Acuse de recibo
Silvia Juviel Vega (finca Amalia, calle H, final, Reparto La Torre, Caibarién, Villa Clara) relata que el sábado 3 de noviembre de 2018 hubo una avería por la caída de un cable de alta tensión (13 000 voltios); y el alto voltaje entró a varias viviendas del barrio, entre ellas la suya, y en la estación de Meteorología de ese municipio.
Con la avería, se le afectaron la mayoría de los equipos electrodomésticos: refrigerador, televisor, caja decodificadora, dos ventiladores, una cocina de inducción y una lámpara recargable.
«Al ocurrir el hecho, precisa, solo se presentó el carro de guardia de la UEB de Caibarién, a restablecer el fluido eléctrico. No se hizo una evaluación de los daños, ni se nos dio ninguna explicación de las causas de lo ocurrido, como está orientado».
Y el 19 de noviembre respondieron que no procede la reclamación porque un aura tiñosa había tumbado el cable, y eso no era culpa de la Empresa Eléctrica. Los afectados no estuvieron de acuerdo, pues nadie fue testigo de lo del aura ni nadie vio cuando cayó el cable.
«¿Cómo un aura va a tumbar un cable de alta tensión? Si esto ocurre, debemos concluir que este no estaba debidamente conectado», argumenta Silvia.
El 20 de noviembre reclamaron a la Empresa Eléctrica provincial, y la respuesta el 28 de noviembre fue también que no procedía la reclamación.
«La provincia solo verificó los equipos rotos, aclara, no hizo entrevistas a los vecinos. No visitó el lugar de los hechos. En fin, no hizo ningún tipo de investigación. Solo se limitó a estudiar el documento de la UEB de Caibarién».
Enfatiza Silvia que era un cable de 13 000 voltios, y que, aunque los daños fueron únicamente materiales, pudo haber pérdida de vidas humanas. «Esto es algo muy serio y peligroso, y no puede quedarse sin resolver; porque, ¿quién garantiza que este hecho no se repita?», expresa Silvia, quien declara sentirse «maltratada, molesta y decepcionada».
Dijo: «En menos de un segundo perdí todo lo que me había costado años de trabajo y sacrificios; no solo he recibido daños a la propiedad, sino a la integridad de mi persona y a la de mi familia, y que no se muestre interés, preocupación y responsabilidad ante tal hecho.
«Es muy lamentable que eso ocurra: la UEB de Caibarién culpando a un aura para evadir responsabilidad; y la provincia leyendo fríamente un documento, sin interiorizar que detrás de ello hay familias padeciendo, y que si no tuvimos ninguna culpa de lo sucedido, pues todo ocurrió a cientos de metros de nuestras viviendas, esto no es de ninguna manera un trato digno, como el que merecemos», concluye Silvia.
Roberto Ruiz de la Rosa (edificio H 21, apto. 27, zona 13, Alamar, La Habana) cuenta que hace nueve meses, cuando la Empresa Eléctrica cambió los breakers de los apartamentos, dejó sin corriente las escaleras y las farolas frente al edificio.
Después de muchas gestiones y escritos a todos los implicados, y tras cinco meses sin luz, fueron los de la UEB Eléctrica del municipio y resolvieron el problema, pero solo de tres escaleras, y dejaron la de Roberto y demás vecinos sin luz, pues plantearon que volverían al día siguiente a restablecerla. Y ya hace tres meses que siguen esperándolos.
«La oscuridad frente al edificio es grande, refiere, lo que hay es un gran placer. Cuando cae la noche la oscuridad dentro de la escalera es impenetrable, y si uno abre la puerta después de las 8:00 p.m., no puede ver a la persona que esté parada a dos pasos de la puerta.
«Mi esposa y yo, ambos de 75 años de edad, vivimos en el 4to. piso, y, para subir o bajar las escaleras de noche, literalmente nos jugamos la vida. Y no somos los únicos. El tiempo sigue pasando y los diez apartamentos de esta escalera seguimos afectados», termina Roberto.