La dispersión es el modo más probable de inmigración para los peces de agua dulce de las Antillas Mayores, según revela una reciente investigación realizada por un joven biólogo cubano, junto a otros colegas, con el objetivo de dilucidar hipótesis planteadas hace años
¿De dónde provienen los peces de agua dulce de las Antillas Mayores? Entre los expertos en el tema, los mecanismos y procesos que explican cómo los animales pueblan las islas han sido el centro de numerosas investigaciones y debates que, en la mayoría de los casos, confluyen en varias hipótesis.
Un reciente artículo publicado en la prestigiosa revista científica Biological Reviews, cuyo autor es el cubano maestro en Ciencias Yibril Massip Veloso, junto a sus colegas estadounidenses el Dr. Christopher W. Hoagstrom y el Dr. Caleb D. McMahan, así como el hondureño Dr. Wilfredo A. Matamoros Ortega, describe los mecanismos de dispersión y las fuentes de origen de la fauna de peces de agua dulce de las Antillas Mayores. Dicho artículo es requisito para que Massip Veloso obtenga el grado de Doctor en Ciencias en el Doctorado en Ciencias en Biodiversidad y Conservación de Ecosistemas Tropicales en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México.
Los estudiosos argumentan que, en biogeografía, la vicariancia (entendida como el mecanismo evolutivo mediante el que una población de una especie se fragmenta, debido a la aparición de alguna barrera geológica que la separa y a la larga da origen a nuevas especies) y la dispersión a larga distancia a menudo han sido descritas como procesos separados y contradictorios entre sí.
Los investigadores del tema en la región del Caribe han apoyado una u otra hipótesis, para explicar de forma definitiva el poblamiento a través del tiempo geológico y evolutivo de las islas por las disímiles formas de vida que aquí habitan. Sin embargo, tal y como consta en el artículo referido, son conceptos relacionados y ambos se basan en evidencia geológica, ecológica y filogenética colectiva.
Los peces de agua dulce, comenta Massip Veloso, pueden migrar a las islas cuando las conexiones de agua dulce están presentes temporalmente y luego se cortan (vicarianza), o por medios inusuales cuando se cruzan los oceános, entendidos como barreras a la dispersión de organismos que no toleran la salinidad de este medio (dispersión a larga distancia).
«Revisamos tres hipótesis activas: vicariancia del Cretácico, la dispersión hacia las Antillas Mayores a través de GAARlandia y dispersión a larga distancia. GAARlandia es una hipotética
prolongación de la tierra que conectó hace aproximadamente entre 33 y 35 millones de años el norte de Sudamérica con los terrenos de Cuba central, pasando por la Cresta de Aves, las Islas vírgenes y el resto de las Antillas Mayores.
«Fue la propuesta del reconocido investigador y geólogo cubano Dr. Manuel Iturralde Vinent y de su colega norteamericano Ross MacPhee a finales del siglo pasado. GAARlandia explica, sin embargo, la presencia de varias especies de mamíferos terrestres actuales y extintos en las Antillas Mayores, así como la migración de los ancestros de las especies de sapos cubanos y de varias especies de plantas y arácnidos.
«Varios autores han descrito recientemente la existencia de pruebas geológicas fehacientes que apoyan la existencia real de dicha masa terrestre en la región, lo que podría haber propiciado que a través de GAARlandia los ancestros de las actuales especies de peces de agua dulce de las Antillas Mayores se dispersaran hacia estas desde Sudamérica», explica Massip Veloso.
La propuesta actual, añade, es que la dispersión a larga distancia es el modelo apropiado que explicaría la presencia de las especies antillanas de peces de agua dulce en dichas islas, teniendo en cuenta las posibles limitaciones a la dispersión de dichos peces por una extensión de tierra como GAARlandia.
«Recordemos su transitoria existencia hacia finales del Eoceno e inicios del Oligoceno, que impuso restricciones como vía de llegada para los peces de agua dulce a las Antillas Mayores, al carecer de importantes cuerpos de agua dulce como ríos y lagunas, que permitieran el movimiento de dichos animales a través de GAARlandia.
«Los peces de agua dulce de las Antillas Mayores tienen cinco biorregiones de origen potencial: Norte del Golfo de México, Oeste del Golfo de México, Terreno Maya, Bloque Chortís y el Norte de América del Sur. Los ancestros de la fauna de peces de agua dulce de las Antillas Mayores emigraron desde varias de estas biorregiones, siendo las principales y más probables las actuales zonas correspondientes a la Península de la Florida, la Península de Yucatán y el norte de América del Sur», detalla Massip Veloso.
Consta en la investigación que el análisis de reconstrucción de áreas ancestrales indica que hubo 16 o 17 eventos de inmigración en los últimos 51 millones de años (uno cada 3,4 millones de años en promedio) y 14 o 15 de ellos por parte de los peces pertenecientes al Orden Ciprinodontiformes, siendo los que dominan la fauna de peces de agua dulce de nuestras islas caribeñas.
«Además de la alta tolerancia a la salinidad, los ciprinodontiformes muestran colectivamente una variedad de adaptaciones que podrían mejorar su capacidad para vivir en balsas, y estas adaptaciones probablemente también ayudaron a los inmigrantes a establecer poblaciones insulares después de su llegada y a persistir a largo plazo a partir de entonces», acota.
El área de estudio de dicha investigación agrupó 96 cuencas hidrológicas y 1 237 especies de peces de agua dulce desde la Península de la Florida hasta Venezuela, las Antillas Menores, las Antillas Mayores, las Bahamas (excluyendo las Bermudas) y las Islas Caimán.
«Luego de nuestro estudio, concluimos que existe una fuerte falta de armonía en la composición faunística entre las islas y el continente. Además, el proceso de filtrado multidireccional de inmigrantes de diversas áreas ancestrales y la correspondencia entre la evidencia filogenética y geológica apoyan la tesis de la dispersión y no la vicarianza como el modo de inmigración más plausible de la mayoría de los ancestros de los peces de agua dulce de las Antillas Mayores».
«Aunque no todas las migraciones se comprenden bien debido a la información limitada, esperamos que investigaciones futuras revisen estos hallazgos. No obstante, parece poco probable que surja un patrón distinto de dispersión hacia estas islas».
Proponen los investigadores la dispersión oceánica por peces de agua dulce hacia las Antillas Mayores, basada en procesos físicos como los que producen balsas de vegetación (tormentas, inundaciones) y la llegada de dichas balsas a las islas (corrientes oceánicas) junto con factores biológicos (tolerancia a la salinidad, viviparidad).
«Esto no es un rechazo de la importancia de la geología dentro de la biogeografía, sino un reconocimiento de que los procesos físicos son más diversos que la tectónica de placas y que los seres vivos no son enteramente pasivos y luchan por sobrevivir.
«Incluso técnicamente los ancestros de la especie Quintana atrizona (endémica de Cuba) y de las del género Girardinus (ocho especies endémicas de Cuba) podrían haber migrado hacia las antiguas tierras cubanas desde el norte de América del Sur, usando GAARlandia como vía de llegada, ya que los estimados de divergencia de dichas especies coinciden con la existencia de dicha extensión de tierra, aunque por la ambigüedad de dichos intervalos también podrían haber poblado la Cuba ancestral desde hace unos 40 millones de años aproximadamente desde otras biorregiones adyacentes».
A pesar de la conclusión de que la dispersión es el modo más probable de inmigración para los peces de agua dulce de las Antillas, Massip Veloso insiste en que ello no implica que la dispersión oceánica sea común o incluso probable.
«Futuros estudios arrojarán más luces sobre la intrigante historia de la fauna de esas maravillosas islas que son nuestras Antillas Mayores, importantes laboratorios evolutivos donde la naturaleza se ha encargado de regalarnos uno de los sitios con mayor diversidad faunística a nivel planetario. De ahí su enorme importancia para la conservación de nuestra riqueza natural», precisa.