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Y Cuba tocó la historia en el fútbol del mañana

La selección cubana de fútbol sub-20 hizo historia este miércoles cuando consiguió un agónico empate ante la archifavorita Italia después de estar perdiendo 2-0

Autor:

Ruben Darío García Caballero

El fútbol cubano, golpeado por fracasos, proyectos incompletos, sueños rotos y derrotas bochornosas, necesitaba alegrías como las vividas en la tarde de ayer en Chile. Al igual que la vida regala días de confusión como el pasado domingo, también regala días de fiesta como el de este miércoles. Porque la familia del balompié nacional, en mucho tiempo, no vivía una alegría tan grande como esta.

Enfrente estaba Italia, un gigante dormido, pero gigante al fin, que venía a aplastar a su humilde rival y poner pie y medio en la siguiente ronda. El inicio no podía ser peor para los leones del Caribe, cuando apenas al minuto 14 Andrea Natali, a la salida de un córner mal defendido, marcó el primer gol azurri. El fantasma de una goleada escandalosa sobrevoló Valparaíso cuando en el minuto 31 el canterano del Inter de Milan, Jamal Iddrissou, marcó el 2-0 que parecía definitorio. Pero todo cambió en el descuento del primer tiempo cuando el propio autor del segundo gol sería expulsado por doble tarjeta amarilla en menos de 15 minutos. Sería este el punto de inflexión de un juego para la historia, que hizo realidad ese viejo proverbio beisbolero de que el 2-0 es el resultado más engañoso del fútbol.

Desde el arranque del segundo tiempo, los cubanos demostraron que habían aprendido la lección de la jornada del domingo, cuando en una circunstancia parecida dejaron ir una cita con la historia por conformarse con un resultado pequeño. Hoy no hubo conformismo, no hubo miedo al fracaso, sino una carga extra de valentía, de saber que era el ahora o nunca, de comerse la pizza con las dos manos y rayar, por fin, la tarjeta de puntos en el casillero antillano.

Sobre los minutos finales, cuando parecía que volveríamos a quedarnos con un montón de sueños rotos en las manos, Cuba pasó del abismo al cielo, y ahora solo queda creer que contra Australia se puede hacer un gran partido y sacar una victoria que nos pondría en una posición inmejorable para estar entre los 16 mejores equipos del mundo.

Primero al minuto 70, cuando la tarjeta verde hizo acto de presencia para darle a Cuba alas para soñar. Y luego, a la altura del 87, cuando quedaba muy poco para el final, con otra intervención de la cartulina color esperanza. El mismo patrón, el mismo golpeo, la misma colocación, y todo un país por el mismo sueño.

Michael Camejo demostró que en el deporte, como en la vida, no importa cuántas veces te caes, sino cuantas te levantas. Sufrió una lesión previa al Mundial que puso en juego su futuro. No pudo formar parte de la gira sudamericana, no pudo llegar al 100% de estado de forma, pero a la hora buena tomó el balón en sus manos, y con la frialdad de un veterano batió en par de ocasiones al arquero rival, producto de la siempre complicada escuela italiana de porteros.

Una remontada épica entre una vez más la suerte de las rojas, el juego con las tarjetas verdes y la lotería de los penales. Cuba propuso más que contra Argentina, sobretodo en un segundo tiempo donde nunca se cansó de mandar balones al área buscando un contacto, de crear transiciones rápidas que pusieran en jaque al plantel azurri. La roja de su delantero estrella condicionó de sobremanera el futuro, y la todopoderosa Italia no quiso aplicar un catenaccio que parecía vendría por la canalita.

Este punto es historia para la selección cubana, no solo por ser la primera vez que ve su casillero de unidades completarse en un mundial de la categoría, sino por además ser ante uno de los grandes favoritos para alzar el título de campeón mundial. Italia llega como actual medallista de plata, y aunque no es la misma generación que hace 2 años cayó en la final ante Uruguay, siempre será un semillero de talento.

Todos los diarios hablan de la hazaña cubana. Un equipo hundido a nivel de mayores en las penumbras del ranking FIFA, y que agrieta un poco más el cráter futbolístico de una nación como Italia que lleva años sumida en el abandono, en la debacle sin fin de no levantar cabeza. Toca ahora no conformarse con lo logrado y enfrentar el día final con la certeza de que el acceso a la siguiente ronda es posible, de que ya la historia ha sido tomada. Pase lo que pase contra los canguros, los nuevos leones del caribe, el nuevo Team Rubio, ya son campeones.

 

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