Habiéndose constituido el año pasado en un frente separatista que bien podría considerarse el principal partido opositor a la refundación y a Evo Morales, el CONALDE, sin embargo, no ha logrado hasta ahora soslayar las ambiciones personales y, si no lo hace, entrará dividido y saldrá hecho trizas de las elecciones de diciembre.
Las observaciones, a priori, valen: recién inscritas las duplas que aspiran a la presidencia boliviana se comprueba que no lograron articular un frente único de la derecha, ni siquiera entre los separatistas. Todavía tres jefaturas de los departamentos de la llamada Media Luna —cuyos prefectos fueron, precisamente, los fundadores del Consejo Nacional Democrático, CONALDE— no han manifestado claramente a quién apoyan y dicen que están «consultando» a sus bases.
En tanto, otros dos de esos territorios postularon a sus principales líderes, aunque tales propuestas parezcan las menos propicias. Se trata de Manfred Reyes Villa, obligado el año pasado a dejar la prefectura cuando sus electores cochabambinos lo «demovieron» mediante el referendo revocatorio, y de Leopoldo Fernández, el ex prefecto de Pando, quien le acompaña como candidato a la vicepresidencia a pesar de que está detenido y todavía, increíblemente, no se le ha dictado sentencia por su responsabilidad en la barbarie cuando decenas de indígenas fueron atacados por bandas que actuaban al mejor estilo facistoide, y con toda libertad, a su amparo, el año pasado.
Postulados por el Plan Progreso para Bolivia (PPB) —una agrupación de nuevo cuño—, ambos constituyen uno de los ocho binomios que el martes quedaron apuntados en el Registro Electoral. Con tal paso, el proceso escaló uno de sus más definitorios peldaños.
Salvo Samuel Doria Medina —el rico empresario derechista que fuera aspirante presidencial en los comicios de 2005— las otras seis postulaciones conforman un abanico de cuasi desconocidos más incapaces aun que Villa de hacer número ni mostrar méritos frente a la combinación del MAS, que lleva a Evo Morales y Álvaro García Linera. Ambos fueron «lanzados» como candidatos a presidente y vice por el representativo sindicato de los trabajadores petroleros precisamente en Santa Cruz, con el apoyo del histórico y combativo sector minero, los campesinos, los indígenas…
Frente al respaldo cerrado a Evo y Linera de esos amplios y mayoritarios sectores que quieren la Bolivia nueva, la división de los partidos de la denominada derecha —y de los separatistas— es aun más dramática; sobre todo, para quienes habrían querido seguir usando contra la labor de Evo y del MAS los proclamados y pretendidos deseos «autonómicos» de la Media Luna, y presentarlos como «la opción opositora».
Aunque, de cualquier modo, nada hace pensar que Morales retroceda de la aplastante votación con que fue ratificado en el revocatorio —67,4 por ciento fueron para él, mayor consolidación— las pugnas en CONALDE y, por ende, en la subversiva y racista élite de la llamada Media Luna, son desde ahora puntos en contra para los anti-refundación; incluso, una vez que pase la contienda.