Sí que tiene oídos necios. Otra metida de patica. El jueves, durante la cena en Jerusalén, el presidente George W. Bush dialogaba con los miembros del gabinete israelí, y lo que es más: les aconsejaba que mantuvieran en el poder al primer ministro Ehud Olmert, un «líder fuerte» para alcanzar la paz.
Su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que no por villana es tonta, le pasó un papelito, advirtiéndole sobre la injerencia. ¿Y qué hizo el muchacho? ¡Lo leyó en voz alta! «Ella me ha dicho que me calle, que cierre la boca», confesó a sus interlocutores, quienes lanzaron una carcajada, pero que interiormente estarían preguntándose de qué raro planeta habría aterrizado este tipo, capaz de ridiculizar a la propia persona que quería alejarlo del ridículo.
¡Durísima tarea, Condi! Debes estar esperando como nadie el 20 de enero de 2009, día del relevo... Hasta entonces, ¡cuántas pifias le quedarán a tu jefe por decir!