Hoy resulta una tecnología imprescindible para el desarrollo de cualquier país y de la Humanidad
El 3 de abril de 1973, ante la mirada atónita de varios transeúntes y un gran despliegue de prensa, en la Sexta Avenida de Nueva York el ingeniero en telecomunicaciones de la empresa Motorola, Martin Cooper, realizó la primera llamada a otra persona desde un teléfono sin cables.
Comenzaba ese día, 40 años atrás, una verdadera revolución en la comunicación humana, como lo fue la invención de la escritura, el papel, la imprenta, el telégrafo, la radio o la televisión.
Esa mañana Cooper, quien continuó hablando mientras cruzaba la calle junto a un periodista, usó una antena especial en el techo de un edificio para tomar su llamada y conectarla con la red de telefonía fija, presentando así a la luz pública el primer teléfono celular.
La primera llamada desde un celular irónicamente se la hizo nada menos que a uno de sus grandes rivales tecnológicos, el también ingeniero Joel Engel, quien dirigía los Laboratorios Bell de AT&T, la otra gran empresa enfrascada en la lucha por lograr un teléfono celular.
La pesada broma le dio el honor a Martin de hacer la primera llamada y a Engel de atenderla, algo que «no le hizo mucha gracia», según recordó recientemente Cooper al diario La Nación, de Argentina.
No obstante, ambos ingenieros no eran más que la punta del iceberg de un carrera vertiginosa pero no exenta de escollos por lograr un equipo móvil funcionable y que se interconectara con la red de telefonía ya existente, algo que según las historias hacía desde años antes Hilda Ericsson, la esposa de Lars Ericsson, el fundador de la compañía de telecomunicaciones sueca que lleva su nombre, quien se dice que desde principios del siglo XX llevaba en su auto un teléfono normal y una jabalina con dos ganchos, con la cual se colgaba de los cables de cualquier poste telefónico para hacer una llamada.
Incluso décadas antes, como recuerda el artículo de La Nación, ya existían teléfonos móviles inalámbricos, pero eran radioteléfonos que solo funcionaban en un auto, y los cuales tenían muy poco alcance, por lo cual el invento de Cooper, en aquel entonces un aparato muy grande —pesaba un kilo y medio—, y cuya batería apenas le duraba unos 20 minutos, constituyó todo un escándalo tecnológico.
La idea de Cooper de poder comunicarse en forma directa con alguien, y no con un lugar, fue la que al final primó en la larga carrera por la telefonía celular, a diferencia de la teoría de Engel, de AT&T, quien ya había comenzado a diseñar una red de telefonía celular, pero cerrada y orientada fundamentalmente a tener un teléfono en el auto.
Aquella primera llamada tardó en extenderse al mercado como oferta comercial casi diez años, pues no fue hasta 1983, y tras haber invertido más de cien millones de dólares para mejorar el equipo, que estos comenzaron a venderse, aunque en aquel momento a un precio todavía muy alto.
Paradójicamente fue Japón el país con el primer servicio de telefonía celular, en 1979, y a este le siguieron los países escandinavos en 1981, pues en Estados Unidos solo comenzó en el año 1983 a ofertarlo la AT&T, en aquel entonces con el DynaTAC 8000x, que costaba entonces casi 3 995 dólares y pesaba 800 gramos, aunque solo permitía hacer llamadas y recibirlas.
Una década después fue que surgieron los SMS, y a principios de este siglo comenzaron a introducirse los primeros servicios de navegación por Internet desde los móviles, los cuales se han convertido ya en un artefacto casi imprescindible de la vida cotidiana, que cada vez acoge más prestaciones en un mismo equipo.
Según datos revelados recientemente por Naciones Unidas, se calcula que hay más de seis mil millones de usuarios de teléfonos móviles en todo el mundo, aunque la misma fuente asegura solo 4 500 millones tienen acceso a un baño limpio, mientras la Unesco reveló que existen unos 775 millones de analfabetos, muchos de ellos con móviles, los cuales usan para hablar aunque no sepan escribir un SMS.
Y es que, más allá de los detractores, que no faltan, los celulares se han convertido no solo en una eficaz herramienta de comunicación, demostrando su utilidad en salvar vidas humanas durante desastres naturales o tiempos normales, sino que también son una forma de acercar las nuevas tecnologías a millones de personas de múltiples culturas, por una vía relativamente más barata.
Solo en América Latina, según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), ya hay más de 650 millones de usuarios de móviles, lo cual significa que es el segundo mayor mercado regional en el mundo según la cantidad de abonados, solo superado por la región Asia-Pacífico.
Es curioso, por ejemplo, que 20 países de la región tienen registrados más teléfonos que habitantes, destacándose por el nivel de penetración México y Brasil, nación esta última que, debido a su gran extensión, contradictoriamente es uno de los que tiene mayores áreas de silencio, o sea, a los cuales no llega la señal de los móviles.
Los expertos aseguran que más allá de solo comunicarse, otras utilidades como la conectividad a Internet o el uso de los celulares como medios de pago, no solo son tendencias con fuerte crecimiento en nuestra zona geográfica, sino en todo el mundo.
A las puertas está también, según la mayoría de los analistas, el próximo gran salto en las comunicaciones mundiales: los sistemas automáticos de traducción simultánea, los cuales han tenido un gran desarrollo en los últimos años.
Quizá en poco tiempo una persona podrá hablar en su idioma con otra de una lengua diferente, y entenderse ambos gracias a la traducción simultánea, lo cual catapultará los sistemas de telefonía móvil a niveles nunca antes vistos.
Casi 20 años después de la primera llamada de celular, el 24 de febrero de 1993, se activó en Cuba el servicio de telefonía móvil, entonces solo para empresas extranjeras y para algunos intereses estatales, el cual se fue extendiendo paulatinamente y aumentando su cobertura, hasta que el 14 de abril de 2008 se abrió también para toda la población.
Cuba cuenta ya con más de 1 600 000 usuarios de celulares, los cuales superan incluso el número de abonados a líneas fijas, y la cifra sigue creciendo paulatinamente, si bien todavía es necesario un mayor abaratamiento del servicio en función de seguir acercándolo a mayor número de personas.
La evolución de la telefonía móvil en Cuba, si bien de forma más lenta, ha seguido las líneas generales de desarrollo de esta tecnología en el mundo, donde su introducción y extensión dependen de importantes inversiones iniciales, y de seguir aumentando su alcance para ir abaratándola cada vez más.
A su vez sería muy importante que se abrieran también otras opciones de conectividad a través de los móviles, así como la posibilidad de descarga o acceso a contenidos y aplicaciones para ellos, que muchas veces hay que ir a buscar allende a nuestras fronteras, sobrando capacidades intelectuales y tecnológicas para producirlos aquí.
A 40 años de la primera llamada desde un celular, ya es imposible darle la espalda a esta tecnología, dominante en el mundo entero, y que resulta imprescindible para el desarrollo de cualquier país.