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El presidente Evo Morales se incorporó a bomberos y voluntarios en el enfrentamiento a los incendios. Autor: ABI Publicado: 27/08/2019 | 09:41 pm
LA PAZ, agosto 27.— El presidente Evo Morales se incorporó este miércoles al Gabinete de Emergencia Ambiental en el municipio de Roboré, para coordinar nuevas tareas en la región de la Chiquitania, afectada por los incendios forestales de alta y baja magnitud.
Para Morales, la «máxima prioridad es apagar el fuego a toda costa», tomando en cuenta que el fuego habría consumido más de 775 000 hectáreas en 35 comunidades de 11 municipios de la Chiquitania, que forma parte de la Amazonía.
El incendio forestal movilizó al menos a 4 000 personas que luchan contra el fuego por aire, con aeronaves pequeñas y el avión cisterna Supertanker, contratado por el Estado; y por tierra con el apoyo de más de 200 vehículos, según el Gabinete de Emergencia Ambiental que creó el Gobierno al inicio de los incendios.
Morales agradeció el desprendimiento y sacrificio de los brigadistas que luchan incansablemente para mitigar el fuego, y la agencia ABI mostró fotos del Presidente indígena participando en las labores de enfrentamiento al mismo.
El Jefe de Estado boliviano, quien sobrevoló la Chiquitania y evaluó las tareas destinadas a mitigar el fuego, informó este martes que las llamas fueron sofocadas en el Parque Nacional Otuquis, y anunció que luego de un balance el avión Supertanker se dirigirá a Concepción, donde se verificó la existencia de incendios en zonas donde no hay comunidades, pero posiblemente haya ganado, por lo que se intervendrá pronto ese punto.
Posteriormente, señaló que se entregará lo necesario a los damnificados, con quienes anunció que tendrá una reunión, y precisó que no se tuvo que lamentar la pérdida de vidas, aunque sí existen daños materiales tales como ocho casas destruidas, las que serán repuestas.
La Amazonía es habitat de al menos tres millones de especies de plantas y animales.Foto:Reuters
El Jefe de Estado puntualizó también: «He decidido, se va a declarar pausa ecológica, que consiste en que donde afectó el incendio (está) prohibido la venta de tierras y además de eso cómo prepararnos posincendio, porque esto que vamos a combatir tiene que terminarse».
«La información que tengo acá, entre el 17 y 18 de agosto había 8 000 focos de calor, ayer en la tarde evaluaron y tenemos 1 038 focos de calor todavía», precisó.
Por su parte, la BBC Mundo destacaba este martes que los mandatarios del G7 que estuvieron reunidos en Biarritz, Francia, habían acordado crear un fondo de 22 millones de dólares para combatir las llamas de la Amazonía, una iniciativa que fue rechazada en principio por el Gobierno de Brasil, que les recomendó utilizar ese dinero para «reforestar Europa».
Apuntó que mientras continúa el forcejeo entre los políticos y el intercambio de insultos velados, aunque las llamas siguen avanzando sobre la Amazonía, hay incendios en otra parte del mundo, y según imágenes satelitales publicadas por la NASA ocurren en Angola y la República Democrática del Congo (RDC), a los que llamó «fuegos ignorados».
Puntualiza que los datos satelitales de Weather Source tomados en un lapso de 48 horas muestran 6 902 incendios en Angola y 3 395 en la RDC, y los expertos no desestiman la importancia de esta región para el clima, pues la Cuenca del Congo es la mayor de África, y la segunda mayor del mundo. Tan es así que esta selva de 3,3 millones de kilómetros cuadrados —que incluye territorios en RDC, República del Congo, Gabón, Camerún y África Central— es considerada como el «segundo pulmón» de la Tierra.
Sin embargo, según explican expertos, los incendios en una y otra región no son equiparables, pues según declaró Denis McClean, portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para la prevención de desastres, no se puede determinar su naturaleza y tamaño, además de que esos fuegos no son inusuales en esta época del año en África, porque es común «en grandes áreas, porque son un método de agricultura tradicional para muchas comunidades campesinas de bajos ingresos».
McClean hace referencia al método conocido como tala y quema que en África se emplea desde hace siglos para renovar las tierras de cultivo, que son controlados por humanos y no son incendios forestales.
