Li Sisi anda por estos días aclimatándose a su nueva vida. Hace poco más de un mes llegó a La Habana con montones de sueños en su maleta. Antes de salir de la República Popular China quiso compartir expectativas ante su nuevo proyecto de vida. Aunque no sabe más que unas pocas palabras en español, tiene muchas ganas de aprender el idioma. Sonríe tímida, clava la vista en la ancha mesa de madera y comienza a hablar de sus esperanzas.
«Conozco a algunas personalidades de la historia de Cuba, como Fidel y el Che. Mi profesor me enseñó que la amistad entre China y Cuba es excelente, desde que en 1960 establecieran relaciones diplomáticas. Cuba y China son países en desarrollo. Mamá me dijo que Cuba es un país muy seguro, y otra maestra, que la educación tiene un nivel muy alto», comentó la joven.
Con destellos en la mirada habla esta jovencita china sobre Cuba. Ella es una de los más de 300 educandos del país asiático que estudian español en la Isla como parte de la colaboración entre ambas naciones. Según nos cuenta, fue su madre quien primero le contó del archipiélago lejano y de su gente.
Ge Lusha, su mamá, ha viajado dos veces a La Habana y le ha descrito innumerables veces los paisajes, los lugares, detalles de la vida cotidiana de la isla infinita.
«Desde niña, me gustan las lenguas extranjeras. Primero aprendí inglés, luego quería aprender otro idioma. El español es muy útil para servir al pueblo, por eso quiero aprenderlo», dice con certeza.
Asegura que no tiene ningún temor a la distancia, porque estudió en un colegio interno. Ahora ella cursa la preparatoria en idioma español y luego estudiará la especialidad por cinco años.
«Hola», «buenos días», «buenas tardes», «cómo estás», «bonito» y «gracias», son las palabras que Li Sisi repite orgullosa. Le causa gracia oírse hablando en español y se sonroja.
«Cuando una persona lleva un pulóver con una imagen del Che Guevara, casi puedo asegurar que es cubano. Sé que Fidel es una personalidad que cambió el destino de Cuba», afirma.
Confiesa que tiene miedo de no acostumbrarse, pero... «sé que han ido ya otros cien estudiantes. Ellos dicen que las condiciones son excelentes. Por eso ahora no tengo nada de miedo. Mi sueño es convertirme en una experta en lengua extranjera y luego, hacerme diplomática».
A sus 19 años le preocupa el cambio de clima. Comenta que la televisión china ha transmitido algunos reportajes sobre las altas temperaturas de Cuba y por eso tiene mucha curiosidad. Para alguien a quien esta época del año le significa estar cubierta de abrigos y disfrutar de las nevadas, ese detalle le resulta estimulante. También está ansiosa por constatar la amabilidad de los cubanos, de la que tanto le ha contado su mamá.
Mientras Li Sisi escribía un mensaje para los lectores de JR y a pocas horas de tomar el avión, su madre, quien la acompañaba en el diálogo, decidió sumarse.
Relacionada con Cuba desde hace siete años mediante proyectos culturales, comerciales y amistosos, Ge Lusha tiene una visión especial del país al cual viajará su hija. La remueve la emoción.
«Cuba es un país muy hermoso y seguro, el nivel de educación es muy bueno. Estoy muy contenta por tener la oportunidad de enviar a mi hija a estudiar español allá. Yo hice una comparación: mi niña quería estudiar un idioma nuevo, y para eso, lo mejor era que fuese a estudiar al extranjero. Elegimos a Cuba. Después de pensarlo mucho, preferí que fuese allí; entre otras razones, porque es mucho más segura que los países europeos. Mientras permanezca allá estará dedicada por entero a los estudios, sin tener que preocuparse por otras cosas. Algunos amigos chinos me preguntaron sobre Cuba, porque no la conocen. Siempre les explico que la Isla es muy linda, que el aire es muy puro y muy limpio. Les digo que las condiciones de vida no son como las de China, pero eso no es importante, lo realmente valioso es que el nivel de educación es muy alto».
Para hablar de sus preocupaciones y también de sus aspiraciones como madre, toma un poco de aire, mira a su hija con nostalgia porque sabe que la extrañará, pero continúa convencida.
«No tengo ningún temor; ella también se adaptará. Quiero que después de graduarse, pueda trabajar por la relación entre Cuba y China», dice Ge Lusha.
Ya Li Sisi terminó de escribir.
«Soy una alumna china graduada de preuniversitario. (...) Deseo convivir amistosamente con los cubanos y que entre todos los alumnos chinos nos ayudemos para terminar exitosos estos seis años de estudios. Añoro dominar el idioma y luego dedicarme al trabajo diplomático. Gracias».
Epílogo: En su primer mensaje a su madre vía correo electrónico, la muchacha le contó de la fascinación de los primeros días, de lo contenta que está con las condiciones de vida, pero sobre todo, de la calidad de los profesores. Li Sisi ya realiza su sueño.