El Ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez ponderó el papel de la solidaridad internacional para que a Cuba le fuese retirado el ominoso estigma de nación «patrocinadora del terrorismo». Autor: Cubaminrex/X Publicado: 15/01/2025 | 09:39 pm
La evaluación y los calificativos que Cuba hace a la decisión de la administración del presidente estadounidense Joseph Biden de retirar a la Mayor de las Antillas de la lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, fueron reiteradas este miércoles por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, en declaración a la prensa nacional y extranjera acreditada en La Habana, cuando respondió a preguntas que, dijo, se reiteran en las redes sociales, dejando explícito que Cuba nunca debió figurar en el espurio registro: «Fue seria, importante y en la dirección correcta, aunque muy limitada y tardía».
¿Por qué el Gobierno de Estados Unidos ha tomado estas tres decisiones?, fue la primera indagación respondida categóricamente: «Las ha tomado porque su plan ha fracasado», y explicó esta afirmación: ha fracasado en su misión de provocar el colapso de la economía, de lograr la explosión social y sigue sin poder alcanzar el objetivo del Memorando de Lester Mallory de derrotar a la Revolución.
Las medidas del bloqueo y, en especial las adicionales, han creado circunstancias muy difíciles a la economía cubana y generan sufrimiento al pueblo, reconoció el Ministro, pero también consideró que el Gobierno de Biden ha tomado estas decisiones a partir del reconocimiento de que la política que aplicó hacia Cuba «es una política obsoleta, fallida, que no tributa a los objetivos ni a los intereses nacionales de Estados Unidos, ni tiene el apoyo de los estadounidenses ni de los cubanos residentes en ese país».
A lo que agregó que esa política fallida también ha llevado a Estados Unidos a «un gravísimo aislamiento internacional y al descrédito de su política exterior». Sin embargo, aun cuando señaló que son difíciles las circunstancias en que vive Cuba, se mantiene la resistencia y el apoyo del pueblo cubano a la Revolución, al orden constitucional y al ejercicio soberano de su libre determinación. Al respecto destacó la creatividad, el heroísmo cotidiano y la nobleza del pueblo, lo que suscita admiración, respeto, apoyo y solidaridad internacional.
Por qué ahora tomó Estados Unidos la decisión, eso habría que preguntárselo al Gobierno de ese país, apuntó, cuando pudo haberlo hecho mucho antes, y cuando Cuba nunca debió estar en esa lista, porque es una víctima del terrorismo y hasta ese registro carecía de credibilidad y prestigio. Una realidad que le permitió al jefe de la diplomacia cubana sostener que además de eliminar ese instrumento de coerción política contra Estados soberanos, «lo más correcto sería levantar el bloqueo».
La política debía ser de Estado y del Gobierno de turno, especificó, al declarar la disposición cubana de hoy, de siempre y de mañana, del futuro: «La voluntad de trabajar a favor de relaciones civilizadas, en beneficio de nuestros pueblos, a pesar de las muy profundas diferencias que tenemos con los Gobiernos estadounidenses», una disposición que también se reiterará al próximo Gobierno.
¿Serán reversibles las medidas estadounidenses anunciadas el martes?, es también una pregunta que se reitera en las redes. Va a ser difícil explicar si se vuelven a revertir, aunque como medidas ejecutivas, también pueden ser revertidas de manera ejecutiva; sin embargo, destacó que ha sido un acontecimiento importante que conoció el mundo y ha tenido un amplio apoyo internacional, y también en Estados Unidos, donde recibió apoyo significativo de ciudadanos, organizaciones e instituciones.
«Si el Presidente de EE. UU., a través de un proceso interagencial, en el que participan decenas de instituciones, afirma que Cuba no es patrocinador del terrorismo, pues no hay evidencias de que el país se relacione con actos terroristas, por lo que será difícil explicar su inclusión en el futuro», subrayó.
Enfatizó que el pueblo cubano las acogió «con esperanza de que podría abrir un camino hacia una mejoría en las relaciones bilaterales, sabiendo perfectamente que no hay que hacerse ilusiones con expectativas excesivas».