Las 166 fotos agrupadas en Exequias, tomadas por los fotógrafos Vicente González Díaz, Fernando Medina, Alcides Carlos González Díaz, Juvenal Balán, Omelio Borroto, Juan Carlos Palomo, Miguel Rubiera y Jesús Vicente González Portuondo, reflejan uno de los momentos más dolorosos vividos por el pueblo cubano
Aunque sin lugar a dudas resultó emotiva la entrega editorial que cerró en Santiago de Cuba, y en todo el país, la Feria Internacional del Libro 2017, no era esa la imagen que hubieran querido la inmensa mayoría de nuestros compatriotas y los muchísimos amigos que en el mundo nos acompañan y alientan en la batalla por hacer posible la utopía revolucionaria.
Las 166 fotos agrupadas en Exequias, tomadas por los fotógrafos Vicente González Díaz, Fernando Medina, Alcides Carlos González Díaz, Juvenal Balán, Omelio Borroto, Juan Carlos Palomo, Miguel Rubiera y Jesús Vicente González Portuondo, reflejan uno de los momentos más dolorosos vividos por el pueblo cubano en lo que va de siglo —las honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro y el itinerario del cortejo que lo llevó al sobrio e impresionante peñón donde reposa en Santa Ifigenia—, pero también confirman la voluntad popular de continuar su obra.
A Fidel lo necesitamos activo y vigente en ejemplos e ideas. De ahí que desde mucho antes, anticipándose a la celebración de sus nueve décadas de vida en agosto pasado, el sistema editorial concibió una colección que comprendió una treintena de títulos, entre reimpresiones, nuevas ediciones y volúmenes puestos en circulación por primera vez.
Los lectores de hoy y mañana cuentan con una obra de ineludible valor testimonial, Fidel Castro: Guerrillero del tiempo (tomos I y II), de Katiuska Blanco, recorrido biográfico que revela al ser humano que convive con la figura histórica, desde su niñez, juventud y toma de conciencia hasta la entrada triunfal de los rebeldes en La Habana.
Al investigador Abel Enrique González se debe la compilación Fidel Castro y los Estados Unidos, 90 discursos, intervenciones y reflexiones, calificada por el poeta Miguel Barnet como «decantado compendio, en el cual los temas nacionales e internacionales están expuestos en profundidad y con esa óptica de visión meridiana».
Complemento de esa aproximación, Las crisis en América Latina, diagnósticos y soluciones, a cargo de Luis Suárez Salazar, condensa las principales reflexiones de Fidel acerca de esa problemática y la responsabilidad que en ella ha tenido el imperialismo norteamericano.
En Fidel Castro ¿Qué se encontró al triunfo de la Revolución?, el escritor y editor Juan Carlos Rodríguez, mediante documentos gráficos y referencias textuales, expone la grave situación de la Cuba neocolonial y dependiente, y las acciones emprendidas por la vanguardia revolucionaria por transformar radicalmente esa realidad.
De suma utilidad es la consulta del Diccionario del pensamiento de Fidel Castro, de Salomón Susy Sarfati, contentivo de 979 conceptos y 3 020 pensamientos sobre los más variados temas.
Inéditas vivencias aporta Desde el aire... memorias de un piloto ejecutivo, de Pilar Quesada González, quien registró la memoria de los 30 años de servicio de Claudio Rey Moriña a cargo de la transportación aérea del Comandante. El mismo Fidel escribió la introducción.
También en el orden testimonial se inscribe Y en eso llegó Fidel, de José Antonio Fulgueiras. Aunque breves, no hay pequeñas historias en este libro. Cada vivencia es un relámpago en la memoria de sus protagonistas, huella indeleble en la que se agiganta una huella mayor, la que dejó Fidel Castro en las vidas de mujeres y hombres que alguna, varias, muchas veces encontraron al jefe militar, al estadista, al guía, al consejero, al amigo, al ser humano.
Lo perdurable es el pueblo, de Nayda Orozco, analiza la relación de Fidel con el ejercicio transparente y orientador de la opinión pública, libro que en buena medida se conecta con la nueva edición de Fidel periodista, el cual ofrece inicialmente una antología realizada por Ana Núñez Machín de artículos, declaraciones y pronunciamientos del líder antes de 1959, seguida por los textos de conferencias impartidas una década atrás en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí por Ernesto Vera, Marta Rojas, Tubal Páez, Juan Marrero y Katiuska Blanco.
La colección de historietas Fidel el rebelde, con guion de Ángel Velazco, y Tiempo de cocuyos, con textos de Omar Felipe Mauri, ilustra una manera atractiva de contar la historia, a partir del talento de distintos dibujantes cubanos.
Del internacionalismo del Comandante, su entrañable relación con el líder de la Revolución Bolivariana, y los valores humanistas compartidos por ambos, trata Dios, Chávez y Fidel, de Elson Concepción y María Elena Ruiz.
La cercanía con que Nicolás Guillén trató y comprendió tempranamente el significado de la irrupción del jefe revolucionario en la vida política cubana a partir del triunfo de enero de 1959 se halla recogida en los textos de Buenos días, Fidel, aporte de la fundación que lleva el nombre del poeta.
Estos y otros títulos, y seguramente los que vendrán, se nos presentan como fuentes imprescindibles para que los conceptos y las ideas de Fidel continúen germinando.