Una inédita investigación camagüeyana revela importantes acontecimientos de la vida y obra de Silvestre de Balboa y Troya, el canario precursor de la Literatura cubana
CAMAGÜEY.— Hace cinco meses la editora camagüeyana Ácana presentó una importante investigación que sintetizó dos décadas de trabajo. Vida de Silvestre de Balboa y Troya: El canario precursor de la Literatura Cubana, de la autoría del escritor Ramiro Manuel García Medina, reveló importantes aspectos de la vida y obra de este canario-criollo y esclareció elementos tergiversados en la historia, abordados por muchos dentro y fuera del territorio nacional.
Lo anterior ha sucedido, según palabras del investigador García Medina, por la carencia de documentos veraces, a los cuales él pudo tener acceso en el Archivo General de Indias, en Sevilla; en los de Madrid e Islas Canarias, de España, y en Cuba.
La antigua Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, acogió a partir del 13 de abril del año 1600, a un hijo que trascendió en la historia por escribir la obra considerada oficialmente en el país como génesis de la Literatura cubana: Espejo de paciencia.
Desde que sus 1 211 versos, divididos en dos cantos, vieron la luz, se destacaba el nacimiento del criollismo a través de la representación incipiente de la mezcla de distintos grupos étnicos radicados en el archipiélago, y con latentes preocupaciones sobre las vías que se utilizaban para el desarrollo de las villas del interior del país.
—En su estudio usted precisa una fecha de residencia de Silvestre de Balboa en Puerto Príncipe muy diferente a la que certifican las anteriores investigaciones…
—Las bibliografías conocidas acerca de este poeta lo ubican como residente de Bayamo en 1604, sin embargo, documentos encontrados en el Archivo General de Indias certifican que para ese entonces él ya era vecino de la Villa principeña desde 1600, y que laboró como escribano en el Cabildo de esta hasta 1608.
—¿Tales aseveraciones anulan la hipótesis de que Balboa participó en el rescate del Obispo de Cuba Fray Juan de las Cabezas Altamirano en zonas de Bayamo, al ser secuestrado por corsarios franceses en abril de 1604?
—Sí, pero hay otro elemento que lo demuestra. En el proceso de investigación que ordenó el Rey de España, Felipe III: Informativo de 1604 por el secuestro del Obispo de Cuba Juan de las Cabezas Altamirano, localizado en el Archivo General de Indias, que tuvo como propósito esclarecer estos hechos, ninguno de los seis participantes en el rescate mencionó a Balboa en sus declaraciones ante los escribanos de Bayamo, Juan Guerra y Alonso Torres de Molina, el 21 de noviembre de 1605.
—Sin embargo, Espejo de paciencia relata este suceso al detalle. ¿Cree que por ello se generó esta confusión histórica acerca de que Balboa estaba en Bayamo en el rescate del Obispo de Cuba?
—La confusión deriva en que los historiadores que me antecedieron no tenían el acceso a las nuevas documentaciones.
«Podría Balboa haber narrado con exactitud el acontecimiento, cuatro años después, por el encuentro que sostuvo con su Santidad (V.S.), que ocurrió exactamente un 29 de septiembre de 1607 en Puerto Príncipe, como se acentúa en la carta-dedicatoria del poema, escrita el 30 de julio de 1608».
—¿Este detalle histórico fue puesto en duda o desconocido por varios investigadores?
—En documentos conservados en el Archivo General de Indias se comprueba la visita del clérigo a Santa María, en misiva de este al Rey, fechada en Puerto Príncipe el 28 de septiembre de 1607: «…de dónde escribo esta a ciento cincuenta y cinco leguas de La Habana de tierra adentro…», frase que junto a los documentos que demuestran que Balboa era escribano de la villa principeña, se puede considerar el encuentro, más si el Obispo estuvo nueve días en ella.
«En el intercambio, el Obispo le recrimina a Balboa no haberle enseñado “…alguna cosa de esta pequeña gracia que Dios me comunicó; y como las palabras de los príncipes son tan poderosas, se imprimieron en mí de manera que atropellando todas las dificultades que la rudeza de mi ingenio con justa razón me ofrecía, tomé la pluma y escribí la triste y lamentable prisión de V.S., tan sentida y llorada en toda esta isla (…)”, (cita que forma parte de la carta-dedicatoria del poema escrita por Balboa al Obispo).
«El dominio del escritor acerca del secuestro de su Santidad, sin haber participado en él, pudo ser consecuencia también de la relación con sus homólogos de Bayamo, que realizaron el dictamen del suceso por orden del Rey, y de los vínculos estrechos entre familias de ambas villas, originados a partir de los negocios de contrabando con los piratas. Estos elementos confirman que Espejo de paciencia no es producto de la fantasía de autores posteriores a Balboa».
—¿Cuáles otros elementos han atentado contra la credibilidad de la primera obra literaria cubana?
—Primero, creer falso el uso por el autor de un tercer apellido: y Quesada, al firmar su poema. Se acuña así porque su abuela paterna, María Alonso y Quesada, era de procedencia hidalga. Hecho que no era extraño en aquella época, pues era muy flexible incorporar a las firmas apellidos maternos, paternos y hasta de los abuelos, por no existir regla fija en su empleo, más si estos descendían de la nobleza, dando cierto lustre a quien lo poseyera. El «y Quesada» puso en entredicho la existencia real del autor y por consiguiente al poema.
«Segundo, dudar de la existencia de los seis sonetistas que intervienen en Espejo de paciencia con sus versos, que anteceden al poema, de loas al autor. «Cada autor aparece registrado en documentos del Archivo General de Indias como vecino de Puerto del Príncipe y ejerciendo las funciones certificadas en los sonetos: Capitán, Pedro de la Torres Cifuentes; Alférez, Cristóbal de la Coba y Machicao (cuñado de Silvestre de Balboa); el Alcalde Ordinario de la villa, Juan Rodríguez Cifuentes; Antonio Hernández, el “Viejo” (de Las Palmas de Gran Canaria, como Balboa) y el Alférez, Lorenzo Laso de la Vega y de la Cerda (descendiente del famoso Vasco Porcallo de Figueroa, conquistador y colonizador de Cuba)».
—En su opinión, ¿cuál es el elemento más debatido durante 173 años, desde que se conoció Espejo de paciencia?
—El relacionado con cómo Balboa escribió su poema. O sea, los recursos estilísticos que utilizó. El uso de «elementos raros» en las descripciones de Espejo… ha sido el más contradictorio, porque se sostiene que era improbable que alguien en aquella época iniciara el proceso de cribación de la nacionalidad y su expresión diferencial de la literatura, por las divergencias entre la naturaleza cubana y los moldes literarios europeos, por la variedad de etnias y la resonancia popular de su razonamiento o filosofía, y las circunstancias expresadas en el poema, de una manera u otra, que son antecedentes de la problemática literaria y social de la Cuba contemporánea.
«Incluso el destaque del negro etíope al que califica como: “¡Oh, Salvador criollo, negro honrado!” y le hace justicia verbal y de pensamiento, al referir: “A un negro esclavo y sin razón cautivo”, y por el cual clama: “Dale la libertad pues lo merece”, son elementos sobrados que siembran dudas sobre la legitimidad del poema.
«Que esa obra en aquella época contara con la exaltación a un negro esclavo, junto a la descripción correcta de frutos y animales del país, y de la geografía de la zona donde ocurren los acontecimientos, fue una combinación perfecta para la no credibilidad del poema».
—¿Y cómo logra el poeta estas precisiones literarias?
—Porque su formación poética la alcanza en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, bajo el influjo del clérigo Bartolomé Cairasco, y del médico Antonio de Viana. En los poemas de los tres escritores existen similitudes descriptivas como el del paisaje insular, en el que fijan las peculiaridades locales y abandonan, hasta cierto punto, las convenciones literarias de la época.
«Dijo el erudito canario Lázaro Santana, crítico de arte y literatura: “Los tres poetas revelan el puro goce de utilizar el lenguaje en su manifestación más genuina; la palabra por sí misma. Ningún adjetivo matiza, exalta o refrena. Limpiamente se propone a la imaginación del lector un mundo de pulpas y humedades, colores y tactos, sabores, con el hecho demiurgo y simple de nombrar”».
Los pasos de Balboa desde su isla natal, Gran Canaria, hasta Cuba continúan actualmente muy confusos, a pesar de las investigaciones desarrolladas por importantes personalidades cubanas y extranjeras.
Su arribo a esta tierra, el puerto por donde lo hizo, la fecha de su llegada y el destino, forman parte de los enigmas que aún circundan al singular emigrante.
No obstante, autores como el prestigioso cubano Enrique Saínz en su libro Silvestre de Balboa y la Literatura cubana, señala el 1592 como el año de su llegada a Cuba, aunque tampoco especifica el lugar, y precisa que en 1596 era Alcalde Ordinario en Bayamo, esta última referencia también la hace Enrique Orlando Lacalle, historiador del archivo de Bayamo.
Para el canario-agramontino Ramiro García Medina, autor de cinco libros históricos, Balboa se encontraba en Camagüey a partir del año 1597 o 1598, «porque para fungir como escribano en esta villa desde 1600, era requisito real ser vecino oficial de esta, además del amplio conocimiento que debía tener de la región que iba a representar. Ambas condiciones era imposible lograrlas en corto tiempo, más si la jurisdicción de Puerto Príncipe era entre las de Sancti Spíritus y Bayamo, un extenso territorio que exigía a cualquier persona que fuera a ejercer como escribano, conocerla desde varios años antes».
—Un aspecto novedoso de su investigación es la precisión que hace sobre el matrimonio de Balboa con Catalina de la Coba y Machicao…
—Este se desarrolla entre los años 1605 y 1606, quizá antes, porque su hija mayor, Catalina de Balboa y de la Coba, nació en 1606, lo que se precisa con su muerte en 1686 en la villa del Puerto del Príncipe, a los 80 años de edad, defunción que se localiza en la Parroquia Mayor de Puerto Príncipe.
«De este matrimonio nacieron seis hijos: Catalina, Francisca, Juan, Leonor, Úrsula y Teresa. Las hembras se casaron con ilustres personajes de la villa y el varón fue comisario y vicario eclesiástico en Puerto Príncipe».
—Después de ejercer Balboa como escribano de 1600 a 1608, ¿por qué el Rey le niega sus facultades?
—La célula real en la que se encuentra la negación fundamenta: «Por ciertos recaudos que en él se han presentado». Varios autores han sugerido que esos recaudos eran consecuencia de no haber pagado Balboa lo suficiente por su oficio, y otros dicen que porque él era contrabandista. Pero no es así, en los documentos hallados en el Archivo General de Indias se especifica que el canario lo que no pagaba eran los impuestos de escribano en Puerto Príncipe. Y aunque rectificó la violación, esta no fue olvidada por las autoridades, que lo sancionaron a no ejercer el oficio desde 1608 hasta 1619, fecha en la que se reincorpora hasta el 14 de julio de 1641, momento en el que renuncia ante el notario Baltasar de la Coba y Machicao, a la edad de 78 años».
—Acerca de su nacimiento y defunción usted revela importantes detalles…
—De Silvestre se desconoce con exactitud el día y mes en que nació. Lo que constaté fue su partida de bautismo, que data del miércoles 30 de junio de 1563, en la Iglesia de San Agustín, de Las Palmas de Gran Canaria. Y acerca de su fallecimiento tampoco hay claridad. La última fecha en la que aparece vivo, según documentos, es en 1641, cuando renunció a sus oficios de escribano público y de cabildo.
«Autores como Esteban Pichardo lo ubican en 1644, y Enrique Saínz en 1649, pero escritos que muestren con exactitud su defunción aún no se han encontrado.
El primer poema escrito en Cuba, a pesar de su importancia para la historia y cultura del país, estuvo dos siglos y 30 años perdido en el tiempo.
Quiso la vida, caprichosa pero sabia, permitir que el Obispo, historiador y doctor Pedro Agustín Morell de Santa Cruz y de Lora encontrara el poema y lo copiara íntegro en su libro Historia de la Isla y Catedral de Cuba, pero sin dejar rastro de dónde, cómo y cuándo hizo tal hazaña literaria.
«Esta obra trata acerca de la historia de Cuba y de la vida de la catedral de Agustín Morell. Estudiosos del tema consideran que el volumen fue terminado entre 1754 y 1761 y que tiene dos esenciales valores: ser el primer monumento histórico cubano, porque es el libro más antiguo que se conoce que trata de los asuntos históricos, y de contener el poema Espejo de paciencia, considerado como el primer monumento literario del país», significó García Medina.
El poema, aunque tuvo la suerte de ser preservado por el Obispo Pedro Agustín, no llega a conocerse hasta 1837, cuando fue a dar a la Sociedad Patriótica de La Habana, posterior a su terminación en 1761. «Es el periodista Ramón de Palma quien, en 1837, en un artículo que publica en el Aguinaldo Habanero, lo menciona por vez primera», informó el también miembro titular del Consejo de Residentes Españoles de Cuba.
«Un año después, en noviembre de 1838, el poeta José Antonio Echeverría, director de la revista habanera El Plantel, publicó artículos de su autoría en los que da a conocer y comenta el libro del Obispo Agustín, y menciona que en este se puede leer Espejo de Paciencia.
«Y desde entonces se iniciaron los estudios. Sin embargo, no es hasta 1929 cuando se publica íntegramente el poema por la Academia de Ciencias de Historia de Cuba».
—¿Cuándo se dan a conocer por vez primera documentos veraces acerca de la existencia de Balboa?
—La Biblioteca Nacional de Madrid, en España, da a conocer en el año 1932 el Ensayo de una bibliografía de escritores naturales de las Islas Canarias, de la autoría del erudito canario Agustín Millares Carlos, quien inserta la partida de bautismo de Silvestre y el proceso de limpieza de sangre seguido por la Santa Inquisición a su hijo Juan. Ambos documentos rompen la cadena de supuestos acerca del autor y su obra, pero al parecer se conocieron tardíamente en el país.
—¿Por qué actualmente existen instituciones culturales e históricas en el país que manejan datos desactualizados, esclarecidos ya por usted?
—Es un problema de divulgación. Ninguna editora de alcance nacional a las que le he propuesto el estudio, que recopiló más de 500 fotocopias de documentos del Archivo General de Indias, se ha interesado en publicarlo.
—¿Considera usted que Camagüey tiene aval para ser declarada Cuna de la Literatura cubana?
—En mi criterio es un derecho que tiene esta ciudad y su pueblo por trayectoria histórica y cultural, no solo por haberse escrito aquí la primera obra literaria de Cuba, sino porque en esta tierra nacieron poetas como Gertrudis Gómez de Avellaneda, Aurelia del Castillo, Ricardo Escardó, Nicolás Guillén —Poeta Nacional de Cuba—, y Luis Suardíaz, entre otros muchos escritores.
«Todo esto permitió crear en el 2008 el Proyecto Silvestre de Balboa, que hoy se encamina con fuerza y ya está en su tercera etapa, que enmarca la fundamentación, análisis y aprobación para declarar a Camagüey como Cuna de la Literatura cubana. Los organismos provinciales competentes aprobaron el proyecto a mediados de 2009 y solo falta el pronunciamiento final de Cultura».