El deterioro de la situación humanitaria en la Franja de Gaza es uno de los principales argumentos de la comunidad internacional para contribuir al cese del genocidio contra la población palestina. Autor: Unicef Publicado: 09/11/2024 | 10:42 pm
A 400 días de iniciada, nadie contempla un final a la vista para las guerras genocidas emprendidas por Israel en Gaza para exterminar al movimiento palestino Hamás y las acciones de apoyo a la Resistencia de Hezbolá desde Líbano.
El envío por el Gobierno de Estados Unidos a la región de un poderoso escuadrón de bombarderos B-52, misiles del mayor alcance antiaéreo y varios miles de soldados, unidos al despliegue de navíos de guerra en los mares adyacentes, tampoco contribuyen a visualizar una paz cercana.
Por el contrario, los frecuentes ataques aéreos británico-estadounidenses a Yemen, y de la aviación israelí a Siria, Irak e Irán, que han proclamado el derecho a la defensa de su pueblo y su territorio, aumentan el peligro de extensión del conflicto.
Sobre todo porque el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, da a entender que se siente con las manos libres —y bien apertrechadas de armamento «made in USA»— para proseguir sus tropelías, incluso contra la voluntad de la mayoría de los residentes judíos del Estado sionista, más aún después de que su socio y amigo Donald Trump ganara la contienda electoral en Estados Unidos.
Así lo atestigua una encuesta publicada este sábado por el diario Haaretz, que arrojó 55 por ciento de opositores a la continuidad de la guerra.
Mientras, en las calles de Tel Aviv y otras ciudades de Israel decenas de miles de manifestantes denunciaron el interés personal de Netanyahu en seguir la contienda bélica y reclamaron a viva voz un acuerdo de cese del fuego con Hamás, para asegurar el regreso de un centenar de rehenes en su poder, en una operación de canje por prisioneros palestinos.
En un presagio de lo que se puede avecinar, el diario Haaretz alertó en su editorial de este sábado que «La alianza Netanyahu-Trump pone en peligro el futuro de Israel y las esperanzas de un futuro conjunto con los palestinos».
Un anuncio de la agencia norteamericana AP, este propio día, destacó que —según un funcionario del Gobierno— el presidente Joe Biden solicitó a Qatar que la delegación de Hamás fuera expulsada de Doha, dada la falta de progreso de las negociaciones con Israel. La maniobra puso de relieve un nuevo intento del inquilino de la Casa Blanca por encubrir su fracaso ante la firmeza de la resistencia palestino-libanesa.
Pocas horas después, el líder de Hamás, Mamhoud Mardawi, declaró a la telemisora Red Quds, vocero del Movimiento, que «con respecto a los informes que circulan en los medios sobre Qatar y la oficina de Hamás, se trata de una guerra de propaganda y falsa, destinada a socavar la moral de la Resistencia».
La noticia que dio la vuelta al mundo en segundos se derrumbó definitivamente unos minutos más tarde, cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores
de Qatar publicó una declaración en la que puntualizó que «los esfuerzos de Qatar para mediar entre Hamás e Israel están actualmente en suspenso. Los informes que circulan sobre la retirada de Qatar de la mediación son inexactos».
Qatar ha notificado a las partes, agregó la nota, que reanudará sus esfuerzos con los socios cuando haya seriedad necesaria para poner fin a la guerra.
«Cuando nos tomemos en serio el fin de la guerra, estaremos a la vanguardia de hacer todos los esfuerzos posibles para poner fin a la guerra y devolver a los rehenes y prisioneros».
Un informe emitido por las Naciones Unidas este 8 de noviembre llamó la atención a la comunidad internacional sobre su más reciente investigación, en la que señala que ha verificado que casi el 70 por ciento de las víctimas mortales de la guerra en curso en Gaza son mujeres y niños.
En el reporte la organización denuncia «una violación sistemática de los principios fundamentales del Derecho Internacional humanitario».
Ese es el saldo más visible y estremecedor de los primeros 400 días de la guerra de exterminio emprendida por Israel, en su intento de acallar y suprimir el grito de libertad que pronunciaron los combatientes de la Resistencia en Gaza, el 7 de octubre de 2023.