Colonizador Autor: Adán Iglesias Publicado: 10/06/2022 | 12:51 am
Hay pocas informaciones en la prensa estadounidense sobre lo que sucede en la 9na. Cumbre de las Américas del presidente Joe Biden, o son relegadas a un plano secundario, lo que hace pensar en que nada nuevo saldrá de esta reunión, que concluye este viernes, cuando otros jefes de delegaciones intervengan en el plenario del Centro de Convenciones de Los Ángeles y se supone que firmen los documentos-acuerdos, si los hay.
Es este un cónclave al parecer concebido como golpe de riposta de Estados Unidos en intento de recuperar las relaciones económicas hemisféricas que, dicen muchos, ha ido perdiendo frente al empuje económico de China.
Hasta este jueves 9, segundo día del encuentro, en las informaciones de la prensa y en los medios digitales se habló mucho más del rechazo a la exclusión de tres países de las Américas (Cuba, Venezuela y Nicaragua) por decisión errática del anfitrión, que de los temas en agenda. Pero llegó el discurso inaugural de Biden en la tarde del miércoles ante 23 jefes de Estado o Gobierno y nueve cancilleres, ministros o embajadores (Bolivia, Granada, Guatemala, El Salvador, Honduras, México, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Uruguay).
El Caribe también plantó ausencia; sin embargo, también plantó presencia la subregión necesitada de mayor atención, fundamentalmente en uno de los puntos supuestamente a debate: el cambio climático. Y cuando habló frente al presidente Biden, en la primera sesión plenaria, el primer ministro de Belice y presidente pro témpore de la Caricom, John Briceño, comenzó lo bueno. Calificó de «incomprensible e imperdonable» la decisión de Washington
de no invitar a Venezuela y Cuba a la 9na. Cumbre de las Américas porque «la cumbre pertenece a todas las Américas».
«Es incomprensible que aislemos a países de las Américas que han aportado un fuerte liderazgo y han contribuido en el hemisferio en asuntos críticos de nuestros tiempos», y pasó a detallar, subrayar y destacar algunas de esas contribuciones: «Cuba ha aportado cooperación constante en salud a dos tercios de los países de este hemisferio, incluido Belice».
A la cara le dijo al anfitrión: «El bloqueo ilegal contra Cuba es una afrenta contra la humanidad. El tiempo ha llegado, señor presidente, de levantar el bloqueo».
Al primer ministro John Briceño no se le quedó Venezuela en el tintero de la nación bolivariana dijo: «Ha hecho mucho por la seguridad energética en la región del Caribe» y su ausencia en la Cumbre es por ello «imperdonable».
Había que decirlo y se dijo: «La Cumbre de las Américas debería haber sido inclusiva. La geografía y no la política define América».
No paró ahí en las verdades. El líder beliceño urgió un compromiso para «construir unas Américas con justicia social», y advirtió que muchos asuntos han llegado a «un punto de inflexión». Por supuesto, se refería en primer lugar a la vulnerabilidad de los pequeños países caribeños ante el cambio climático, las crisis de la deuda y la vacunación contra la COVID-19. «Con compromisos firmes podemos seguir adelante», sentenció.
Ausencias y presencias del Caribe hermano y solidario se complementaban para dejar clara una posición de unidad y soberanía.
Igual de directas y duras fueron las palabras del presidente argentino Alberto Fernández. «Lamento que no hayamos podido estar presentes todos los que debíamos estar, en este ámbito tan propicio para el debate».
«Definitivamente hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un “derecho de admisión” sobre los países miembros del continente», enfatizó Fernández en un discurso de unos ocho minutos, como fue el tiempo otorgado para cada intervención, dijo la enviada del diario argentino Página 12.
Promesas van y vienen
Hablábamos de Biden y su discurso del miércoles en el cual anunció el titulo grandilocuente que le dio a su propuesta: la Alianza para la prosperidad económica en las Américas. Dijo que era «un nuevo acuerdo histórico» para promover la recuperación y el crecimiento a nivel hemisférico, y no queda más remedio que recordar aquella Alianza para el Progreso del presidente Kennedy que quedó en la nada, y el ALCA de Bush, el hijo, enterrada sin nacer con una contundente expresión del ex presidente venezolano Hugo Chávez en Mar del Plata.
Pero el mandatario de la Casa Blanca defiende lo suyo, y al reconocer el aumento de la desigualdad y la pobreza en la región al sur de su frontera, y la inflación actual, viró la tortilla a su antojo y trajo a relucir «la guerra de Putin en Ucrania». Por tanto, solo él puede salvar la situación con su alianza capaz de «reconstruir nuestras finanzas desde abajo hacia arriba».
Llama la atención que en un tuit en su cuenta @POTUS dio otra explicación más apegada a la realidad para la inflación que también castiga a los estadounidenses: «Una de las razones por las que los precios han subido es porque un puñado de compañías que controlan el mercado han aumentado los precios de envío hasta en un 1 000 por ciento. Es indignante, y estoy pidiendo al Congreso que tome medidas enérgicas contra ellos». Uuuuy… ¿Que irá a pasar? (pero esa es otra tela por donde cortar, los problemas domésticos del mandatario imperial no están en su agenda de la Cumbre).
Por supuesto, la indefectible «democracia» a lo USA como componente esencial para lograr el triunfo; solo quienes son certificados por el Departamento de Estado cuentan en esa lista y para intentar un ciento por ciento de asistencia, insistieron en la presencia del brasileño Jair Bolsonaro, un empujoncito que no tenían que hacer con el aliado mejor, Iván Duque, sin importar cuántos firmantes de los acuerdos de paz y activistas sociales han sido asesinados, dos ejemplos de buenos practicantes de la democracia.
Mientras, se daban protestas pacíficas, aunque proclamando a voz en cuello las necesidades de los pueblos, fundamentalmente el de los marginados en Estados Unidos, como los migrantes que dan sudor de trabajo y no se les quiere reconocer el derecho a residencia, o se les para en seco en la frontera del río Bravo. Y se hacía viral en las redes el eficiente papel de la LAPD —debieran conocerlo por las muchas películas de Hollywood: la policía de Los Ángeles—, reprimiendo a una sola, valiente y justa mujer armada de un megáfono para hacer escuchar su reclamo; lo que provocaba a la razón: ¿ese es el respeto a los derechos humanos?
Pues bien, en la segunda jornada, la del jueves, Biden compareció ante la Cámara de Comercio y en el evento instó a los principales ejecutivos de negocios de Estados Unidos a que le ayuden a su propuesta de Alianza para la Prosperidad, que advirtió, por si no se les olvida, debe ser una asociación económica respetuosa con el medio ambiente. Realmente no puedo decirles si estaba presente algún CEO de Exxon o de Chevron o de las transnacionales que explotan la Amazonia.
Los invitados se han ido ya a la cena de gala. Buen provecho, señor Biden.
Pongo punto final con un tuit del canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, con el cual concuerdo: La cita antidemocrática y excluyente de Los Ángeles es un nuevo revés para el gobierno de EE UU, cegado por su soberbia y desprecio por la región. Mientras insista en aplicar su Doctrina Monroe y diseño hegemónico en #NuestraAmérica estará condenado al descrédito y al aislamiento.