Diana Rodríguez alertó sobre la formación desproporcionada de universitarios en ciencias sociales, sobre todo en las sedes municipales. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:06 pm
Según estudios de la Universidad de La Habana, el país tiene potencialidades para producir alimentos para una población muy superior a los 11 millones. Sin embargo, por factores múltiples, entre estos la deficitaria explotación de las tierras, anualmente seguimos importando productos a un costo superior a 1 000 millones de dólares.
Lo anterior salió a colación entre los estudiantes de cuarto año de la carrera de Psicología de la casa de altos estudios, quienes tuvieron la posibilidad, como tantos cubanos, de discutir y hacer sugerencias al Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
«Tenemos que despojarnos del criterio de que en Cuba se vive sin trabajar. Muchas personas, según estudios, requieren de subsidio. ¿Por qué entonces subsidiar masivamente, como ahora?», inquirió Abel Fundora, secretario del Comité del Partido en la Universidad de La Habana.
El dirigente partidista explicó que el país está inmerso en el reordenamiento del trabajo por cuenta propia. Hasta ahora prevalecen las licencias para brindar servicios, pero la propia praxis conllevará a que este comportamiento varíe en el marco de un período comprendido hasta el 2015.
Ante la duda de la estudiante Paloma Henríquez, acerca de cómo hacer tangible la propuesta implícita en el lineamiento 42, el cual plantea un incremento de la productividad del trabajo que supere el aumento del ingreso medio de los trabajadores, Fundora señaló que se necesitan constructores, carpinteros, personas dedicadas a oficios deficitarios en la actualidad.
Consideró que esas labores serán estimuladas también de manera cooperativizada. Aclaró que la manera de retribución debe ser mediante el aumento de la productividad, con la liberación de las fuerzas productivas. Otras opciones generan desequilibrios económicos.
La profesora Lourdes Fernández, secretaria del núcleo del Partido en la Facultad de Psicología intervino para reforzar que en la actualización de nuestro sistema económico primará la planificación, y no el mercado. Reflexionó sobre las dimensiones que puede adquirir el cuentapropismo en la Isla, y el rol que desempeñarán los trabajadores acogidos a esa modalidad.
«Ellos son necesarios, pero hay que lograr un buen desempeño de la agricultura, las industrias y la colocación de sus productos en el mercado internacional», apuntó.
Explicó que con el trabajo por cuenta propia los dineros circulan de una mano a otra, pero el país necesita divisas fuertes para desarrollarse. Recordó que el lineamiento 65 exhorta a trabajar con rigor para aumentar la credibilidad del país en sus relaciones económicas internacionales, mediante el estricto cumplimiento de los compromisos contraídos.
El valor agregado
Exportar el níquel bruto da menos ganancias al país que procesándolo y extrayendo el cobalto que a este mineral se asocia. Lo mismo sucede con los cítricos y otros rubros nuestros. Por eso es imperioso desarrollar una economía donde el valor agregado se vea como un filón a tener en cuenta.
Sobre el tema reflexionaron los futuros psicólogos quienes valoraron de muy acertada la política de diversificar la estructura de las exportaciones de bienes y servicios, con preferencia las de mayor valor agregado y contenido tecnológico.
Yisel Gómez lamentó que en los campos, a veces, se pudran cultivos por falta de transporte y sobradas trabas burocráticas, cuando pudieran procesarse y satisfacer el mercado nacional, para evitar que se importen productos como el puré de tomate.
La discusión promovida por esta joven provocó que Danai Rodríguez, a quien la agricultura le toca de cerca por proceder de una familia campesina, preguntara por qué un producto agrícola no puede venderse en otra localidad fuera de donde se cultiva. Dijo que cosas como esas desmotivan a los campesinos que ven con impotencia como a veces se echan a perder sus cultivos.
Estos jóvenes preocupados por todo lo que frena el desarrollo económico, social y político en la Isla preguntaron en más de una ocasión cuándo vamos a ver los frutos de los lineamientos.
Para responder Abel Fundora calificó el proceso de actualización del modelo económico en que está imbuido el país como el más complejo de los 50 años de Revolución. Se procura que el debate de los lineamientos llegue a todas las esferas, porque para materializar sus acápites se precisa de la participación de todos.
Coherencia
«A mí me parece tan perfecto lo relativo a la educación que es casi utópico», consideró Diana Rodríguez luego de que se abordara el capítulo VI de los lineamientos donde se sugieren para la enseñanza preescolar, primaria y media políticas encaminadas a continuar avanzando en la elevación de la calidad y rigor del proceso docente educativo.
En este mismo acápite se traza una política dirigida a lograr un mejor aprovechamiento de las capacidades existentes, a partir de la constitución de centros mixtos que garanticen la formación de los diferentes niveles de enseñanza, en correspondencia con las necesidades.
Diana consideró incongruente la formación de tantos universitarios, sobre todo en ramas de las ciencias sociales, durante el proceso de universalización con sedes en los municipios.
Yenia Morales dijo que el problema en la educación debe cogerse de raíz, pues ahora hay un rigor en los preuniversitarios que tal parece como si esos jóvenes transitaron por una primaria y secundaria sin ninguna dificultad.
Yisel Gómez en una de sus intervenciones expresó que el proceso de selección debilitado está afectando no solo al sistema educacional, sino también al de la salud pública. Muchos de los que escogen enfermería y otras especialidades paramédicas son los peores estudiantes.
Sydney López argumentó que si queremos más ingenieros se precisa una formación vocacional desde las edades tempranas. Propuso adicionar un lineamiento que tuviera en cuenta este aspecto, el cual requiere de una habilidad de artífice, pues el amor por una ciencia o el interés por un perfil determinado de la economía no se logran súbitamente, ni por decreto, ni voluntarismo.
«Existen los círculos de interés para desarrollar la vocación y contribuir a la orientación profesional, pero no funcionan como deberían», acotó.
El arte de lo posible
La mayoría de los empleos prevalecientes en la Isla corresponden a la esfera de los servicios, y el 80 por ciento de las plazas la ocupan mujeres.
Esa realidad preocupa a la estudiante Rosabel Rosabal, quien teme que con la reducción de plantilla que se avecina muchas féminas queden sin trabajo, aunque tengan bajo su responsabilidad mantener una familia, como ocurre frecuentemente.
De la duda la socorre Abel Fundora al señalar que cuando se inicie el proceso de desinfle de las plantillas habrá una sinergia entre los factores comunitarios, las organizaciones de masas, políticas y el Estado que no permitirán que nadie quede a la deriva.
El dirigente político de la Universidad de La Habana recordó que el 80 por ciento de los trabajadores deben estar vinculados a la producción y el resto debe corresponder al personal administrativo o indirecto, sin embargo actualmente la pirámide está al revés, por lo que habrá que llevarla a su estado natural para romper con la burocracia que tanto empaña los propósitos del socialismo.
Ana María Cabrera propuso incluir entre los lineamientos la posibilidad de que los dueños de carros, sin excepción, puedan venderlos. Hasta ahora eso se hace de manera clandestina.