En silencio, los rescatadores homenajean a las víctimas. Foto: AFP Beijing.— Durante tres minutos a partir de las 2:28 p.m. de este lunes —hora en que tuvo lugar el terremoto en el suroeste de China hace una semana— las personas a lo largo del país asiático permanecieron en silencio en señal de respeto y recuerdo por tanta vida trunca, mientras, las sirenas antiaéreas y las bocinas de autobuses, vehículos, barcos y trenes se escucharon con toda fuerza, cual desgarrador grito de dolor.
A esos 180 segundos con solo el rugir de los cláxones poblándolo todo, incluso, al llanto silencioso de las almas se sumaron los cubanos que desempeñan distintas funciones en la República Popular China. Congregados junto a los trabajadores chinos de la misión diplomática cubana, el personal de la Isla expresó en silencio la tristeza compartida y la solidaridad con el hermano pueblo.
Desde que el terremoto de ocho grados en la escala abierta de Richter ocurrió el pasado lunes, las historias del horror vivido por millones de personas han cubierto los espacios informativos locales, pero también han sido protagonistas la abnegación de los rescatistas, quienes trabajan sin descanso desde entonces; la solidaridad que llega de todas partes, la resistencia de quienes se han aferrado a la vida.
Toda China se ha movilizado para apoyar a las víctimas. Los dirigentes están en la zona de desastre desde el primer día, organizando la ayuda, mientras las personas de manera espontánea donan sangre y entregan ropa, comida o dinero para las víctimas.
Hoy, cuando cada vez son menos las posibilidades de encontrar sobrevivientes de la catástrofe —este es el peor terremoto ocurrido en China en los últimos 30 años, y ha afectado un área de 100 000 kilómetros cuadrados— los militares destinados a la zona, los equipos de socorro y los voluntarios siguen tratando de ganarle al tiempo. Tras siete días los expertos hallaron con vida a dos mujeres de 50 y 61 años, respectivamente, sepultadas bajo montañas de escombros. Cada superviviente es una esperanza, una recompensa al esfuerzo, es la alegría de toda una familia y por eso cuando alguien es sacado con vida, los aplausos y los gritos de euforia se apoderan por unos instantes del desolador panorama.
Todas las banderas chinas a lo largo del planeta amanecieron este lunes a media asta, en correspondencia con el duelo nacional decretado por el gobierno hasta el próximo miércoles en memoria de las víctimas de la tragedia. También fueron suspendidas todas las actividades recreativas y el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos anunció la suspensión del recorrido de la antorcha durante estos tres días.
Al cierre de este reporte, las últimas cifras de fallecidos, confirmadas por el Consejo de Estado, superan los 33 073 en las seis provincias afectadas, aunque se prevén 50 000. Los heridos suman más de 245 108 y se estima que más de 5 000 personas continúan sepultadas.
Por ellos y también por los sobrevivientes, cuyas vidas llevan una grieta más profunda que la de la tierra que se lo tragó todo, se hizo silencio en toda China. Se escuchó mucho más.