O.R.: Me siento mejor con este novio que con otros que he tenido en mi vida. Sin embargo, con él tampoco logro el orgasmo. Eso solo lo alcanzo a solas y mirando una escena de la cual no me atrevo a hablar, ni siquiera con él porque me avergüenza. ¿Qué puedo hacer?
Compartir fantasías enlaza la intimidad de los amantes. Aviva el erotismo en las parejas, posibilita consentir a ser parte de escenas imaginadas, encontrar un aliado en su realización, reinventarlas, etcétera. Tal vez, el desenlace se separe de la idea inicial, sin dejar de invitar a participar de un juego que avive el deseo hasta sorprenderte con el deleite.
Pero no siempre es fácil llegar ahí. Algunas fantasías que se repiten con fijeza desafían nuestros ideales personales del bien, la belleza o los buenos modales. No con todas las personas podemos compartir esos secretos. La confianza y la complicidad pueden necesitar pasos previos para asentarse. Te sientes mejor con este novio, pero tampoco puedes dejar de sentirte distante. El deleite erótico sigue dependiendo de tu soledad. Tal vez sea tan satisfactorio continuar así que no precises ceder parte de eso a la vida en pareja. O quizá no has encontrado un compañero en quien confiar, y temas entregarte y quedar vulnerable.
No podemos determinar la razón que te mantiene al margen. No obstante, ya comienzas a interesarte por esta ausencia de orgasmos con ellos, en contraste con tus momentos eróticos a solas. Si te interesa comprender qué puede estar impidiéndote avanzar, puedes asistir a una consulta sicológica y buscar maneras de consentir realizarte con aquello que hoy te avergüenza.