La presentación de un juego de realidad aumentada para dispositivos móviles prueba que esta tecnología es capaz de atraer a millones de personas, al tiempo que destapa alarmas por la seguridad y el uso de los datos digitales
Es el Parque Central de Nueva York. Son las once de la noche del 14 de julio cuando, de pronto, miles de personas comienzan a correr, como si huyeran de algo. El tráfico se detiene. De un auto, todavía con el motor encendido, su conductor se baja y se une a la multitud. La escena, grabada por un usuario y compartida en las redes sociales, podría asemejarse a las reacciones ante un ataque terrorista —macabra «moda» de los extremistas por estos días—, pero no lo es.
De hecho, es todo lo contrario. Los miles de neoyorquinos que corrieron esa noche querían «cazar» a un Vaporeon, mítico monstruo digital que puede ser «capturado y almacenado» en el celular gracias al videojuego móvil más popular de la historia: Pokémon Go.
Como nunca antes, un videojuego obliga a sus usuarios a salir de sus casas y caminar por las ciudades en la búsqueda y captura de monstruos virtuales gracias a una combinación de tecnologías de geolocalización y realidad aumentada.
En concreto, los pokémones —así dice la Real Academia de la Lengua Española que se escribe en plural— existen en nuestro mundo mediante este juego, el cual permite «verlos» superpuestos en nuestro entorno real a través de las cámaras de los celulares. Así, el objetivo es sencillo: el jugador, en el rol de entrenador pokémon, debe capturar a los monstruos desperdigados por el mundo, entrenarlos y avituallarlos, para luego lanzarlos a la batalla contra sus pares.
Los monstruos virtuales aparecen en cualquier lado de forma aleatoria. Para ello los creadores del juego, la empresa Niantic, en alianza con Nintendo, utilizan los mapas reales de las ciudades para ubicar a los pokémones, y los lugares públicos se convierten en «gimnasios»: centros donde se entrenan a las mascotas digitales.
A priori la idea es sensacional: si quieres jugar debes salir de casa, explorar tu entorno y, por transitividad, interactuar con tus pares cazadores de pokémones. Según Niantic, esta primera versión del juego es «la punta de un iceberg», ya que paulatinamente introducirán mejoras en Pokémon Go para que los jugadores tengan mejores experiencias sociales.
Presentado el 6 de julio pasado, Pokémon Go resucitó la nostalgia de millones de jugadores de la saga en las consolas de Nintendo, al tiempo que ya atrapó a otros tantos millones, quienes móvil en mano hoy buscan a los monstruos de bolsillo presentes en sus entornos.
En solo una semana, el juego había conseguido 50 millones de descargas en dispositivos Android, cifra nunca antes vista en tan corto tiempo para aplicación alguna, de acuerdo con Google. Pokémon Go se encuentra entre ese número y los cien millones de usuarios, cifra que seguirá creciendo, pues todavía solo está disponible en 31 países.
De acuerdo con Similar Web, una consultora especializada de estadísticas, a los tres días de su lanzamiento Pokémon Go se había acercado a la cantidad de usuarios activos de Twitter, una red social de mensajes en 140 caracteres que tiene una década de existencia y es utilizada por 20 millones de personas cada día.
Apple, por su parte, explicó que en su sistema operativo iOS, la aplicación rompió el récord como la más descargada en 24 horas desde que se lanzó su tienda digital, el App Store, en 2008. Aunque Apple se negó a dar cifras totales, en un comunicado emitido el pasado viernes informó que Pokémon Go se usa como promedio 75 minutos diarios, tiempo que duplica lo dedicado por los usuarios a Facebook.
La aplicación también ha provocado un descenso del tiempo de uso de YouTube en al menos un diez por ciento, y de un 20 por ciento en Snapchat, otra «app» de videos que se autodestruyen solos y es muy popular para la mensajería privada entre los jóvenes. Sin duda, el hecho de tener mascotas digitales en los teléfonos, sacadas directamente del mundo real, ha desatado una fiebre pokémon sin precedentes.
Como todo nuevo fenómeno, Pokémon Go tiene luces y sombras. Si bien la invitación a capturar a todos los monstruos ha movido a millones de personas que habitualmente jugaban en los sillones de sus casas, en sus tres semanas de vida se han reportado varios accidentes relacionados con el juego.
Por supuesto, la aplicación per se no causa daño alguno —a no ser la adicción que subyace en cualquier actividad lúdica—, pero el hecho de que sus usuarios estén pendientes de las pantallas de sus celulares podría causar que se excluyan a sí mismos peligrosamente del entorno que los rodea.
Tal fue el caso de los jóvenes que se precipitaron desde unos acantilados de entre 15 y 30 metros de altura en San Diego, Estados Unidos.
Otro incidente famoso y reciente es el del conductor que por atender a un pokémon chocó su auto en la ciudad de Auburn, también en Estados Unidos, de acuerdo con la página en Facebook del Ayuntamiento local.
En Australia, el departamento de emergencias de la Policía advirtió igualmente en Facebook que no era necesario entrar en la comisaría local para entrenarlos. Y es que la sede de la fuerza del orden fue convertida por el juego en un «gimnasio», situación que provocó un caos en los primeros días.
La aparición fortuita de los pokémones ha originado también protestas de personas cuyos hogares fueron invadidos por «entrenadores». La situación casi se convirtió en tragedia en Palm Coast, al noreste de Florida, donde un individuo, en medio de la noche abrió fuego contra un auto que se encontraba en su propiedad y del que creyó venía con ladrones a bordo. Eran dos jóvenes buscando mascotas virtuales. Según las autoridades locales, el auto recibió disparos en sus ruedas. Afortunadamente los muchachos salieron ilesos.
Los incidentes peligrosos asociados con este juego han provocado también que en las señales electrónicas que aparecen en autopistas de Estados Unidos se haya vuelto común el texto «No juegues Pokémon, maneja».
A pesar de todos los percances relatados, la combinación entre geolocalización y realidad aumentada que usa este juego ha despertado iniciativas promisorias para interactuar con los móviles.
Así resulta interesante la aplicación Conoce Moscú: Foto, lanzada en Rusia, y que toma el concepto del juego para incitar a los usuarios a desandar las calles de la capital rusa y encontrar personajes históricos como Piotr Chaikovski o Iván el Terrible, con quienes pueden tomarse una foto.
Entretanto, más de 27 000 usuarios solicitaron en Twitter a los desarrolladores de juegos que produzcan Harry Potter Go, una forma de hacer aparecer en nuestro mundo a las criaturas y personajes de esta mágica saga literaria.
Son solo algunas ideas que hace tres semanas nadie desarrollaba, Pokémon Go ha dado un vuelco a la forma de concebir las aplicaciones móviles, lo que no deja de estar acompañado de situaciones peligrosas provocadas por los usuarios finales.
Más allá de las implicaciones de seguridad física, Pokémon Go también ha sido cuestionado por el uso que realiza de los datos de los usuarios.
La aplicación obtiene una serie de permisos para acceder a la ubicación del usuario, la cámara y otras funcionalidades. Incluso Niantic debió actualizarla luego de que se descubriese que tenía completo acceso y control a la cuenta de Google de los usuarios.
Dentro de la Política de Privacidad de Pokémon Go —texto que casi nadie se lee—, aparece un párrafo desconcertante que reza: «Podemos facilitar información sobre ti (o el menor que hayas autorizado) que esté en nuestra posición o control a Gobiernos o agencias gubernamentales o terceros». Ni siquiera el excontratista de la NSA y la CIA, Edward Snowden, fue tan directo.
Y ya que hablamos de la CIA, algunas publicaciones en línea han calificado al juego como una línea casi directa con la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, si se sigue la ruta del dinero.
Resulta que Niantic fue fundada por John Hanke, quien a su vez ayudó a fundar Keyhole, firma que recibió fondos de la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial, controlada por el Gobierno de Estados Unidos.
Pokémon Go tiene dos razones perfectamente legítimas para acceder a tu ubicación y cámara: necesita situarte en el mapa y utilizar las funciones de realidad aumentada. La cuestión es que con esa información no solo sabe dónde están millones de personas en cualquier momento, sino también con quién, qué ocurre a su alrededor y a dónde se dirigirán, probablemente, después.
Al respecto el multilaureado director de cine Oliver Stone dijo durante la Convención Internacional de Cómics de San Diego, celebrada recientemente, que Pokémon Go «no es nada divertido. Estamos ante un nuevo nivel de invasión».
Según Stone, mientras los usuarios están frente a un juego inocente, las empresas digitales recopilan datos personales de valor. Eso se llama «capitalismo de vigilancia».
El director de cine señaló, según la revista Fortune, que Pokémon Go, con su «mezcla de lo real y lo virtual, es un signo de una nueva era inminente.
«Veremos una nueva forma de sociedad, una sociedad de robots, en la que las compañías sabrán qué quieres y cómo lo quieres, y entonces producirán lo que buscas para que te comportes como ellas desean», subrayó Stone.