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Cosificación femenina en su extremo esplendor

Autor:

Laura Fuentes Medina

La fiesta más importante en la industria musical, los Premios Grammy 2025, fue, como de costumbre, una ocasión memorable. Numerosos artistas, principalmente del mundo angloparlante, se reunieron para mostrar lo mejor de sí, y ¿por qué no?, también para dar de qué hablar.

Un momento en particular se viralizó de inmediato en redes sociales: la aparición en la alfombra roja de Bianca Censori, actual esposa del rapero y productor musical Kanye West.

Ambos se colaron ataviados de modo más bien divergente. Él, con su característico estilo informal, completamente de negro; ella con un lujoso abrigo de piel, del cual no tardó en desprenderse por órdenes de su cónyuge para dejar a la vista un ceñido y corto vestido transparente que revelaba cada detalle de su cuerpo desnudo.

Escandalosa, cuando menos, fue aquella revelación. Los asistentes de la velada enmudecieron repentinamente; los presentadores improvisaron como pudieron para hacer pasar el momento como una de las tantas excentricidades que los famosos acostumbran planear, sobre todo tratándose de West, cuya especialidad es atraer atención de manera escandalosa.

Cabe destacar que cualquier poco conocedor contaría el haber contraído nupcias con un rapero de fama mundial como único mérito de la más recordada de los Grammy 2025, pero eso está lejos de la realidad.

Bianca Censori es una modelo australiana con una maestría en arquitectura y una carrera como diseñadora de joyas. Durante su etapa universitaria fundó, en asociación con una amiga, la marca Nylons Jewelry, especializada en piezas de joyería con cristal Swarovski. Como proviene de una familia italiana cuyo estilo de vida es discreto, este cambio en ella ha sido más que drástico, en realidad.

Desde que se convirtió en la «musa» de Kanye West acostumbra protagonizar titulares por sus exhibiciones públicas y lo polémicos que resultan sus conjuntos, pertenecientes todos a la marca de su esposo, quien recientemente lanzó una carrera como diseñador y supo apropiarse de la imagen de Censori para promocionarla.

Así pues, dos vertientes se enfrentan en esta polémica: empoderamiento y cosificación. Algunos piensan que se trata de un revolucionario acto en el nombre del arte y, dejando de lado el contexto, toman el desnudo como un acto empoderante. Otros consideran que fue un gesto solidario de una esposa enamorada y probablemente abusada.

El dúo muestra un patrón de comportamiento de mal gusto, donde no basta con despreciar vilmente todo el complejo universo emocional y cognitivo que encierra, sino que reduce a la mujer a un trofeo cuyo valor radica únicamente en su aspecto físico, y por tanto debe ser ajustado al ideal estético de otra persona.

Es incluso más preocupante si nos detenemos a observar la vergüenza e incomodidad que se apodera del rostro de Bianca durante estos episodios y sus intentos de ajustar el vestido, tal vez buscando, inconscientemente, cubrirse.

Hablar de cosificación de la mujer es inevitable, en tanto queda claro que no es un comportamiento espontáneo, pero… ¿por qué permite ser sometida a semejante humillación? ¿Estará ella mentalmente sana?

Este camino solo nos conduce a especulaciones con más preguntas que respuestas. Sin embargo, una enseñanza podemos extraer de aquí: el valor de una mujer trasciende su desnudez, y repetir comportamientos como este solo nos llevará a reforzar estereotipos que deben ser desarraigados cuanto antes.

Por último, considero que no existen excusas para los comportamientos abusivos, ni con famosos ni con parejas anónimas. Si nos es difícil percibirlos como tal, siempre es posible recurrir a la familia y los amigos, nuestras principales redes de apoyo. Sin importar qué tan grande sea el deseo de atraer atención, generar polémica o apoyar a otros, el amor y los valores propios deben ser mayores.

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