El presidente de Ecuador, Alfredo Palacio, presidió la firma de dos convenios que incrementarán el intercambio entre su país y Cuba en materia energética, en ceremonia donde estuvo acompañado por la ministra de la Industria Básica de la Isla, Yadira García, quien calificó el momento como «inicio, más que culminación».
La titular cubana explicó que mediante los acuerdos, Cuba pone a disposición de Ecuador su experiencia modesta en el trabajo con crudos pesados, lo que da comienzo a una etapa de intercambio en este rubro que es ostensible ya en otras ramas.
Momentos antes, se habían suscrito un addendum que prorroga por tres años un acuerdo del año 2003 para la colaboración de Cuba en materia de reconversión energética en Ecuador. Además, se formalizó un Contrato de prestación de servicios profesionales para elaborar estudios de factibilidad de proyectos de reconversión de centrales térmicas ecuatorianas.
Suscribieron los documentos, por la parte ecuatoriana, Javier Astudillo, director general del Consejo Nacional de Electricidad, y por Cuba, Vicente de la O Levy, director general de la Unión Eléctrica de Cuba y Rafael E. Lage, director general de la empresa cubana ENERGOIMPORT, institución que brinda los estudios de factibilidad a la parte ecuatoriana en un plazo de 80 días.
La ministra Yadira García saludó el importante momento que significó la adopción de ambos documentos, y ratificó el compromiso de La Habana de cumplir lo pactado «en el tiempo más breve posible».
La ceremonia tuvo lugar poco después de la develación, por el propio mandatario, de un conjunto escultórico que homenajea a la figura insigne del patriota ecuatoriano Eloy Alfaro.
La pieza, ubicada en una céntrica avenida de la capital cubana, muestra a Alfaro portando el machete que, según explicó Palacio, es símbolo de trabajo pero también de independencia en Ecuador, reiterando a los cubanos el ofrecimiento de contribuir a la independencia de la Isla.
Obra del reconocido escultor cubano Andrés González, la pieza muestra a Alfaro emergiendo de entre las rocas del Pichincha, en evocación de su voluntad liberadora e integracionista no solo de Ecuador, sino de América Latina.