M.I.: Hace cuatro años tuve un novio con el cual duré solo uno. Él terminó la relación porque después de graduarse volvería para nuestra provincia y ya no podríamos estar juntos. Estaba enamorado de mí, pero su orgullo estuvo por encima de ese amor. Ahora lo busqué para intentar salvar lo que un día él terminó. No tuvo más novia, dice que ha sufrido mucho, que está loco por mí, pero cuando termina una relación es para siempre y no vuelve. No sé qué hacer, porque lo amo y siento que él también me quiere. Tengo 23 años.
Tendrás que continuar tu vida si él no cambia de opinión. Determina cuánto más harás y cuánto más necesitas para salvar esta historia o aceptar su fin.
Podrías intentar desentrañar y combatir la razón que se esconde tras este pretexto, utilizado para renunciar a ti. Quizá encuentres algún modo de enamorarlo nuevamente, de evocarle un deseo superior a sus barreras. Incluso valdría sugerirle que analice a solas o junto a un especialista su cobardía amorosa, en caso de ser cierto su discurso. Sería posible advertirle que no será eterna la oportunidad para revivir la relación trunca. Y ciertamente, en algún momento debes parar de intentarlo.
Es preciso que él cambie su cómoda posición subjetiva y empiece a desearte más que a sus razones de separación. Una relación es una apuesta de dos. Requiere mucho valor, creatividad, flexibilidad, entusiasmo, confianza, altruismo y una lista inmensa de otros recursos compartidos. El amor es esencial, pero insuficiente.
Si solo cuentas con tu disposición tarde o temprano tendrás que reorientar tu capacidad de amar hacia alguien más apto para acogerla, potenciarla y defenderla.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica, consejera en ITS y VIH/sida y psicoanalista