Varios estudios confirman que el número de conflictos y rupturas asociados al uso de las redes sociales va en aumento en todo el mundo, entre otras cosas porque a mucha gente le molesta el tiempo que su pareja pasa conectada o pendiente de su móvil, mientras descuida sus deberes en casa y sus encuentros eróticos en vivo.
También causan discordia husmear en el perfil de la pareja, la obsesión por los nuevos contactos, la interferencia en conversaciones privadas y subir fotos pasadas de tono o en las que aparece alguien que no lo autorizó. Al parecer ese entusiasmo de publicar todo lo que se hace o dice no atrapa tanto a los hombres, menos acostumbrados a compartir sus experiencias con extraños y más celosos de que sus parejas lo hagan.
Pero la culpa no es de la tecnología: Internet no destruye el vínculo con tu pareja, solo saca a flote si aún no descubren cómo pasarla bien juntos, o demuestra que tienen una adicción igual de peligrosa que el alcohol o el tabaco.
En compensación también crecen las parejas nacidas en las redes y cada vez hay más sitios para coordinar encuentros o garantizar cibersexo discreto.