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Se fue 2016, pero quedó la sequía

Las reservas acuíferas en Ciego de Ávila se resienten ante una sequía intensa que ya dura tres años, y con pronósticos negativos para la lluvia en los próximos seis meses

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.— A contrapelo de los deseos, los pronósticos se cumplieron casi con la precisión de un reloj suizo. No llovió en los últimos meses de 2016 y el cierre con broche de oro lo tuvo diciembre con solo siete milímetros de precipitaciones.

Como resultado, Ciego de Ávila recibe 2017 con 36 meses de sequía y sus reservas de agua en tensión, algunas en estado crítico. También con la búsqueda de alternativas por la población para acopiar el líquido, que se deberá administrar con bastante cuidado, más aun ante la existencia de numerosos salideros y un pobre equipamiento para controlar en toda la provincia la pérdida por esa causa de hasta el 60 por ciento del agua bombeada.

De acuerdo con datos de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, de las siete presas existentes en la provincia, dos embalses —Sabanas Nuevas y Puente Largo— se encontraban en nivel muerto y el resto acumulaban entre un 20 y un 30 por ciento de su capacidad.

El Complejo Hidráulico Liberación de Florencia, conformado por dos embalses —Cañada Blanca y Chambas—, con capacidad para 79 millones de metros cúbicos, tiene agua solo al 29 por ciento de su capacidad.

En total, entre el líquido acopiado en los lagos artificiales y los embalses naturales la provincia avileña cuenta con una reserva de más de 172 millones de metros cúbicos, el 48 por ciento de los 359 millones que puede almacenar. En esas cifras se destaca la Laguna de la Leche, el mayor lago natural del país, que acumula más de 122 millones de metros cúbicos de 130 millones posibles.

El manto subterráneo continúa siendo la mayor fuente de agua de la provincia. Pero la lluvia del año pasado nunca superó sus promedios históricos y las mayores precipitaciones se registraron fuera de estos sectores, por lo que la recarga fue débil.

Así hoy, de los 15 sectores, cinco se encuentran en alarma —el nivel más crítico— e igual número en alerta; aunque era probable que, al momento de redactar estas líneas, alguno de estos últimos fuera marcado en los mapas con color rojo, la señal de máxima preocupación.

Para mayor atención, la intrusión salina ha crecido en ambas costas y los pronósticos del tiempo indican que no lloverá hasta mayo, luego de que a la altura de marzo La Niña se retire y desaparezcan paulatinamente las condiciones que inhiben la ocurrencia de lluvia. Solo que, de acuerdo con los modelos, habrá que esperar a los meses comprendidos entre agosto y octubre para que estas sean más intensas y ocurra una recuperación de los embalses y el manto.

Con todo, la situación de la provincia, en especial de la ciudad cabecera —donde se asienta el mayor núcleo poblacional— pudiera haber sido peor de no haberse tomado una serie de medidas, entre estas la construcción de una conductora de enlace para bombear los 300 litros por segundo que actualmente se entregan a la zona norte de la ciudad desde los pozos del sur, cuya situación puede garantizar un respiro.

También Recursos Hidráulicos desarrolla un plan de 28 acciones para enfrentar los próximos seis meses, los más críticos de la actual sequía, y que comprenden la ubicación de nuevas fuentes de abasto para las ciudades y poblados, la sustitución de válvulas para el mejor control del agua y la eliminación de salideros, y obras para detener la intrusión salina, entre otras labores.

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