Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

A.T.: Tenemos una relación matrimonial de nueve años, pero siempre hemos tenido problemas en nuestra intimidad. Me siento muy satisfecha cuando hacemos el amor, pero él presenta inapetencia sexual. Yo me siento frustrada. He tratado de ayudarlo pero en esta ocasión todo resultó mal. Le pedí que habláramos como siempre lo hacíamos. Él se fue de casa y yo estoy destruida. Me pide un tiempo para despejar su mente y darme una respuesta. Estoy segura de que él no tiene otra relación. Pero es una persona muy cerrada y muy negativa. Sé que necesita ayuda sicológica y le pido que la busquemos juntos pero no quiere. Me dice que es él quien tiene el problema y quiere resolverlo solo. Tengo 44 años y mi pareja 40.

Usted anhela a alguien, cuyo deseo se muestra esporádico.  Le solicita atención pero se aleja. Se frustra una y otra vez, sin dejar de insistir. Ahora podría reflexionar sobre esta posición de aceptación, solicitud y espera por quien prefiere retirarse.

Quizá un cambio de posición de su parte pueda despertar el deseo que hoy se adormece. Tanta demanda y disposición no han sido suficientes para atraer a este hombre.

Son muchas las razones por las cuales desfallece el deseo. Descompensaciones síquicas, enfermedades, consumo de sustancias químicas como medicamentos pueden condicionar esta dificultad. Otros aspectos referentes a la relación como la falta de estimulación apropiada, la exigencia excesiva, el tedio, u otros conflictos pueden estar en la base de este problema. Él no le dejó otra opción que esperar. Tendrá que aceptar y continuar su vida. No podrá ayudarlo si él no quiere. En cambio, sí puede buscar ayuda para afrontar esta situación que hoy le afecta.