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Ya tiene respuesta la pregunta de ¿Cuándo se podrá dialogar?

Wayne Smith juzga con dureza la política que durante más de medio siglo ha seguido su país contra Cuba y a la vez mira con optimismo los pasos que se dan

Autor:

Juana Carrasco Martín

WASHINGTON.— De obligación conocer las opiniones de este hombre que cuando se rompieron las relaciones entre Cuba y Estados Unidos —en enero de 1961— era uno de los funcionarios de la sede diplomática que desde el malecón habanero pretendía imponer política como lo había hecho su país desde la primera intervención que de hecho truncara la verdadera independencia de la Isla.

Wayne Smith fue también el primer jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, cuando en 1978 el entonces presidente Jimmy Carter intentara abrir una hendija que en definitiva no dio luz alguna. El bloqueo siguió intacto y, más aún, otros presidentes fueron solidificándolo e implementando nuevas medidas agresivas.

Fue en época de Ronald Reagan que el diplomático de carrera renuncia al Departamento de Estado en rechazo a una política que, consideraba, denigraba a su país. Desde entonces, ha sido un tozudo abogado por cambiarla y ahora celebra que puede darle respuesta a una pregunta que —cuenta—, el Presidente Raúl Castro le hizo más de una vez: «¿Wayne, cuándo se podrá dialogar?».

El viernes 27 de febrero, en Washington, las delegaciones negociadoras de Cuba y de Estados Unidos se reunieron. Ya es la segunda ronda de las conversaciones, porque la primera tuvo lugar en La Habana el 21 y 22 de enero de 2015.

Previo al diálogo oficial, junto a una chimenea, en un saloncito de una vetusta y acogedora casona en Washington, el viejo diplomático se encuentra con la prensa cubana.

«He esperado 53 años para ver este diálogo y estoy muy contento con ello», fueron casi sus primeras palabras llenas de optimismo sobre las conversaciones que acercan a los dos países.

Conocedor del sistema político de su país, insta al Gobierno de Barack Obama a excluir a la Isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo, un tema que ha sido recurrente en el encuentro de este viernes, porque es evidente que significa una de las llaves que abren la normalización.

«Por fin llegamos al punto de tener disposición de hablar, consultar e intercambiar. ¿Cómo vamos a discutir temas importantes para Cuba como el fin del bloqueo o la devolución del territorio que ocupa la base naval de Guantánamo sin un diálogo?», insistía el ex jefe de la SINA que en la solapa de su traje azul oscuro llevaba entrelazadas las banderas de Cuba y Estados Unidos.

«No existe evidencia alguna para incluir a Cuba en esa lista, me sorprende que no la excluyeran antes de empezar el proceso de restablecimiento de relaciones», puntualizaba, junto con el criterio de que también sería importante eliminar las prohibiciones a los viajes de todos los ciudadanos estadounidenses a la Isla y no solo las 12 categorías que ya fueron anunciadas en enero desde la Casa Blanca.

Es tajante en su calificativo para definir esas medidas, en las que incluye las vigentes restricciones comerciales: Mantener las restricciones y haber impedido el diálogo abierto me parece una posición estúpida.

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