estudio, y de la estructura y organización, que requieren de un tiempo para que se asienten. Todo ello, cuando se alcance finalmente, le dará una nueva cualidad a la universidad», destacó.
A diferencia de la experiencia villaclareña, marcada por una notable distancia física entre la sede de las especialidades pedagógicas y el campus de la UCLV, que en sus inicios hizo más compleja la relación de trabajo, en tierra agramontina siempre estuvo presente el vínculo entre la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y Loynaz (UCIAL) y el Pedagógico, «sobre todo porque los inmuebles estaban muy cerca y porque una nació de la otra, y ese tejido nunca se rompió», ponderó el Doctor Santiago Lajes Choy, rector de la UCIAL.
«Era común ver que profesores del Pedagógico dieran cursos de posgrado aquí, y viceversa. Los estudiantes hacían una fiesta en la sede principal actual y venían los del otro centro. Siempre hubo una gran afinidad, y eso era algo importante para iniciar la integración. En estos momentos solo se dividen en facultades y carreras para recibir las clases».
El Rector camagüeyano significó que antes cada centro pertenecía a un organismo distinto, con culturas organizacionales totalmente diferentes, «cada una con sus cosas buenas y sus cosas no tan buenas, pero con muchas más virtudes que defectos. El mayor desafío estuvo y sigue estando en integrar y no unir, y no sustituir una universidad por otra. La mayor aspiración tiene que ser ir construyendo poco a poco una nueva».
Teniendo en cuenta lo vivido en la tierra del tinajón, Lajes Choy precisó que luego de tres años de iniciado el proceso se comenzaron a integrar las carreras pedagógicas y las de ciencias puras en la misma Facultad. «Hay una carrera de Informática Pedagógica y una pura, y estas especialidades no tenían por qué estar en facultades diferentes. Algo similar ocurrió con los profesores de Matemática y los que estudian la licenciatura en esa ciencia. Unos se forman para trabajar en el sector empresarial y otros para dar clases, pero nada justifica que hoy no estén en los mismos predios formativos.
Estamos desarrollando un proceso complejo en el que intervienen muchos factores, no solo para la universidad como institución, sino también para el sistema de la Educación Superior cubana, resaltó.
«Hay muchas carreras que deben integrarse en una sola, con varias salidas, y a veces esa decisión limita determinados intereses y choca con percepciones ya establecidas que cuesta mucho esfuerzo modificar, por lo que tendrá que seguir siendo una transformación paulatina. En mi opinión, poco a poco quienes hacen resistencia comprenderán el nuevo escenario y se darán cuenta de la necesidad del cambio», consideró.
Semejante parecer acompaña en su gestión a la Doctora Diana Sedal Yanes, rectora de la Universidad de Oriente. «Pasarán muchos años para decir que este proceso terminó. Cada centro tiene su historia, sus prácticas, sus maneras de hacer». Y eso no se logra aunar de modo armonioso y útil completamente de un día para otro.
«Ha sido muy valioso trabajar unidos. Veníamos como universidades certificadas en igualdad de condiciones, y eso era importante ordenarlo de manera conjunta. Los resultados que se muestran ahora son de una universidad integrada, con una fuerza muy grande en su actividad y en su potencial. Nos toca seguir el camino de la consolidación. Cuando pasen diez, 15 años, habrá que analizarlo todo de manera consensuada», comentó.
Para José Ángel Fernández, estudiante de segundo año de Licenciatura en Derecho y presidente de la FEU en la Universidad de Oriente, a los jóvenes les corresponde también vincularse y apoyar con su participación las prioridades del proceso. «Una universidad fortalecida, con un claustro de profesores consolidado y con los recursos materiales bien utilizados nos permite elevar nuestros conocimientos y realizar mejor todas las tareas».
Un tema a debate
En el Décimo Período Ordinario de la Octava Legislatura, la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, de la Asamblea Nacional del Poder Popular, debatió sobre aciertos y desaciertos del proceso de integración, y se conoció que:
—De 69 centros de Educación Superior que había anteriormente, hoy son solo 50.
—De 12 Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) que tenían centros de Educación Superior, hoy son siete, lo que ha llevado a una mayor racionalidad de los recursos y a una formación conjunta mucho más integral y multidisciplinaria.
—De siete carreras pedagógicas que había en 2014, hoy se cuenta con 24 especialidades acreditadas.
—Se disminuyó el número de cuadros de dirección, por lo que ahora están los más idóneos.
—Se ha apostado por una mejor utilización de los recursos materiales y humanos, a partir de la restructuración necesaria en cada lugar (nadie quedó sin empleo).
—Se ha fortalecido y ampliado el desarrollo del deporte universitario al integrarse las facultades de Cultura Física.
—Corresponde ahora evaluar el impacto en las tres funciones básicas de las universidades: la formación de pregrado y posgrado, la investigación científica e innovación para el desarrollo, y la extensión universitaria, destacó el miembro del Buró Político Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.