Un 11 de abril, hace 114 años, desembarcaba en tierras guantanameras José Martí, en unión de Máximo Gómez y otros patriotas, para combatir en la «guerra necesaria» que convocó y organizó hasta hacerla posible. Al rendir homenaje a este acontecimiento y a la memoria del Apóstol subrayamos la necesidad de iniciar el momento de filosofía a que nos ha llamado su mejor discípulo, el compañero Fidel.
Para dar cumplimiento al Convenio de Trabajo suscrito entre la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) y la Sociedad Cultural José Martí debemos comenzar por investigar, estudiar y destacar la identidad nacional cubana y latinoamericana. A fines del siglo XVIII y principios del XIX, concurren varias circunstancias internas y externas que marcan una etapa clave en la forja de nuestra nacionalidad. Por ello, nuestro esfuerzo debe girar alrededor del análisis de ese período histórico. Aquí aparece el núcleo fundador del pensar filosófico con las figuras de José Agustín Caballero, Félix Varela, José de La Luz y Caballero y José Martí. Con el método electivo podemos seleccionar lo mejor de todos los sabios inspirados siempre por la justicia, ese sol del mundo moral, como la definió Luz y Caballero, y principal categoría de la cultura.
Para iniciar este recorrido recordemos un párrafo esencial del Apóstol:
«La filosofía materialista, que no es más que la vehemente expresión del amor humano a la verdad, y un levantamiento saludable del espíritu de análisis contra la pretensión y soberbia de los que pretenden dar leyes sobre un sujeto cuyo fundamento desconocen; la filosofía materialista, al extremar sus sistemas, viene a establecer la indispensabilidad de estudiar las leyes del espíritu. De negar el espíritu —la cual negación fue provocada en estos tiempos, como ha sido en todos, por la afirmación del espíritu excesiva,—viene a parar en descubrir que el espíritu está sujeto a leyes y se mueve por ellas, aceleradas o detenidas en su cumplimiento por Ias causas mecánicas y circunstancias rodeantes que influyen en la existencia y suelen ser tan poderosas que la tuercen o determinan».
Continuemos con esta otra formulación del Maestro contenida en carta póstuma inconclusa dirigida a su entrañable amigo mexicano Manuel Mercado:
«Mi hermano queridísimo: Ya puedo escribir, ya puedo decirle con qué ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía y mi orgullo y ob!igación; ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin».
Con este hilo esencial estudiemos los antecedentes bolivarianos de estas ideas recordando la estrofa inmortal del Himno Nacional venezolano: «Gloria al bravo pueblo/que el yugo lanzó/la ley respetando/la virtud y honor».
Otro hito importante lo encontramos en el siguiente texto de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, escrito en 1861:
«A cada cual, según su capacidad y a cada capacidad según sus obras y su educación. Así no habrá clases privilegiadas ni preferencias injustas (...)
«Socialismo es la tendencia natural a mejorar la condición o el libre desarrollo de las facultades físicas y morales».
Por último, extraigamos todas las consecuencias de estos principios claves de nuestro Héroe Nacional: «Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre».
El valor pedagógico y ético de este pensamiento martiano es de singular valor en estos momentos en los que la familia humana está amenazada de muerte en la presente centuria. Es necesario unir todas las voluntades posibles de sus miembros para lo cual resulta indispensable superar el «divide y vencerás» de la tradición de las sociedades clasistas, y proclamar «unir para vencer», consigna esencial para enfrentar los desafíos actuales. Este será el camino educativo y político indispensable para evitar que nuestra especie y el planeta desaparezcan; es el camino de la idea del bien que postuló José Martí.
En el territorio en el que desembarcaran Martí y Gómez se encuentra ocupada ilegalmente una parte de nuestro territorio por la base naval norteamericana en Guantánamo. Esa parte integrante de nuestra tierra nos fue usurpada por el entonces naciente imperialismo yanqui hace ya más de un siglo y su devolución es un reclamo irrenunciable del pueblo cubano. Asimismo, reiteramos la exigencia de que nuestros Cinco Héroes: Ramón, René, Antonio, Gerardo y Fernando que guardan ya más de una década de arbitraria y cruel prisión sean liberados de inmediato.
Para estos grandes objetivos llevamos a cabo encuentros de investigadores y estudiosos a fin de extraer conclusiones válidas para este propósito.
La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y la Sociedad Cultural José Martí, desde esta tierra cargada de historia, de presente y de futuro, daremos cumplimiento, de esta forma, al compromiso establecido.
*Presidente de la Sociedad Cultural José Martí y Vicepresidente Ejecutivo de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, respectivamente.