Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Los moai hablan

La construcción de las enormes estatuas de piedra es un enigma que parece obsesionar a la antropología

Autor:

Iris Oropesa Mecías

Pues claro que hemos llegado a la Luna. Y de paso conocemos a nuestra galaxia vecina más próxima y sabemos casi exactamente cuándo colisionaremos con ella. Escuchamos las ondas del universo con el detector Ligo, y al mismo tiempo premiamos las mejores fotografías del mundo microscópico de Nikon.

Para colmo, andamos ahora discutiendo la estructura del centro de la Tierra mediante un sistema de ecos. (Porque si no es posible llegar directamente, al menos vamos a hacer resonar hasta describirlo desde lejos). Pero nos guste o no, ahí en medio del océano Pacífico hay una islita que nos hace cruzar los brazos e inflar los cachetes inconformes.

Con apenas 163,6 kilometros cuadrados y cerca de 8 000 habitantes, la isla de Pascua recibió las primeras naves europeas en 1722, y le presentó su inconfundible portada: gigantescas estatuas de piedra, con una expresión de indiferencia que pareciera, aún hoy, burlarse en silencio.

Si la mayor de las 88 que perviven, construidas por la ancestral cultura Rapa Nui, alcanza una altura de diez metros y pesa al menos 80 toneladas, ¿cómo fueron fabricadas con las rústicas herramientas de la época prehispánica? ¿Cómo pudieron moverlas de sitio hasta ubicarlas en los puntos actuales? ¿Cuál es la razón detrás de esa ubicación aparentemente arbitraria? ¿Qué significaron estas estatuas para los desaparecidos Rapa Nui?... y, por cierto, ¿cómo colapsó una cultura capaz de generar tales monumentos, pero casi desaparecida antes de que pudiéramos saber más acerca de ellos?

Increíblemente, teoría tras teoría, seguimos esperando por un consenso que responda. El misterio parece convertir la isla de Pascua y sus famosos moai en una especie de lugar magnético para los arqueólogos. Este octubre, una nueva respuesta intentó llenar los vacíos.

Esta vez, el antropólogo Carl Lipo ha tratado de desentrañar el porqué de la extraña ubicación de los moai. «Las estatuas, a menudo, eran monumentos visibles que debían imponerse a los forasteros, por lo que se colocaban en lugares de máxima visibilidad. Sin embargo, los moais están ubicados en huecos poco profundos y en lugares que, desde una perspectiva exterior, no tienen sentido», explicó a BBC.

Si bien no parece que sigan un patrón claro a simple vista, la colocación de las estatuas está lejos de ser casual. Pero desde hace algunos años las teorías sobre este tema, como en los otros, se suceden.

Un camino con señalizaciones gigantescas hacia la cima de un volcán donde se realizaban ceremonias y el movimiento de las estatuas con cuerdas, eran hasta hoy las ideas más aceptadas.

Recientemente, la revista Hydrogeology Journal ha propuesto un estudio de Lipo que defiende las señalizaciones gigantes de los moai como rutas hacia el agua dulce.

¿Cuestión de sed?

Ni defensivas, ni rituales, ni decorativas. Según este equipo de la California State University Long Beach, liderado por Lipo, fueron colocadas en las cercanías de las comunidades para marcar los lugares donde se encontraba el agua potable, un recurso difícil de hallar en esa isla volcánica.

«En los lugares donde no hay moai no hay tampoco agua dulce, y en los lugares donde encontramos moai, incluso en el interior de la isla, hay fuentes cercanas de agua potable. Eso fue una verdadera sorpresa», señala el autor.

Vincular la ubicación de las estatuas con los recursos naturales esenciales parece explicar por qué las comunidades pasaron por grandes extensiones de terreno para establecer finalmente sus monumentos, y revela una faceta mucho más pragmática de esta cultura de lo que habíamos pensado.

Abuelos Guardianes

Además, otro misterio, la mirada de los moai, es explicado por Lipo. Desde una perspectiva polinesia, sin imponer cosmologías y vicios de una mirada europeizante, estos moais estaban mirando hacia sus descendientes.

Las estatuas miran hacia el interior (ya que es allí donde la comunidad vive, cultiva alimentos y hace todo lo posible para administrar los recursos limitados de la isla, los antepasados continúan guiando desde allí, explicó el antropólogo.

Las teorías y los datos más locos

Desde que se descubriera, la isla ha generado no solo estudios con gran rigor científico, sino también rumores, e incluso, investigaciones surgidas de ellos.

Una de las leyendas más graciosamente compartida es la supuesta mano de aliens en la construcción de las estatuas, una especie de chiste seudocientífico de corrientes pop de moda puestas a circular por Erich von Daniken con su libro Chariots of the Gods: Unsolved Mysteries of the Past. De más está decir que el señor Daniken ubica en el mismo grupo de construcciones de aliens las pirámides egipcias y las americanas.

Pero entre las propuestas serias por descubrir los enigmas de los Rapa Nui se halla la teoría de un ecocidio para explicar su desaparición. Thomas H. Maugh II, uno de los defensores de la tesis, explicó en 2012 que la gente de Rapa Nui probablemente limpió la isla de árboles, y causó una erosión generalizada que provocó una escasez de alimentos, lo que a su vez creó conflictos civiles y violencia.

Otra propuesta explicaba hace algunos años que una epidemia de ratas habría infestado la isla poco antes de ser descubierta, dejándonos sin claves sobre la cultura. Pero otro estudio, publicado por Journal of Pacific Archaeology ofreció poco después una perspectiva diferente e intentó probar que la gente de Rapa Nui mantuvo una próspera industria de fabricación de herramientas durante el tiempo en el que presuntamente habían sucumbido. La sólida industria en base a la misma piedra evidenciaba una cooperación entre las familias artesanas.

Lo cierto es que por ahora tendremos que conformarnos con la nueva idea de las marcas sobre las reservas de agua dulce, y esperar que más antropólogos se unan a la idea que motiva estos estudios: «Los antepasados de Rapa Nui fueron realmente sabios y nuestro trabajo consiste en aprender lo más posible de esta sabiduría».

Una travesía hasta Inglaterra

La historia de la travesía europea del moai Hoa Hakananai’a fue registrada en los diarios de viaje del cirujano John Linton Palmer y el teniente Matthew James Harrison, quienes llegaron a la isla de Pascua en la fragata británica HMS Topaze en 1868.

Al llegar a Inglaterra, en 1869, el moai fue obsequiado a la reina Victoria, quien lo entregó al Museo Británico. Hasta el día de hoy, Chile, Estado al que pertenece la isla de Pascua, ha librado varias batallas legales por recuperar la estatua.

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