Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades… Artículo 42 de la Constitución de la República de Cuba, 2019
Sobre la diversidad de familias en la Cuba actual se debate aún en el foro iniciado el pasado miércoles en JR. En la arrancada del diálogo participaron las Doctoras Yamira Puentes y Ada de la Caridad Alfonso, especialistas del Cenesex (Centro Nacional de Educación Sexual) e integrantes de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la
Sexualidad (Socumes).
Hasta el cierre del martes se habían recibido más de 200 comentarios, algunos con dudas sobre la conveniencia de realizar la prueba citológica a mujeres no heterosexuales, la posibilidad de cambiar la orientación sexual, si el consumo de pornografía influye en los intereses eróticos, a partir de qué edad se confirma la sexualidad de una persona, qué peso tiene la apariencia física en la identidad y las conductas sexuales…
«El cuidado de nuestros cuerpos está implícito dentro de los derechos sexuales», destacaba la Doctora Puentes en respuesta a una de esas preguntas, y justamente sobre el ejercicio de los derechos versó la mayoría de las intervenciones, unas muy tajantes, otras más conciliadoras.
En general se percibe cuánto nos falta por lograr en materia de cultura jurídica y educación sexual, pero también cuánta empatía generan las angustias de las llamadas «minorías» y la fuerza del reclamo social de contar con mecanismos que pongan freno al menoscabo de su dignidad individual.
A pesar de ser un tema de amplias raíces y repercusiones en todos los ámbitos de la vida íntima y social, el debate se ha enfocado en el reconocimiento explícito de uniones afectivas y variantes de maternidades y paternidades no heteronormativas.
Desde la duda o la intransigencia, algunos foristas comparten
posiciones contrarias al enfoque de la equidad, pues conciben el matrimonio como institución con fines reproductivos y por tanto exclusivo para un hombre y una mujer.
A tales juicios excluyentes han respondido especialistas del Cenesex, activistas de las redes LGTBI+ y otros lectores que consideran el concepto muy limitado y poco realista, teniendo en cuenta que las estructuras familiares han sido siempre diversas en todos los tiempos, aunque no se reconocieran formalmente, lo cual ha dado pie a injusticias que afectan la integración social y el desarrollo de muchísimas personas.
Al respecto, la Doctora Ada Alfonso considera que depende de los significados que cada quien atribuye al matrimonio, pero las parejas no se unen para procrear, sino porque les interesa construir un proyecto de vida juntos: «No se unen por necesidades demográficas, no lo hacen para aportar hijos a la sociedad, la mayoría de las uniones tienen como base el amor y el deseo», precisó.
Historias de vida y razonamientos respaldan esa certeza en el foro: personas que no pueden o no quieren tener hijos propios, activistas que han sufrido discriminación, profesionales
que prefieren basar sus elecciones en evidencia científica… «seres sociales deseantes»
—como nos describe Alfonso—, que pueden ponerse en el lugar del otro y comprender que lo que hace vulnerable a unos, termina perjudicando a todos.
Un análisis cuantitativo de los comentarios recibidos hasta ayer demuestra que en el público de JR prevalece la voluntad de no excluir a nadie en el reconocimiento de todos los derechos bien definidos en la Constitución.
No obstante, en el foro aparecen criterios que pretenden confundir a la población haciendo ver que enmendar injusticias hasta ahora preteridas implicará una supuesta vulnerabilidad de las familias tradicionales.
«Como yo lo veo, al ampliar garantías no se excluye a nadie: todo lo contrario», escribía una lectora muy joven. «Tengo solo 22 años y estudio Informática, y me doy cuenta de que mis derechos de heterosexual no están en juego aquí para nada. Yo sí espero que se ayude a las lesbianas que quieren inseminarse, al padre que está solo y todo el mundo cree que no puede hacerlo. A la abuela que cuida hace años dos nietos porque los padres viajaron. Al señor que crió hijos ajenos y porque se separaron no tiene derecho a verlos o seguir ayudándolos y sufre. A la que atiende al hijo de su hermana porque la madre es una adolescente que no se ocupa del bebito. Y no estoy hablando de novelas ni nada de eso, nada más pararme en mi balcón veo todas esas historias y me da pena con esas familias (…). ¡Qué suerte yo he tenido! Y quiero que los demás también tengan felicidad».
Nombrar, mencionar la diversidad la hace visible, escribió la Doctora Alfonso, y su colega Puentes resaltaba que el respeto a las personas, con independencia de su identidad de género, es un derecho sexual.
¿Qué crees tú? Para participar en el foro escribe directamente en el cajón de comentarios de la página web (http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2021-05-04/este-jueves-entrevista-online-con-expertas-del-cenesex) o al correo sentido@juventudrebelde.cu. Al finalizar el mes de mayo socializaremos un pdf con todos los criterios publicados