Por octava ocasión la Universidad de las Ciencias Informáticas acogió la simultánea de creación de juegos de video más grande del mundo. Más de un centenar de jóvenes pusieron a prueba su creatividad durante 48 horas seguidas
Una idea puede mover montañas, dice el refranero. O puede hacer, también, que de las profundidades nazcan buenas cosas. Al menos eso es lo que nos llevamos de la edición 2023 del Global Game Jam, celebrada el pasado fin de semana en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI).
Esta vez, la simultánea de videojuegos más grande del mundo —se realiza en más de un centenar de países— tuvo como tema central raíces, concepto del que se apropiaron los 30 equipos participantes, cada uno de cuatro integrantes, para llevar a ceros y unos historias y mundos digitales interactivos.
Jóvenes estudiantes de la propia UCI, así como de la Universidad de La Habana, la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae), además de seis equipos de los institutos preuniversitarios vocacionales de ciencias exactas Vladimir Ilich Lenin y Humboldt 7, junto a desarrolladores independientes, pusieron todo su empeño durante 48 horas seguidas para hacer realidad sus videojuegos.
Es este un evento muy singular. Primero, porque casi nadie duerme durante dos días. Algunos dirían que «de gratis», pero la pasión por los videojuegos es así, se lleva en la sangre. En un lugar como ese se pone a prueba no solo la stamina de los jammers —como se les llama a los que participan—, sino su creatividad y habilidades diversas: diseño gráfico, composición musical, programación, modelación, entre tantas otras que se necesitan para convertir ideas en mundos digitales.
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Resultó curioso en este Global —nombre que le dan en Cuba al evento—, la presencia de tantos equipos de estudiantes de la enseñanza preuniversitaria. Al mismo tiempo, el empeño de sumar a otros todavía más jóvenes no fue menos importante, pues por vez primera se efectuó el Global Game Jam Next, dedicado a niños y adolescentes de entre siete y 15 años de edad, quienes participaron de forma virtual con el tema La ciencia infantil.
Lo destacable de la participación de los preuniversitarios es que estos bisoños no tienen en sus currículos académicos la asignatura de programación y ya dominan herramientas como Godot, Game Maker Studio o Unity, motores gráficos que permiten desarrollar videojuegos.
Como explicaron a este redactor los integrantes del equipo Los candelas, de Humboldt 7, han aprendido por interés propio —tienen en la mira la carrera de Ciencias de la Computación—, y a uno siempre le queda la interrogante de si quizá resulte necesario introducir este tipo de conocimientos en las primeras enseñanzas, especialmente por dos motivos: la transformación digital a la que aspira Cuba lo requiere a largo plazo, y es condición sine qua non si queremos una industria de videojuegos nacional.
Esto último parece que ya comienza a calar entre los decisores y las instituciones. El sábado 4 de febrero, cuando restaban poco menos de 24 horas para cumplir los dos días de Global, visitaron la sede del evento la ministra de Comunicaciones Mayra Arevich Marín, acompañada por autoridades de ese organismo, de la propia UCI y del Parque Científico Tecnológico de La Habana.
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Roger Durañona Vargas, escritor y desarrollador de videojuegos, ofició como parte del jurado en este Global. Aunque el evento no es competitivo, Cuba sí entrega reconocimientos a los mejores juegos presentados.
A juicio de este especialista, oriundo de Santiago de Cuba, lo visto muestra la calidad de los desarrolladores cubanos.
Durañona Vargas considera que eventos como este son necesarios para fomentar el desarrollo de videojuegos. Al ser interrogado sobre el futuro de una industria en el país que se dedique a este rubro, matizó que no existe legislación al respecto, persisten trabas y se hace difícil tener futuro con esta carrera.
El videojuego necesita de un financiamiento serio, acotó, y hasta que no exista un apoyo claro en este sentido, que permita asociaciones con la industria fuera del país, no tendremos resultados grandes, abundó.
Sobre el Global en general, Bárbaro Guillermo Barroso Gómez, jefe del comité organizador, apuntó que tuvo mayor visibilidad, tanto a nivel nacional como internacional. Asimismo, ponderó que fue esta una edición para probar cosas nuevas, como la inclusión por vez primera de niñas y niños.
Barroso Gómez puntualizó que pudo observar mejor preparación de los estudiantes de preuniversitario, demostrado en los resultados que presentaron.
Agradeció, por otro lado, el interés del Gobierno y los patrocinadores por el GGJ 2023, apoyado en su octava edición en la UCI por el Parque Científico Tecnológico de La Habana, la Editorial Pueblo y Educación, la Unión de Informáticos de Cuba, el Ministerio de Educación Superior, los Estudios de Animación del Icaic, el proyecto Scratch Cuba y el proyecto de desarrollo local Meñique.
Sobre el futuro, consideró Barroso Gómez que se ve por primera vez una intención en trabajar para consolidar todo un movimiento, una industria en torno al tema, al tiempo que llamó a realizar acciones que concreten todavía más esas intenciones.
Hay capacidad y personal para desarrollar este mercado, personas con buenas ideas, lo demostramos cada año con el Global Game Jam, lo que no tenemos hoy son los mecanismos legales y comerciales que permitan profundizar más, sentenció.
El jurado del Global Game Jam 2023, en su edición cubana, consideró como los tres juegos más destacados a:
Raiza, la aventura de una raíz (equipo Guilty Geek).
Deep in the roots (equipo Good Vibes).
Last Hope (Sofflimits).
Asimismo, otorgó menciones a:
The Root of the Monster (equipo SS Chimera)
Roots (equipo Legacy)
Koren (equipo Borient)
Daniela Rodríguez Companioni - Proyecto Isla del Coco.
Xiang Joel Joa Calderín - Proyecto Ruta del Saber.
Teresa Ling Téllez Joa - Proyecto Conociendo La Edad de Oro.
Isabella Marie Abreu Bamio - Proyecto Personajes de cuentos infantiles.
Naomi Vázquez Vega - Proyecto Un barco de papel.
Mónica Hernández Hernández -
Proyecto Bebé y el Señor Don Pomposo.