Una mochila que transforma la energía de nuestro andar en electricidad es ya una realidad
¿Quién no ha querido poseer una mochila que pueda recoger la energía mecánica de nuestro andar para suministrarle electricidad al teléfono celular, una laptop o cualquier otro dispositivo móvil? Pues, como resultado de un estudio, ese deseo se ha convertido en realidad y, al mismo tiempo, puede servir para energizar sensores para la vigilancia de la salud en personas que lo necesitan.
Anteriormente se usaron pequeños dispositivos que convierten la energía mecánica en electricidad, llamados nanogeneradores triboeléctricos, con el objetivo de fabricar mochilas recolectoras de energía. Pero la potencia era relativamente baja y no tenían otras ventajas.
El nuevo prototipo, útil para exploradores y para personal que realiza operaciones de rescate en zonas remotas sin electricidad, aligera la carga en un 20 por ciento, y además aprovecha la energía de los movimientos humanos para energizar pequeños aparatos electrónicos.
Los creadores incorporaron a la nueva mochila dos elastómeros que se estiran y encogen, lo que permite que la mochila se mantenga firme mientras el dueño camina.
Las pruebas realizadas han demostrado que la mochila puede energizar LEDs, un reloj eléctrico y tubos fluorescentes. Se anuncia que el objeto tendrá un potencial prometedor como fuente de energía para aparatos electrónicos portátiles, incluyendo sistemas GPS y sensores médicos.
Una investigación minuciosa ha permitido que una gran concha marina, acondicionada en el pasado para emplearse como instrumento musical de viento, pueda volver a utilizarse 90 años después de su descubrimiento.
Constataron los especialistas en Arqueología que la punta de la caracola está rota, con una abertura de 3,5 centímetros de diámetro, y eso no es accidental.
Además, la caracola fue decorada con un pigmento rojo, típico de la cueva de Marsoulas, lo que indica su condición de objeto simbólico.
La primera datación por carbono 14 de la cueva indicó una antigüedad de unos 18 000 años, y ello convierte a la caracola de Marsoulas en el instrumento musical de viento más antiguo de su tipo.
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