Un proyecto destinado a la rehabilitación del arbolado y las áreas verdes de la ciudad de Santiago de Cuba, luego del paso del huracán Sandy, podría sentar pautas en cuanto al necesario ordenamiento de esta actividad en los principales núcleos urbanos del país
Hoy Santiago de Cuba es una ciudad desnuda, insospechada. Muchos de los sitios que se resistían a la vista, ocultos tras las copas de frondosos árboles, son «redescubiertos» ahora por pobladores y visitantes ante la afectación de aproximadamente el 80 por ciento del patrimonio forestal de esa urbe.
Las cúpulas de las iglesias, el graderío de un estadio, las fachadas y patios de las casas, los estilos constructivos, se asoman en todos sus detalles, especialmente cuando se aprecian desde una altura o mientras se camina por las inclinadas calles, huérfanas de sombras al mediodía.
A más de cuatro meses del paso devastador (madrugada del 25 de octubre de 2012) del huracán Sandy por la región oriental, un equipo multidisciplinario, liderado por la Unidad de Ciencia y Técnica del Citma en Santiago, expuso ante el Consejo de Defensa Provincial de Santiago de Cuba el Proyecto para la Rehabilitación del Arbolado y las Áreas Verdes de la ciudad de Santiago, con fecha de terminación para el 1ro. de enero de 2022.
El objetivo principal de esta propuesta es diseñar un programa sostenible de rehabilitación del arbolado y la jardinería de las áreas verdes urbanas de la ciudad de Santiago de Cuba, sobre bases científico-técnicas que integren los aspectos estéticos, paisajísticos, ambientales, agrícolas, silviculturales, culturales y patrimoniales.
Tendrá una duración de diez años y se regirá por todas las normativas nacionales, internacionales y territoriales, además de la experiencia acumulada en el manejo, ordenamiento, cuidado y conservación de las áreas verdes, tanto así, que ya la Dirección de Planificación Física toma en cuenta las directrices del proyecto en el esquema de reordenamiento de la ciudad hasta el 2016.
Para complementar los objetivos propuestos, según explicó la máster en Ciencias Graciela Perrand Robert, jefa de la Unidad de Ciencia y Técnica del Citma en Santiago, se incluyen dentro de las acciones principales y como parte del enfoque integrador y multidisciplinario un proyecto de diseño y zonificación del parque Ferreiro, una propuesta de mejora de las áreas verdes en los Consejos Populares, el diseño de un área memorial expositiva sobre las lecciones aprendidas de los desastres naturales, un programa de educación ambiental, un proyecto de ordenamiento ambiental de las cuencas San Juan y Bahía Cabañas y la recuperación del vivero El Caney; así como la creación de un Centro Reproductor de Entomófagos y Entomopatógenos y la rehabilitación del Laboratorio Provincial de Protección Fitosanitaria para garantizar la sostenibilidad de esta propuesta.
Especialistas de la Agencia de Estudios Medioambientales de la empresa Geocuba Oriente Sur, de la Delegación Provincial del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma), el Centro de Biodiversidad y Ecosistemas (Bioeco), también de Santiago de Cuba; la Dirección Provincial de Planificación Física de este territorio, la Universidad de Oriente, la Oficina del Conservador de esta Ciudad Patrimonio, el Servicio Estatal Forestal y la Delegación Provincial de la Agricultura en Santiago, son algunos de los implicados.
«En cada consejo popular se realizó un levantamiento del arbolado disponible y se definieron las áreas primordiales, teniendo en cuenta su función social. En estas, las áreas de recreo, esparcimiento o descanso, son las de mayor prioridad», afirmó a JR la máster en Ciencias Graciela Perrand Robert.
En opinión de la Doctora en Ciencias Graciela Gómez Ortega, consultante del proyecto, sus resultados serán sostenibles en la misma medida en que se logren instituir normas para una adecuada selección de las especies, según el escenario.
La también profesora titular de la Facultad de Construcciones de la Universidad de Oriente, apunta que la observancia de ese factor, desde una concepción integral del paisaje urbano y en el cual se propicie una convivencia armónica con los diversos elementos del entorno, contribuiría, además, a disminuir vulnerabilidades.
La realización del proyecto se emprenderá a corto, mediano y largo plazos, con miras a que en el año 2015, cuando se conmemorará el aniversario 500 de la ciudad de Santiago de Cuba, pueda disponerse de más de un 70 por ciento de sus áreas rehabilitadas.
«Pretendemos marcar la línea directriz de cómo debe de ser un plan de manejo integral del arbolado y las áreas verdes dentro de la zona urbana, complementando las normas vigentes en el país para el tratamiento de áreas verdes», comenta Graciela Perrand.
La rehabilitación de sitios como los vinculados al histórico levantamiento armado de la ciudad el 26 de julio de 1953, el Cementerio de Santa Ifigenia y el parque Abel Santamaría, son algunos en los cuales se labora.
Mucho antes del paso del último meteoro por Santiago se acumulaban experiencias de las que, tanto las instituciones como la población, parecieran no haber aprendido. Según cálculos de la dirección de Higiene Comunal y Áreas Verdes de Santiago de Cuba, un 30 por ciento de los árboles históricamente existentes en la ciudad fueron derribados de raíz por Sandy, el llamado ciclón leñador, o se talaron por sus efectos.
Según el texto del proyecto, dentro de los factores que hicieron posible la alta vulnerabilidad de la cobertura arbórea de la ciudad ante la acción de los fuertes vientos se encuentran: la plantación de árboles sin la adecuada profundidad, especies con sistema radical radial, plantación de árboles en suelos de bajo valor agrológico, sin el adecuado tratamiento; falta de control del crecimiento de los árboles, la no realización oportuna de la poda correspondiente y el incumplimiento de las normativas de áreas verdes vigentes por los organismos competentes (Comunales, Micons, Etecsa, OBE).
En Santiago predominan los flamboyanes, fiscos, robles y algarrobos, con un desarrollo tan amplio de sus ramas y raíces que en muchos casos afectaron por igual redes eléctricas, telefónicas y hasta las hidráulicas, por debajo del suelo.
Un panorama similar al descrito al inicio se puede constatar en ciudades vecinas como Holguín y Guantánamo, donde se acometen por igual tareas de recuperación, aunque sin que estas formen parte de un proyecto tan abarcador e imperioso como el emprendido por los santiagueros.
José Teruel Ramírez, jefe del Departamento de Higiene y Áreas Verdes en la Dirección Provincial de Servicios Comunales en Holguín, informó que mientras el ciclón se alejaba del archipiélago, solo en los principales centros urbanos de esa provincia, se ejecutaron más de 9 800 podas de árboles, mientras las talas sobrepasaron las 5 900.
No obstante, las cifras totales pueden ser cómodamente superiores si se tiene en cuenta que en tales faenas participaron no solo varias empresas y organismos, como Etecsa o la OBE, sino, también, la población.
Los territorios donde se registraron el grueso de esas tareas fueron Mayarí y Banes, coincidentemente entre los más afectados desde el punto de vista material y económico en Holguín.
Al repasar lo realizado durante todo el año 2012, Teruel Ramírez aseveró que fue precisamente durante la etapa recuperativa de Sandy cuando se acumuló el grueso de las acciones.
Al coincidir en que fueron mucho más divulgados los destrozos en las viviendas, las líneas eléctricas, telefónicas o los establecimientos socioeconómicos, Alexis Limia Torres, jefe del Departamento de Necrología de Comunales en Holguín, expuso algunos datos que llaman a la reflexión.
«Solo en el cementerio del poblado cabecera municipal de Cueto, el huracán derribó más de una decena de palmas. Las secuelas afectaron alrededor de 40 sepulturas o panteones, en distinta magnitud.
«En el camposanto de Santa Lucía, municipio de Rafael Freyre, ocurrió algo similar: se afectaron alrededor de un centenar de árboles de diferentes edades y especies. La recuperación de estas instalaciones demandó considerables recursos financieros y materiales», aprecia Limia Torres.
Las condiciones que propiciaron tales perjuicios transitaron de igual modo por los imponentes portes que poseían esos arbolados, por lo regular plantados sin haberse tenido en cuenta las características del crecimiento de sus ramas o raíces, el tipo de suelo y mucho menos, la avenencia con el entorno.
Interrogado acerca de si su entidad se rige por alguna reglamentación o decreto ley que regule la población forestal en dependencia del entorno y que se tomen en cuenta las vulnerabilidades para minimizar los daños, Teruel Ramírez responde que no existen, al menos de ese modo.
«Entre los cometidos fundamentales del Departamento de Áreas Verdes está garantizar el desarrollo y conservación de las áreas comunales en los poblados de tipo urbano. En la práctica, no contamos con un documento rector en la provincia que norme esa actividad en dependencia de cada lugar», asevera.
En cualquier caso, el objetivo de las podas bajo la responsabilidad de las empresas de servicios comunales tiene como principal finalidad propiciar el rejuvenecimiento, saneamiento o la conformación del follaje de las ramas de las plantas ornamentales en parques, avenidas y plazas.
A este análisis pueden agregarse otras aristas complejas como es la atención a los reclamos de poda de árboles por parte de la población, en lo cual intervienen brigadas especializadas, pertenecientes exclusivamente a las empresas eléctricas y de las comunicaciones en los municipios, y que en algunos casos no disponen de los medios o recursos necesarios para afrontarlas.
«Gracias al sistema de defensa civil con que contamos en la nación, en condiciones de reducción de catástrofes —continúa José Teruel Ramírez—, se organiza una cooperación entre todos los organismos y entidades de la economía. No obstante, es una realidad que la mayoría de los medios y herramientas que se emplean, como las motosierras y otras herramientas de poda, incluso los camiones colectores y las grúas, no pertenecen a los Servicios Comunales.
«En Holguín, hoy disponemos de una sola motosierra en cada municipio. Una respuesta concreta en la búsqueda de soluciones a esa realidad fue la fabricación de tijeras para poda en nuestro propio territorio, en la Fábrica de Implementos Agrícolas 26 de Julio», aprecia Teruel Ramírez.
Aun con estas condiciones, los directivos entrevistados coincidieron en que los efectos de los meteoros sobre la floresta serían mucho menores si «cada parte» hiciera «su parte» y como y cuando corresponde.
«En sentido general, padecemos todavía de finalismos y se actúa con mayor ímpetu cuando ya tenemos un ciclón encima. Hay que tomar conciencia del peligro, previa evaluación de la situación en cada lugar», reconoce Idael Álvarez Álvarez, vicedirector general de Comunales en Holguín.
En busca de otras consideraciones, María Montaner Barea, directora adjunta de la Empresa Forestal de Holguín, opina al respecto que aunque la plantación de árboles en las zonas urbanas no está contemplada entre las misiones de su entidad, sí disponen de los especialistas para brindar la asesoría necesaria.
«Nuestros servicios se pueden convenir. Tal vez eso sea lo que haya estado faltando en ese asunto, además de regulaciones concretas y más coordinación. Los ejemplos de especies frondosas que ponen en peligro las casas, o con enraizamientos horizontales que destruyen los elementos urbanos, pueden verse todavía en muchas partes», afirma Montaner Barea.
El ingeniero Ramón Martínez Reynosa, subdelegado de Higiene Comunal y Áreas Verdes de Santiago de Cuba, considera atinada la fundamentación de que las especies más idóneas para repoblar la urbe sean las de raíces pivotantes o profundas, que se aferran más al suelo, como son el baría, el jacarandá, el vomitel o el plomería, las cuales no generan fragmentaciones en las aceras y calzadas y su crecimiento no es tan amplio a partir de las características de su follaje y de su sistema radicular.
El directivo añade que unas ocho brigadas de hombres han estado laborando en la poda de los árboles presentes en las vías principales, muchos de los cuales deberán sustituirse cuando las condiciones lo permitan.
Laydis Stable Veranes, vecina del reparto Vista Alegre, destaca el trabajo de las brigadas de servicios comunales en la recogida de escombros y la rehabilitación de las áreas verdes, sin embargo, opina que «muchas de las plantas sembradas mueren porque no les han echado agua y algunos árboles que quedaron en pie aún crecen sin que nadie los pode».
El subdelegado Martínez Reynosa confirma esta situación y alega que ya tenemos las plantas para suplir estas afectaciones y lograr la sostenibilidad; por ahora decidimos darle atención esmerada a las que ya están cultivadas y garantizar el riego a las áreas sembradas en las principales calles y avenidas de las ciudades cabeceras».
Dentro de esta estrategia se potencia la siembra en 11 viveros de un millón de posturas de buganvilia antes de que concluya este 2013. Según el propio Martínez Reynosa, esta especie ha demostrado su resistencia a la sequía y la adaptación a los cambios bruscos del clima y no requiere de muchas atenciones fitosanitarias.
«De igual forma, no se ha realizado la tala de los árboles de gran porte hasta que no se cuente con todas las condiciones para ser sustituidos y no dejar a la ciudad sin árboles; también tenemos dificultades con la poda porque los recursos que tenemos son insuficientes para el saneamiento de los árboles que quedaron en los patios e interiores de casas o edificaciones públicas.
Martínez Reynosa reconoce que en el territorio no se dispone aún de todas las especies recomendadas para la repoblación, y se establecen coordinaciones con los organismos que poseen viveros.
«Actualmente se rehabilitan los espacios pertenecientes a Comunales en todos los municipios, y se hace mayor énfasis en los dos ubicados en las cercanías del poblado de Boniato y uno en El Caney, ambos en la ciudad cabecera. También se trabaja en la jardinería y en los campos de plantas ornamentales que fueron severamente afectados, sobre todo los rosales».
Cabe destacar que el proyecto de Santiago de Cuba para revertir estas vulnerabilidades lleva consigo, además, una campaña de bien público, auspiciada por la Oficina de Comunicación de la delegación territorial del Citma.
Yadira Roque Arias, responsable de esa actividad, cuenta que su objetivo es crear conciencia en la población de que la rehabilitación del arbolado y la jardinería es una noble meta que depende de la participación de todos.
Validado por basamentos científicos y estéticos, lo cierto es que el proyecto pensado desde la Ciudad Heroína y esbozado aquí, podría resultar no solo una ambiciosa meta con la cual se aspira a rescatarla como una de entre las más verdes del país, sino, además, una oportunidad para erradicar errores del pasado en materia de repoblación forestal en nuestras ciudades. Este podría sentar pautas en cuanto al necesario ordenamiento de esta actividad en los principales núcleos urbanos del país.