Edgar Ponce, embajador de Ecuador. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:53 pm
El sueño de independencia que despertara en el pueblo ecuatoriano a inicios del siglo XIX, frustrado entonces, ve hoy sus luces en la Revolución Ciudadana que lidera el Presidente Rafael Correa, cuando consolida el Socialismo del Buen Vivir y tiene, como primera meta, rescatar el orgullo de los ecuatorianos.
Sobre el trascendental hecho histórico que se conoce como Día de la Patria, y del actual proceso transformador, dialogó con Juventud Rebelde el embajador de ese país en Cuba, Edgar Ponce.
El 10 de agosto de 1809 se produjo en Quito lo que quedó en la historia como el Primer grito de independencia de Ecuador, fruto de una tenaz, permanente y decidida lucha que venían emprendiendo los criollos junto con los nativos ecuatorianos para lograr la necesaria liberación de la Corona española.
Aunque fue frenado este proceso libertario, el hecho contribuyó a hacer germinar los aires de libertad en varios países de la región y devino punto de partida para la luz de la independencia de América del Sur, sostiene el Embajador.
Y es este ejemplo el que guía hoy la Revolución Ciudadana que lidera el presidente Rafael Correa. Un proceso que surgió cuando ya las esperanzas para los ecuatorianos habían tocado fondo, que hoy empeña todos sus esfuerzos en devolverles la fe, la independencia y la dignidad, y que, durante esos siete años, se ha consolidado, comentó Ponce.
La llegada de Correa al Palacio de Carondelet en 2007 transfirió el poder al pueblo e incorporó a Ecuador a las transformaciones políticas, económicas y sociales que vive hoy América Latina. Durante este período la Revolución Ciudadana ha trabajado por resolver los principales problemas del pueblo, se han incrementado los salarios, disminuido los índices de pobreza, la educación pública ganó en calidad y aumentó el acceso a la salud, entre otros beneficios, señaló.
Como logro principal, destacó el diplomático, está la disminución de la pobreza en un 13 por ciento y en materia educativa se ha invertido durante estos años un 30 por ciento más que en las últimas siete administraciones juntas; fundamentalmente resalta la gratuidad y eficacia de toda la educación pública.
El sector de la seguridad, francamente debilitado durante muchas décadas, cuenta con fuertes inversiones que coadyuvan en la cimentación del proyecto social, asegura.
Ecuador tiene hoy entre sus políticas principales la defensa del medio ambiente y es uno de los pocos países que reconoce en su Constitución los inalienables derechos de la naturaleza.
Ecuador se enfrenta ahora a la multinacional petrolera Chevron-Texaco que ocasionó, durante su explotación en la Amazonia, graves daños medioambientales que hoy se niega a pagar.
Al respecto, Edgar Ponce explicó que el litigio con Chevron-Texaco continúa en los tribunales luego de la apelación que presentara esa transnacional a la demanda de 9 500 millones de dólares impuesta por una corte ecuatoriana; pero, acota, la soberbia de esa megaempresa, respaldada por grandes gobiernos, es tal que cualquiera que sea el fallo, no será cumplido.
Es por eso que el problema ambiental generado por Chevron-Texaco en Ecuador trasciende las fronteras de esa nación. «Queremos mostrarle al mundo lo que sucedió para que la historia no se repita en otros países». Al mismo tiempo, Ponce agradeció la solidaridad brindada por Cuba y otras naciones de América Latina en ese litigio.
Otro desafío que enfrenta Ecuador será asumir la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a partir de enero de 2015, cuando la tarea principal será la «consolidación de la integración latinoamericana y caribeña», enfatizó el diplomático.
«Mientras no nos integremos con fuerza y seamos capaces de crear acciones conjuntas, no habremos logrado el objetivo», sentenció.
Aquella sociedad que intentaron construir en 1809 un grupo de hombres es la que edifica hoy el presidente Rafael Correa, poniendo a disposición del ciudadano ecuatoriano los principios de libertad e igualdad, y ha sido capaz de llevar adelante un proyecto que, antes, fue frustrado por las clases dominantes, concluyó Edgar Ponce.