Activistas portan carteles sobre los Cinco cerca de la embajada de EE.UU. en Awkar Beirut. Autor: Getty Images Publicado: 21/09/2017 | 04:53 pm
«Ahora que casi ha concluido la vía judicial—independientemente que siempre estaremos buscando cualquier otra—, ahora tiene que hablar Obama. Le toca a él, que sabe que fueron sentenciados injustamente», expresó el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, durante la Mesa Redonda en la que se dieron a conocer los resultados de las dos vistas de resentencia a Ramón Labañino y Fernando González, efectuadas este martes en Miami.
En el espacio informativo se dio a conocer que la misma jueza federal que en 2001 condenó a los cinco antiterroristas cubanos a excesivas condenas y sin pruebas, redujo ahora a 30 años de cárcel, la pena a Ramón Labañino —sentenciado antes a cadena perpetua más 18 años. Mientras, Fernando González, quien estaba condenado a 19 años de prisión, fue resentenciado a 17 años y nueve meses.
Alarcón subrayó que el mandatario norteamericano también conoce que los Cinco han estado cumpliendo sentencias desmesuradas e injustificadas en duras condiciones. Por lo que ahora toca a Obama demostrar, si puede o no ser consecuente con sus palabras.
Tenemos que denunciarlo y combatirlo sin contemplación, y el gobierno norteamericano tiene que reconocer que el reclamo internacional crece y que no nos vamos a conformar con «supuestas reducciones de sentencia» que siguen siendo injustas, subrayó el Presidente del Parlamento cubano.
El gobierno de EE.UU. sabe que ellos no dañaron a nadie, que no hicieron otra cosa que una contribución a la paz, a la libertad y la seguridad del pueblo cubano y del estadounidense, dijo.
Gerardo, la injusticia mayor
Una declaración firmada por Antonio, Fernando y Ramón, leída por amigos de la causa a la salida del Tribunal, fue dada a conocer por Alarcón durante la Mesa Redonda.
En esa declaración sobre sus resentencias, los tres antiterroristas cubanos, encarcelados desde hace 11 años, denunciaron la situación de Gerardo Hernández.
«Nuestro hermano Gerardo Hernández, quien cumple dos cadenas perpetuas más 15 años en prisión, ha sido arbitrariamente excluido de este proceso de resentencia. Su situación continúa siendo la principal injusticia en nuestro caso. El gobierno norteamericano conoce la falsedad de las acusaciones contra él y lo injusto de su condena».
Por el mensaje se supo que una vez más Antonio, Ramón y Fernando recibieron invitaciones a la «colaboración» por parte del gobierno norteamericano a cambio de sentencias más benévolas. «Rechazamos tales propuestas, y no las aceptaremos bajo ninguna circunstancia», expresaron.
El titular del Parlamento cubano se detuvo en los significados de las más recientes resentencias y acotó que los análisis tienen que basarse en que son una total injusticia.
«Ninguno debe estar preso ni un segundo», subrayó Alarcón, para luego explicar que ellos han sido resentenciados a la mínima condena dentro de las guías de sentencia de ese país, por unos cargos que no han sido probados.
Aclaró Alarcón que en los procesos de resentencia, no es que se les haya vuelto a juzgar, porque no se discutía su culpabilidad, ya ellos habían sido declarados injustamente culpables. Solo se debatía el castigo que tendrían por eso, luego que el Onceno Circuito de Atlanta dijera que habían recibido una condena incorrecta y excesiva.
El titular del Parlamento de Cuba explicó que tras ese veredicto, y de la negativa de la Corte Suprema a revisar el caso —instancia a la que le correspondía revocar la culpabilidad— se pasó al proceso de resentencia orientado por Atlanta, y que debía cumplir la Corte Federal de Miami.
El tribunal ha debido imponer la menor condena por los cargos que se les imputan pero, como señaló Alarcón, ello ha ocurrido dentro de un cuadro que sigue siendo injusto.
Más adelante, los panelistas argumentaron el carácter absolutamente político de este proceso, y lo sustentaron con ejemplos concretos de terroristas probados como Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, quienes gozan de impunidad a la vista del gobierno de EE.UU., en el territorio desde donde fraguaron los crímenes como los que trataban de evitar los Cinco.