Mi camino hacia la sanación, tras haber estado vinculado con una persona con trastorno narcisista, fue un viaje profundo y transformador. Ese fue el punto de inflexión que me llevó a iniciarme en el camino del yoga, el thai y la búsqueda espiritual. Como alguien que ha navegado por este difícil trayecto, quiero compartir mi experiencia.
Autoconciencia: el primer paso fue reconocer cómo mis propios patrones y heridas me predisponían a relaciones tóxicas. Preguntas clave como: «¿qué aspectos de mí me hicieron vulnerable a este tipo de relación?», fueron cruciales.
Reconocimiento del dolor: admitir y procesar el dolor fue esencial. La terapia me proporcionó un espacio seguro para explorar mis emociones sin juicio.
Rescritura de narrativas: a través de la terapia, comencé a cuestionar y rescribir las historias que me contaba sobre mí mismo y mis relaciones. «¿Cómo puedo ver esta experiencia desde una perspectiva que me empodere?», fue una pregunta transformadora.
Establecimiento de límites: aprender a establecer límites saludables fue un paso crucial. Comprender que «No» es una oración completa y que tengo derecho a mi espacio y respeto, fue liberador.
Reconstrucción de la autoestima: trabajar en mi autoestima fue vital. Reforzarme con afirmaciones positivas y reconocer mis propios logros me ayudó a reconstruir mi confianza.
Reconexión con el yo auténtico: redescubrir quién era antes de la relación y quién quería ser después, fue un viaje emocionante. La creatividad y la expresión personal fueron herramientas clave en este proceso.
Reconstrucción de la red de apoyo: reconstruir mi red, rodeándome de personas que me respetan y me valoran, fue esencial para mi recuperación.
Este viaje no fue fácil, pero me permitió transformar mi dolor en crecimiento y resiliencia. Para aquellos en caminos similares, recuerden: la sanación es posible, y no están solos en este proceso.
Alain Ávila Allende, promotor de la plataforma Senti2 y practicante de yoga Kundalini.