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Estados Unidos: la mano que azuza

Israel es su punta de lanza en la región árabe, y la de los intereses imperialistas. La puja por las riquezas naturales detrás de las guerras. Nidal Ammar, secretario general de la Unión General de los Estudiantes Árabes, conversa con JR

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

¿Cuándo llegará la paz a Palestina? ¿Cuándo tantos niños e inocentes podrán vivir en su país sin el temor de ser blancos de un misil mientras van a su escuela en la Franja de Gaza? Es inadmisible que Israel pisotee la opinión internacional, y siga sembrando el terror en toda la región árabe. ¿Quién le pondrá un stop y cuándo?

No son pocos los que piensan que ese parón solo se lo puede dar Estados Unidos; otros, más seguros del poder real que tiene el sionismo, aseguran que a Tel Aviv no lo detiene ni la misma Casa Blanca, que tanto cordel le ha dado al Estado israelí.

Para Nidal Ammar, secretario general de la Unión General de los Estudiantes Árabes (UGEA), el principal peligro en Medio Oriente es Israel, amén de todo lo que puedan decir los medios de comunicación en su campaña contra Irán, al que EE.UU., apoyado por las grandes potencias, acusa de pretender desarrollar bombas atómicas. El historial israelí de ocupaciones ilegales en la región no deja lugar a dudas sobre su derrotero expansionista: Palestina, el Golán sirio, las granjas libanesas de Shaba…

Además, apoya guerras imperialistas como la que llevan a cabo EE.UU. y sus aliados en Iraq, o sus maniobras desestabilizadoras e intervencionistas en Sudán, codo a codo con Washington, para dividir a ese Estado del norte de África.

«La administración norteamericana constituye el puntal fundamental de apoyo y sostén de la entidad sionista y es la razón de ser de su presencia allí», asegura Ammar, cargado de historias desgarradoras y testimonios de la política fascista israelí en la región árabe.

Convencido de que la lucha palestina es una de las causas medulares de la UGEA, el líder juvenil sirio alerta de la falsedad desplegada por Israel y EE.UU. en las recientes conversaciones directas entre Tel Aviv y los palestinos, estancadas nuevamente porque el Gobierno sionista quiere continuar la colonización en Cisjordania y Jerusalén Oriental.

Destaca que la superficie de Palestina es de 27 000 kilómetros cuadrados y lo que se pretende negociar actualmente son los 6 000 kilómetros cuadrados que usurpó el Gobierno sionista en la guerra de 1967.

Por eso le resultan tan hipócritas las presiones de EE.UU. a los países árabes para que no aprobaran una resolución que exigiera a Israel someter su programa militar atómico a la revisión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), pues ello —declaró EE.UU.— pondría en peligro las conversaciones de paz entre el Gobierno sionista y los palestinos. Sin embargo, el diálogo quedó estancado por la insensatez de Tel Aviv de continuar la colonización en territorios palestinos, lo cual devela que no quiere la paz, asegura Nidal Ammar.

¿Cómo es posible que EE.UU. diga que obligar a que el arsenal nuclear israelí sea sometido a los controles internacionales, atenta contra la paz en la región?, se cuestiona el dirigente juvenil, y agrega: «Realmente no la quieren».

Israel es la única y mayor amenaza, comenta y advierte sobre el peligro real que representa el programa nuclear sionista, el cual no es un secreto para EE.UU. y Francia, los primeros colaboradores que tuvo Tel Aviv en esa rama, desde muy tempranamente.

Ammar no se muestra sorprendido por la actitud de Washington en la Conferencia de la OIEA, celebrada recientemente, al boicotear el proyecto de resolución impulsado por los países árabes: «Esperábamos una reacción de este tipo», aunque aclara que la propuesta llama la atención de la opinión publica internacional en torno al arsenal nuclear sionista y los crímenes que comete.

A su juicio, «una vez más queda sobre el tapete el doble estándar de la política estadounidense. Washington intenta por todos los medios a su disposición —que no son pocos— hacer creer al mundo que Irán quiere construir bombas atómicas, cuando en verdad se trata de un programa nuclear pacífico para producir energía eléctrica, y con fines médicos. Mientras, le cuida las espaldas a Israel, para que no le condenen».

Para ello, asegura Ammar, Estados Unidos ha usado su poder en la ONU y su Consejo de Seguridad, instancias que «se han convertido en un instrumento en manos de Washington para poder imponer su hegemonía a nivel planetario», estimó.

Otra prueba de la complicidad estadounidense en la política expansionista de Israel, son las presiones que ha venido ejerciendo Washington sobre Siria, explica Ammar. «En más de una ocasión, la administración norteamericana ha exigido a mi país cumplir tres requisitos: dejar de apoyar al movimiento de resistencia Hezbolá en el Líbano, cesar el respaldo al pueblo palestino y romper relaciones con Irán. Y han dicho: “Cuando Siria cumpla esos tres requisitos, se convertirá en el mejor país del mundo; todo lo que quieran se lo vamos a dar”.

«Pero estos tres condicionamientos son líneas rojas para nuestro Presidente (Bashar al Assad) y Gobierno, y para los estudiantes. Nuestra razón de ser fundamental es defender nuestro derecho a la vida y a permanecer en la región, a luchar por nuestra dignidad. La vida sin lucha no merece vivirse».

La verdadera esencia de las guerras

Para Nidal Ammar, el análisis de los conflictos debe tener en cuenta cuáles son los intereses económicos de las potencias que están detrás. Al interrogarle sobre la posible división que pudiera sufrir Sudán en dependencia del resultado del referéndum previsto para enero próximo, cuando la región meridional de ese país árabe deberá votar por su separación o la unidad nacional, dibuja un mapa de las grandes riquezas del mayor Estado de África: minerales, petróleo, gas y grandes extensiones de tierra surcadas por las aguas del Nilo, pero sin el potencial humano para desarrollar todos esos recursos.

A su juicio, «los intereses de países europeos, de Estados Unidos y del sionismo israelí» han azuzado los conflictos en Sudán, y advierte que estos presionan para que se celebre esa consulta, apostando siempre por la desintegración del Estado.

Ante la posibilidad de que el resultado del referéndum sea favorable a la división, Ammar se muestra temeroso por un estallido de la guerra en Sudán, lo cual sería favorable a los intereses de Estados Unidos.

«El pueblo sudanés es pacífico, generoso, muy sencillo y humilde. Ellos (EE.UU. e Israel) han sembrado la semilla de la discordia dondequiera, y no van a dejar a ningún país árabe tranquilo. Siempre quieren que haya diferencias, perpetuar los conflictos; esa es la política general que adoptan», comenta.

Recuerda también la tragedia de Darfur, en el oeste de Sudán, y afirma que los intereses capitalistas internacionales quieren que esa región «se convierta en un país independiente».

«Cuando el Gobierno sudanés les permitió a las compañías chinas invertir en esta región, los norteamericanos enloquecieron, y empezaron a proponer sanciones a Sudán, y a decir que esa nación era una “fuente de terrorismo”».

En esta misma línea de pensamiento sobre las tensiones que Occidente, con EE.UU. a la cabeza, quiere fomentar de acuerdo a sus intereses, el Secretario General de la UGEA vuelve a enrumbar su análisis al conflicto de las grandes potencias con Irán y a cómo «los medios de comunicación occidentales y sionistas están tratando de convencer a los países árabes, especialmente a los del Golfo Arábigo, de que Teherán es el enemigo número uno, y que tenemos que olvidar a nuestro enemigo principal, Israel».

Al respecto ejemplificó que la ofensiva de Tel Aviv y Washington en ese sentido ha logrado que Arabia Saudita compre armas por valor de 67 000 millones de dólares, con el pretexto de que Irán es una amenaza para su soberanía. «Eso no tiene base sólida de ningún tipo, es totalmente falso», afirma, y alerta de «situaciones peligrosas que se están gestando en el mundo árabe».

Por una juventud comprometida

Develar estas complejidades a los jóvenes y estudiantes árabes es, según Nidal Ammar, una de las prioridades de trabajo de la UGEA, que agrupa a 31 organizaciones estudiantiles de la región, «muy heterogéneas» en cuanto a su composición y «matices políticos», lo cual —asegura— le imprime mucho más vigor y energía.

«Todas las cuestiones y problemas árabes nos conciernen. El más importante desafío que tenemos ante nosotros es trabajar por la liberación de los territorios árabes ocupados: Palestina, Iraq, el Golán sirio, las granjas libanesas de Shaba y el Sahara Occidental».

Entre otros temas prioritarios, el Secretario General de la UGEA destaca la necesidad de darles trabajo a los jóvenes y que estos tengan participación en la vida política, la defensa de los derechos de los estudiantes, el desarrollo de las naciones árabes y el incremento del intercambio entre estas, así como trabajar por «la convicción y la fe de lograr la unión árabe.

«En estos momentos nos estamos preparando para participar en el XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que se va a celebrar en Sudáfrica. Prevemos la participación de aproximadamente 1 500 jóvenes y estudiantes árabes; estamos trabajando para lograr una participación vigorosa.

«También estamos preparando una caravana que va a entrar a Gaza a través del paso de Rafah, Egipto, en enero del año próximo, inmediatamente después del Festival. Vamos a llevarles a los niños de Gaza maletas con materiales escolares. Es una ayuda simbólica, pero lo más importante será nuestra llegada allí.

«Gaza es una prisión; nosotros nos dirigimos a una prisión. Vamos a solidarizarnos con todas esas personas que están bloqueadas y los israelíes han convertido en prisioneros; y si hay amenaza vamos a enfrentarla. Vamos a adoptar una posición de principio junto al pueblo palestino. No estamos peleando junto a ellos con un arma, pero tenemos que demostrarles que estamos a su lado. Es un pueblo que está muriendo, que no tiene medicinas, que no tiene nada, y nosotros no podemos quedarnos cruzados de brazos».

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