Los llamados smartphones o teléfonos inteligentes, con la emergencia de sus múltiples modelos y prestaciones no solo han disparado su venta, sino que están revolucionando aceleradamente el mundo virtual
Aunque sus muertes todavía no han sido decretadas definitivamente, en pocos años las computadoras de mesa e incluso las portátiles podrían quedar totalmente obsoletas ante la cada vez más fuerte emergencia de los smartphones o teléfonos inteligentes.
Se trata de móviles construidos sobre una plataforma informática, con mayor capacidad de computación y conectividad que un celular convencional, y en el que el término «inteligente» hace referencia a la capacidad de poder ser usado como una especie de computadora de bolsillo.
Característica indispensable de estos equipos es su función multitarea, ya que además de las llamadas y mensajes de texto o multimediales (SMS y MMS respectivamente, por sus siglas en inglés), también poseen acceso a Internet y correo electrónico vía WiFi o 3G, a los programas de agenda, a una cámara digital integrada, administración de contactos, acelerómetros, GPS y algunos programas de navegación.
Incluso algunos sirven para almacenar, leer y escribir documentos, visualizar películas o libros electrónicos, y recientemente ciertos modelos han comenzado a insertar una especie de lector de código de barra conectado a una pasarela de pago, lo cual los convierte en un «monedero virtual».
Ante esta versatilidad, que se une a su poco peso y dimensiones, así como a su cómodo tamaño, no es raro que los smartphones hayan conquistado en muy pocos años el mercado tecnológico, y que muchos los vean como el futuro casi cierto de la informática.
Aunque la popularidad de la gama de iPhone que comercializa Apple ha ido creciendo con cada entrega, actualmente Nokia se mantiene de lejos como el líder mundial del mercado de teléfonos inteligentes, con el 39 por ciento del total de equipos comercializados, según la empresa Canalys, que provee análisis de mercado para el sector.
Al gigante nórdico le sigue el iPhone de Apple con el 17,3 por ciento de la torta, y en tercer lugar el otrora rey del negocio, Blackberry, con 15,2 por ciento, que aspira a remontar esa cifra con el lanzamiento de una nueva gama de equipos previstos con pantalla táctil y múltiples funcionalidades.
La consultora afirma que las ventas de teléfonos inteligentes han crecido casi un 30 por ciento en comparación con el mismo lapso de 2007, lo cual demuestra la tendencia a su expansión, incluso en un período de crisis económica, en el cual en general las ventas de móviles en importantes mercados, como Estados Unidos, han caído un 15 por ciento, pero a costa de los aparatos tradicionales.
Aunque muchos puedan pensar lo contrario, en realidad no fueron ni Nokia ni Apple los inventores de los teléfonos inteligentes, ya que en fecha ahora tan temprana como 1992 la compañía IBM diseñó el primero de estos equipos, bautizado como Simon, el cual permitía enviar y recibir correos electrónicos, así como faxes.
Simon contenía también un calendario, libreta de direcciones, reloj mundial, calculadora, cuaderno de anotaciones, correo electrónico e incluso juegos. Además fue el primer teléfono de su tipo en usar una pantalla táctil para seleccionar los contactos con el dedo o para crear facsímiles y memos con un stylus opcional.
Aunque para los estándares de la actualidad, el Simon sería de lejos un teléfono de gama baja, en aquel momento atrajo la atención de muchos, especialmente de los desarrolladores de equipos, ya que si bien sus ventas no fueron tan altas por el elevado precio, marcó un camino para la competencia.
Pronto Nokia demostraría cuánto aprendió de Simon, ya que en 1996 lanzó el modelo 9000 y posteriormente el 9210, considerado como el primer teléfono inteligente con sistema operativo.
No obstante, los finlandeses debieron esperar hasta 2001 y el modelo 7650 para que al fin fuera bautizado un teléfono por los medios de comunicación como smartphone o inteligente, un concepto que ha trascendido sus barreras iniciales y que prácticamente se ha adueñado del mundo móvil en los últimos años.
Entre los fabricantes y marcas más exitosos hoy en el mundo están los iPhone, de Apple; los BlackBerry, de Research In Motion; los Ascend, de Huawei; la serie Defy, de Motorola; la Optimus, de LG; los Lumia, de Nokia; los Galaxy, de Samsung; los Galaxy Nexus, de Google/Samsung; los One, de HTC; y la serie Xperia, de Sony Mobile Communications.
También las empresas informáticas han encontrado un jugoso negocio en la producción de sistemas operativos y aplicaciones para los «cerebros» celulares, entre las que se destaca Google, con su sistema operativo Android, que hoy domina ampliamente el mercado de la movilidad y que posee decenas de miles de aplicaciones para las más diversas funciones.
Gracias a los smartphones es hoy posible encontrar una dirección exacta, saber el estado del tiempo en una ciudad ubicada en el otro lado del mundo, recibir y enviar correos, consultar el mercado monetario y hasta pagar sin necesidad de llevar billetes encima.
Esta es la fortaleza que ofrece su filosofía de todo en uno, pero también una de las principales características de estos dispositivos: la posibilidad que dan al usuario de instalar programas adicionales, normalmente inclusive desde terceros, para así irlo conformando a la medida de sus necesidades o gustos.
Juegos electrónicos, aplicaciones para música y videos son las más descargadas actualmente, pero no faltan soluciones útiles para minusválidos, personas de la tercera edad e incluso pacientes con tratamientos médicos especiales, que llevan a bordo en su bolsillo un equipo que les recuerda cuándo tomarse una pastilla, la próxima cita con el médico, el hospital más cercano en caso de sentirse mal y que hasta le pueden tomar el pulso y alertar a un médico, sin que ni el mismo propietario se dé cuenta, sobre su inusual comportamiento.
Aunque es cierto que las aplicaciones a veces se vuelven tan abrumantes que difícilmente se puede escoger la correcta entre la multiplicidad de estas, también es real que el hecho de que muchas corran sobre sistemas operativos de código abierto como Android, permite transformarlas y adaptarlas a la medida de cada necesidad.
Eso ha propiciado el auge creciente de los smartphones, que nos guste o no llegaron para quedarse, y que por la lógica de un mundo cada vez más tecnificado deben seguirse expandiendo.
No por gusto las estadísticas indican que mientras más avanzan las ventas de estos dispositivos a nivel mundial, más retroceden las de otros equipos tradicionales de la computación, como la computadora de escritorio o las portátiles, demostrando que los teléfonos inteligentes se han convertido, para bien, en sus «asesinos tecnológicos».
El móvil, en la sociedad moderna, ha dejado de ser solamente un lujo para convertirse en una necesidad, dada la masificación y expansión de esta tecnología en todos los ámbitos de la vida.
Más allá de modas y modos, estos dispositivos también tienen un impacto real en la vida económica, social y cultural, no solo por las ganancias directas que dejan, sino por las indirectas en agilidad de gestiones, aceleración y profundidad de la comunicación e incluso porque en muchos casos ayudan a elevar la calidad de vida o a salvar a personas en situaciones de riesgo.