Acuse de recibo
El pasado 6 de septiembre, desde Antilla, en Holguín, Miguel Escalona Mesa relataba la agonía sufrida después que el Gobierno municipal decidió demoler el edificio donde habitaba, por su deterioro, y levantar otro para sus moradores. En noviembre de 2017, fueron entregados los apartamentos del nuevo edificio, menos el de Miguel, que presentaba filtraciones, a reparar por los constructores.
En varias ocasiones, contaba, se acercó al director municipal de Vivienda, quien finalmente le dijo que ya lo habían arreglado y solo faltaba la pintura. Miguel esperó año y medio, hasta que apeló a la presidenta del Gobierno municipal, sin lograr una respuesta.
«Al cabo del tiempo, dijo, me citan para la entrega, con una comisión integrada por el director municipal de Vivienda, el de la Construcción y cuadros del Gobierno… El apartamento estaba en pésimas condiciones: rajadas paredes exteriores e interiores… Lámparas fundidas, baño sin llaves… Un desastre y no acepté».
La comisión decidió reparar el apartamento. Y lo citaron para la segunda entrega. «Todo estaba igual o peor, decía. Donde se reparó se había vuelto a rajar. El baño en las mismas condiciones, además de la pared interior también rajada. A la meseta de la cocina le faltaban azulejos».
En noviembre de 2019 reclamó en Fiscalía Municipal, que dio cuenta a la presidenta del Gobierno en Antilla. El 16 de enero de 2020 ella solicitó que dieran respuesta. El 14 de febrero, en reunión con la presidenta del Gobierno, el director de la Vivienda municipal y otros funcionarios, se acordó consultar a la Dirección Provincial de la Vivienda para dar una respuesta.
«Todavía hoy 27 de agosto de 2020, concluía Miguel, no he tenido respuesta alguna. El apartamento está en las mismas condiciones, cuando nuestro Presidente ha sido claro respecto a la calidad de las obras. Aclaro que no soy un subsidiado. Soy propietario y tengo que pagar el apartamento».
Al respecto, ayer, más de cinco meses después de publicada la queja, llegó la respuesta de María Teresa Cruz, directora provincial de la Vivienda en Holguín, y Arelis Carbonell González, especialista principal de Atención a la Población de esa entidad. Y la misiva venía fechada el 23 de septiembre.
Precisan que, según la Dirección Municipal de la Vivienda, el caso había sido atendido reiteradas veces por diferentes instancias municipales, por la inconformidad de Miguel, «en tres ocasiones que se ha tratado de entregar el inmueble después de casi un año de su terminación».
Plantean que durante ese período existieron problemas constructivos en el segundo nivel, que se trabajaron desde el tercer piso. «Sin embargo, dicen, en las dos primeras entregas estuvo inconforme por la calidad de la obra, que fue asumida por el organismo constructor Acimut.
«En la tercera entrega, prosiguen, en presencia del vicepresidente del Órgano, vice de la Construcción, inversionista y responsable de la obra, el promovente detectó nuevos problemas en el apartamento, negándose a recibir nuevamente la vivienda, motivo por el cual el vice del Órgano emitió un escrito con la firma de los presentes de la inconformidad, y que no quería ese apartamento. Por lo cual indicó la Presidenta del Gobierno Municipal que mediante escrito a la Dirección Provincial de la Vivienda se pidiera asesoría en su actuar. El mismo fue recibido por el funcionario George el 28 de marzo del presente año, dirigido hacia el área jurídica. Sin embargo, siete meses después aún no se tiene respuesta».
Tras conciliar de nuevo con el subdirector de Inversiones la solución constructiva que presenta el apartamento para una nueva entrega, añade, este certificó darle seguimiento al caso por los desperfectos que presenta. Se concilió con el constructor y se le dio fecha de término hasta el 30 de septiembre. Incumplió, por lo que de nuevo se concilió, concediéndole una nueva prórroga para el 30 de noviembre.
Se quedó en darle seguimiento por parte de la Dirección Municipal de la Vivienda de Antilla al cumplimiento por parte del Organismo Constructor, «y así proceder a su entrega dándole solución a la problemática planteada por el promovente; por lo que esta queja se clasifica con razón y pendiente de solución, siendo todo lo que al respecto podemos informar», concluyen.
Tardía la respuesta, y no profundiza en lo esencial: el porqué de tanta chapucería y pésimo trabajo, tanto de constructores como de quienes debían controlar la calidad de la obra. A estas alturas, ¿se habrán resuelto tantos problemas?