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El Síndrome de septiembre

Por si no lo sabías, el noveno mes del año tiene sus peculiaridades cuando de sicología se trata

Autor:

Iris Oropesa Mecías

Sí que sí, septiembre tiene «sus cosas». El cumpleaños de mi mamá, el fin de la etapa estival con sus brillos y videoclips obligados sobre la playa y el comienzo o regreso a clases de miles de estudiantes.

En ese grupito está mi hermano. Entre los adolescentes que comienzan a patalear desde que sale el primer reportaje sobre los preparativos del curso… desde agosto. Pero como no todo es pataleta gratuita, la sicología trae algunas verdades sobre algo llamado síndrome posvacacional. Y eso explica muchas cosas.

Pataletas Comprobadas

Después de un largo período de descanso y recreación de los estudiantes, es lógico que el regreso a clases diarias, con sus rutinarios y herméticos horarios escolares, sea un dolor de cabeza para los chicos. Sin embargo, también en un buen grupo de padres y familiares que piden sus vacaciones en tiempos coincidentes con el de sus hijos, o en países donde tomar las vacaciones en verano es casi tradición, se suelen dar un grupo de conductas que algunos sicólogos no temen catalogar como un síndrome.

Estas etiquetas poco científicas

Si queremos ser verdaderamente estrictos con el tema de las entidades patológicas de las ciencias de la mente, lo cierto es que los instrumentos que utilizan los sicólogos para valorar son los manuales de diagnóstico. Los más utilizados suelen ser el DSM-V (Manual Estadístico y de Diagnóstico de los Trastornos Mentales, quinta edición) y el ICD-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades y Causas de Muerte, décima edición). Estas guías incorporan los criterios de diagnóstico de las sicopatologías como la descripción de un trastorno y los posibles tratamientos.

En ninguno de estos dos grandes apoyos bibliográficos aparece el término síndrome posvacacional como trastorno diferenciado de otros. Por esa razón, según los comités de expertos internacionales, no existe como enfermedad o entidad sicológica a tratar, sino más bien como un resultado de la tendencia a patologizar cualquier malestar que tenemos, o simplemente por el deseo de poder identificar de forma fácil un estado de ánimo muy específico.

Sin embargo, como afirma el sicólogo español y máster en sicooncología Joan Salvador Vilallonga, que no figure en los manuales de diagnóstico no significa que el malestar provocado por el retorno al trabajo no sea real, o que las personas no merezcan una solución. «Aunque no sea un trastorno tipificado —explica—, los síntomas existen y las personas que los tienen lo pasan mal».

Que la palabra suena fuerte y que últimamente se puede sobrevalorar, no lo discutimos. Pero vale la pena enterarse de qué se trata este tipo de comportamientos y saber lidiar con él.

Saberlo por sentirlo

El llamado síndrome posvacacional es un concepto que describe una serie de malestares físicos y síquicos generados por una mala adaptación a las rutinas de trabajo o estudio después de un período de descanso.

Aunque los síntomas varían según el tipo de actividad que se realiza, el nivel de responsabilidad y de gusto personal por la tarea que se desempeña, los rasgos comunes suelen estar asociados a ansiedad o estrés.

Decaimiento, apatía, ansiedad, falta de energía, sensación de hastío, irritabilidad… suelen ser las manifestaciones de un desajuste ante el regreso a los horarios cerrados y los deberes.

Por otro lado, el sitio infosalus.com asegura que según las estadísticas de España en este tema, las mujeres suelen sufrir más la readaptación al ambiente laboral, pues son ellas quienes usualmente se encargan también de tareas de apoyo a otros familiares que regresan a sus jornadas.

No obstante, no se asuste demasiado por aquello de «síndrome», en general los sicólogos lo definen como «un estado de ánimo pasajero y breve que no requiere atención médica ni un tratamiento farmacológico, sino de un enfrentamiento a la realidad y de aceptación de la nueva situación». Así que en vez de dejarnos llevar por la victimización, por qué no pensar en soluciones.

Llega septiembre y con él el síndrome posvacacional: claves definitivas para superarlo.

Sobrevivir

María González, sicóloga del Instituto español Centta,  da algunos consejos para revertir el efecto negativo de una readaptación incorrecta al trabajo o los estudios.

Coincidiendo con otros especialistas, recomienda ir integrando de manera gradual en la rutina diaria los horarios de trabajo, para que el impacto del regreso sea más progresivo.

De igual modo, se aconseja hacer pequeños planes para los fines de semana, para no acoger la falsa idea de que solo en temporada estival es posible pasarla bien y librarse de la rutina. Por esa misma línea, comenzar un hobby para los tiempos libres puede equilibrar el estrés de los roles retomados.

Sobre todo, a nivel más cognitivo, lo importante es no dejar florecer y mucho menos encadenarse los pensamientos negativos sobre la vida laboral o estudiantil. Por otro lado, es mejor valorar qué cosas positivas sí tiene el regreso al puesto, que siempre las hay, como el rencuentro con colegas agradables, o el inicio de un nuevo proyecto profesional con sus propias metas novedosas.

El otro consejo que nunca pasa de moda es que intentes recuperar los hábitos saludables como el comer un poco más sano y practicar ejercicios.

El sicólogo clínico Miquel Casas, que dirigió durante años la Unidad de Estrés del Instituto Dexeus en Barcelona cree que haber pasado el verano «anárquicamente» no tiene que llenarnos de remordimientos. Lo mejor sería comprender qué situaciones de descontrol se han tenido durante las vacaciones y aceptar que el cuerpo solo vive en el presente y lo importante es recomenzar ahora con ejercicios o alimentos más saludables.

Un pero

Sin embargo, sí sería bueno que notaras que si los síntomas de tristeza o negatividad continúan más allá de dos o tres semanas y se agravan, tal vez sea necesario reconsiderar si te sientes aceptablemente conforme con tu lugar de trabajo y tus decisiones actuales.

Aunque pueda sonar simplón, todos los especialistas de la sicología (en esta podemos ser bastante categóricos) te recordarán que más allá de la apariencia de rigidez que pueda llegar a tener una vida o una rutina, siempre tenemos cierto nivel de decisión sobre lo que hacemos y escogemos para pasar la mayor parte de nuestras horas.

En el caso de los niños o adolescentes, el exceso de rechazo a la escuela podría ser también un indicador de que están siendo abusados sicológica o físicamente; pero no confían lo suficiente para contarlo a los adultos de casa. En estos casos, la ayuda de un especialista podría iluminar las cosas, y ofrecer la asistencia que los no profesionales no alcanzan a brindar.

El estrés y la tristeza en los niños al regresar a clases suele ser normal. Pero si se extiende, se debe acudir a un especialista.

Foto: Tomada del blog Menús Saludables

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