Al decir de los expertos, se trata de un segundo adicional o intercalar, que de cuando en cuando se añade a nuestro calendario
Para muchos será un día normal, como cualquier otro, sin penas ni glorias, pero el próximo 30 de junio, cuando los relojes atómicos en todo el mundo marquen las 11:59:59 de la noche, deberán adicionar un segundo extra. El 2015 será un segundo más largo, debido a la disminución de la velocidad de rotación de la Tierra.
Ello lo anunció hace unos días el Servicio Internacional de Rotación Terrestre (IERS, por sus siglas en inglés), cuya sede se encuentra en el observatorio de París, Francia. Al decir de los expertos, se trata de un segundo adicional o intercalar, que de cuando en cuando se añade a nuestro calendario desde que se introdujeron por primera vez en 1972.
Estos tienen la función de mantener sincronizados los relojes atómicos (los de mayor precisión para medir el tiempo) con respecto a la rotación de la Tierra. En otras palabras, mantienen una escala de tiempo continua y estable. De ahí que el 30 de junio antes de la medianoche, justo a las 11:59:59, el reloj marcará 11:59:60 antes de pasar a las 12:00:00.
Según explicó a BBC Mundo Daniel Gambis, director del IERS, mientras el tiempo atómico es constante, la velocidad de la rotación de nuestro planeta fluctúa.
«La Tierra ha estado rotando (sobre su eje) más lentamente. Esto se debe a las fuerzas que ejercen el Sol y la Luna, y a la fricción provocada por los vientos y las mareas», dijo.
Esta disminución en la velocidad de rotación —precisó— hace que se desvincule el tiempo astronómico del tiempo atómico, y por eso, esporádicamente, surge la necesidad de sincronizar los relojes.
Nick Stamatakos, investigador del Observatorio Naval en Estados Unidos, reafirmó que la explicación más simple y real es que la Tierra redujo un poco su velocidad de rotación.
La última vez que ocurrió fue en 2012 y resultó un tanto confuso para sistemas computacionales automatizados que no reconocían el tiempo extra. El segundo se agregaría en el sistema de Tiempo Universal Coordinado (UTC) que se sigue a nivel mundial.
Desde 1972, los relojes han añadido hasta 24 segundos suplementarios para actualizar la velocidad de rotación de la Tierra. Si esta actualización no se realizara periódicamente, cada 500 años los relojes tendrían un retraso de una hora, según Daniel Gambis, en declaraciones al diario Ouest-France.
«Aunque no hay motivo para encender las alarmas, no se puede perder de vista la importancia de un segundo», recalcó Gambis. En ese tiempo, por ejemplo, un satélite puede avanzar siete kilómetros.
No obstante, los investigadores insisten en que el cambio no afectará la vida cotidiana de las personas, quienes no se percatarán de la diferencia, sino a los administradores de relojes atómicos, las corporaciones transnacionales, líneas aéreas y algunos sistemas computacionales automatizados.
El diario español ABC informó que existe una polémica sobre si se debe abolir o no el segundo intercalar y permitir que la hora atómica se separe lentamente de la hora solar.
Algunos países han propuesto eliminar esta medida debido a dificultades que supone para los sistemas que dependen de la sincronización exacta, como los informáticos e Internet, y el tiempo y el esfuerzo necesarios para programar los equipos de forma manual, con el consiguiente riesgo de error humano.
Publicaciones como La Información recuerdan que durante el último salto de un segundo, en 2012, se retrasaron más de 400 vuelos de la aerolínea australiana Qantas, y varias páginas de Internet de alto perfil como Mozilla, Reddit, Gawker, LinkedIn y Yelp vieron sus servicios interrumpidos.
Si a una computadora se le pide llevar a cabo una operación al momento en que el segundo se repite, no sabe qué hacer, lo que ocasiona una caída, ilustra el sitio web Techie News.
Para que este año no ocurra ningún incidente similar, Google ha estado preparándose, explicó el rotativo The Verge. La solución del famoso buscador es cortar el segundo extra en milisegundos y luego repartir estas pequeñas porciones de tiempo en el sistema de manera imperceptible a lo largo del día.
Durante algún tiempo el segundo intercalar ha sido motivo de discordia entre la comunidad científica y algunos países.
Algunas de las 170 naciones representadas en la Unión Internacional de Telecomunicaciones —como Estados Unidos, Francia, México o Japón— abogan por acabar con el segundo intercalar y dejar que los relojes atómicos se alejen naturalmente de los parámetros para medir el tiempo basados en la rotación del planeta. Otras como Rusia o Reino Unido prefieren continuar con este sistema.
Gran Bretaña defiende la medida, ya que el no añadir los segundos rompería el vínculo que la humanidad tiene entre el concepto del tiempo y la posición del Sol en el cielo. Este vínculo se sustenta en el uso del tiempo del meridiano de Greenwich, el momento en que el Sol se posa sobre el meridiano y que marca el mediodía.
Una vez rota esta relación, jamás se podría recuperar, han alertado los científicos. Esto implicaría que la unidad más básica del tiempo que ha usado la humanidad, se desvanecería poco a poco cada vez que el reloj siga su curso y este no se asocie con el astro rey.
Los relojes atómicos, que se basan en las vibraciones dentro de los átomos, son los más exactos del planeta. Pero, incluso, entre ellos ya hay un récord de exactitud.
En 2013, un par de relojes atómicos experimentales basados en átomos de iterbio establecieron un nuevo récord por su precisión. Estos fueron diseñados en el estadounidense Nacional Institute of Standards and Technology (NIST). Al parecer, funcionan como péndulos o metrónomos que podrían dar la hora de forma adecuada desde los últimos 21 siglos.
Los investigadores del NIST han explicado que es «más estable que cualquier otro reloj atómico». De hecho, su actividad es unas diez veces mejor que cualquiera de los resultados presentados para otros relojes de su tipo.