Investigadores españoles lograron eliminar el VIH de la sangre y los tejidos de seis pacientes en un ensayo clínico todavía en su fase uno
EL VIH nos ha desconcertado durante años. Desde los primeros y estigmatizados casos, hasta la llegada de antirretrovirales y la incertidumbre de no conocer cómo el virus lograba reinfectar luego de ser tratado.
Fue para 2016 que se descubrió el «escondite secreto» que volvía al VIH tan resistente a los tratamientos. Intentamos verlo del modo más optimista.
De un lado, todos entendimos que la existencia de un grupo de células que actúan como reservorio viral en el cuerpo demostraba que el virus era más fuerte de lo que pensábamos y había que buscarlo en lo más intrincado del organismo; pero por otra parte, ya habíamos descubierto ese «rincón» de reinfección. Era entonces posible enfocar los estudios con mayor precisión hacia el arma secreta del VIH.
Lo que no imaginamos fue que pasara tan poco tiempo para que esa pista comenzara a generar un estudio serio y prometedor. Este octubre ha traído el anuncio de una terapia que fue capaz de desaparecer el VIH de la sangre y tejidos en seis personas en sus primeras fases de testeo.
El estudio se trató del seguimiento del trasplante de células madre medulares o provenientes del cordón umbilical a un pequeño grupo de seis pacientes portadores del virus de inmunodeficiencia humana.
Las células trasplantadas han demostrado hasta hoy ser capaces de destruir el reservorio profundo de reinfección que le daba el poder al virus de reaparecer aún después del tratamiento con antirretrovirales.
La revista que primero publicó el artículo «Mecanismos que contribuyen a la reducción profunda del reservorio de VIH tras trasplante alogénico de células madre» fue Annals of Internal Medicine. Las Instituciones que acogieron la investigación, el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, y el Instituto de Investigación del Sida Irsi Caixa, de Barcelona. Los coautores principales del estudio, María Salgado, PhD y Mi Kwon, MD.
Para hacerse una idea clara de lo complejo del virus y la relevancia de este nuevo resultado, hay que comprender cómo funciona el reservorio viral latente de VIH.
Se trata de un grupo de células infectadas que continúan produciendo el virus, pero que no pueden ser detectadas y curadas ni por los fármacos, ni por el sistema inmunitario del cuerpo.
Por esa causa, aun cuando un paciente ha recibido el más avanzado tratamiento con antirretrovirales, su carga viral puede reaparecer como si renaciera «de algún lugar indetectable».
El tratamiento ARV logra suprimir la replicación viral y una vida relativamente sana durante muchos años, sin embargo, debido a ese grupo de células «ocultas» el virus persiste en el cuerpo y la replicación se reanuda apenas se interrumpe el fármaco.
Cuando descubrieron el lugar oculto, la mitad del camino estuvo avanzada. Investigadores del Hospital General de Massachusetts y el Instituto Ragon de MGH, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y Harvard, en Estados Unidos, lograron identificar el escondite en un pequeño grupo de células T con propiedades similares a las de las células madre.
Mathias Lichterfeld, autor del informe que se publicara en la edición digital de la revista Nature Medicine explicaba en esa fecha que «la mayoría de las células humanas son de corta duración (…) esto llevó a la hipótesis de que el VIH puede infectar a las células madre, las más duraderas en el cuerpo. Específicamente, se identificó un nuevo grupo de células T, llamadas células madre T de memoria, susceptibles al VIH y probablemente el nicho celular duradero más largo para el virus».
Para 2017 la comunidad científica tenía claro el nuevo sendero a tomar: usar otras células madre sanas, igual de capaces de duplicarse. Sin embargo, quedaba mucho por lograrlo.
La terapia con células madre que por el momento parece eliminar el virus en seis personas está basada en el conocido Paciente de Berlín, la única persona que ha conseguido curarse totalmente del VIH.
Este estadounidense, contagiado en 1995, se sometía a un tratamiento con antirretrovirales hasta 2006 cuando fue diagnosticado con leucemia mieloidea aguda y comenzó una revolucionaria terapia experimental que incluyó complejos trasplantes de células madre del portador de un gen hereditario raro asociado con la disminución del riesgo de contraer el VIH.
En 2011, hizo público que llevaba dos meses curado del VIH.
Aunque en ese entonces sus doctores explicaron que el procedimiento había sido tan invasivo y caro que era prácticamente imposible implementarlo, el hecho fue un precedente que hoy sirvió nuevamente de inspiración.
Lo cierto es que aun cuando los resultados de este ensayo parecen muy prometedores, las pruebas clínicas no tienen varias etapas por gusto.
Esta nueva investigación, cuya limitación declarada es la baja cantidad de pacientes testeados, tendrá que recorrer un camino antes de causar en la comunidad científica el mismo revuelo que hoy provoca en la opinión no especializada.
De un lado, tenemos el recuerdo, analizado en nuestra sección hace un tiempo, de la falsa alarma provocada por un error comunicativo en el transcurso de un ensayo clínico en 2017. Aquel estudio, llevado a cabo por la Universidad de Oxford, Cambridge, la Escuela Imperial de Londres, la Universidad Colegio de Londres y el Kings College londinense se tergiversó desde el reconocido diario The Times, que llegó a desinformar a gran escala, al anunciar la supuesta cura de un paciente en Londres sin que pasara el tiempo establecido para reconocer los resultados.
Ante este nuevo avance, que aún necesita mayor tiempo de chequeo, una mayor muestra de pacientes examinados y completar otras fases de testeo habiendo retirado el tratamiento ARV, habrá que ser (esperanzadamente) pacientes.
Por su capacidad de producir otras células sanas, las células madre son usadas a nivel internacional para revolucionarios tratamientos sobre todo contra patologías crónicas.
Para 2015, Cuba anunciaba la expansión de esta terapia a la totalidad de sus provincias y unos 1 612 nuevos pacientes tratados solo durante ese año, cifra que situaba a nuestro país dentro del reducido grupo de naciones con una tasa de más de cien casos atendidos mediante la terapia por cada diez millones de habitantes.
Ese mismo año, la mayor autoridad cubana en el tema, Dr. C. Porfirio Hernández, entonces vicedirector del Instituto de Hematología e Inmunología de Cuba, explicaba a Cubadebate: «En Cuba, la terapia con células madre, el uso de proteínas bioactivas y la ingeniería de tejidos in vivo son los procederes que hemos incorporado a nuestros proyectos de investigación en tan promisorio campo. Un aspecto básico de este tipo de medicina, es que se apoya en los mismos factores intra e intercelulares que el organismo emplea para su autorreparación, y fundamentalmente en los nuevos conocimientos sobre las células madre y en su capacidad de convertirse en células de diferentes tejidos».
Actualmente la terapia celular con células mononucleares de sangre periférica es el método más usado en Cuba, con el tratamiento de enfermedades tan serias como la distrofia progresiva hasta afecciones más cotidianas, como los problemas articulatorios. El grupo BioCubaFarma produce un factor estimulante para la producción de las mononucleares.
Con tales esfuerzos mantenidos, desde fuera y dentro del país, es de esperar, que si resultados como el que hoy anunciamos logran terminar todas las fases del ensayo clínico, Cuba esté, como es usual, entre los países interesados en el nuevo reto.