Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Amar para ser mejores

Autor:

Adianez Fernández Izquierdo

Dicen por ahí que febrero es el mes del amor, y ciertamente las personas suelen ver las fechas cercanas al 14 de febrero como las propicias para entregar regalos, postales o decirse cuánto se estiman, aman, quieren y todo aquello que esté ligado a ese sentimiento especial que nos hace diferentes del resto de los animales.

Pero el amor va más allá de febrero e implica mucho más que el amor a la pareja, el aprecio inestimable al amigo de las buenas y las malas o el indescriptible sentimiento que nos ata a la familia, sea de sangre o de afectos.

Amar es lo que nos hace a diario sobreponer los más grandes dolores, desde el abrazo o el beso sanador, desde la mirada tierna o la sonrisa siempre franca de un niño.

En tiempos de tantas durezas, de odios viscerales, de guerras sin sentido y catástrofes naturales, muchas veces dimensionadas por el mal que hacemos a la naturaleza, se impone el amor como cura salvadora, como aliento para seguir luchando por las causas que sabemos justas solo por el amor que entrañan.

Ha sido ese amor por la justicia lo que nos ha impulsado a estar del lado de una Palestina que llora por la masacre de sus hijos, o del lado de las abuelas de Plaza de Mayo que, movidas por el amor a nietos desconocidos no cesan en su lucha para encontrarlos y darles el abrazo necesario.

Ha sido el amor a la Patria lo que nos ha hecho resistir, y el amor a la humanidad lo que ha impulsado a algunos a partir a otras tierras para salvar vidas o defender soberanías, no importa si son ajenas, solo bajo el concepto de vivir en un mismo planeta y ser todos de la misma especie.

Hoy, cuando el odio recorre el mundo y la doctrina del sálvese quien pueda busca encadenar al más puro de los sentimientos, hemos de enarbolarlo como la bandera más alta, y no desde versos, poemas, flores o chocolates, sino con acciones, que es como único sana el amor.

Si a su lado ahora mismo alguien desconocido necesita de su ayuda, no lo dude. Un pan, entre dos, sabe mejor que si lo comemos entero sabiendo que el otro no tiene. Las buenas acciones, las que vienen desde el amor, siempre regresan también convertidas en dicha y bondad. Son parte de esa aura positiva que nos rodea y que irradia más luz cuanto más amor seamos capaces de dar.

Desde el afecto y la ayuda al prójimo, y hasta desde el sacrificio propio por un bien colectivo, suelen ablandarse las durezas y hacerse más livianas nuestras luchas diarias por salir adelante entre carencias y bloqueos.

Mostrar una sonrisa a quien requiere de nosotros para un servicio o trámite, ofrecer explicaciones aunque no tengamos la solución, ayudar a alguien a resolver un problema, o simplemente brindar agua o un poquito de café a alguien agobiado por el calor o las vicisitudes del día a día son pequeñas acciones que muy poco cuestan y que en cambio llenan tanto a quien da como a quien recibe.

Febrero puede ser entonces el mes destinado para el amor, pero cada día del año, cada minuto de nuestra vida, hemos de sacar afuera ese sentimiento sublime que nos pone siempre a flote, aun cuando muchos apuesten a diario por hundirnos.

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