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Robots vestidos de policías

La ciudad de Dubái puso en servicio el primer oficial policial robótico totalmente autónomo de la historia. ¿Será este el inicio de una era de agentes del orden artificiales?

Autor:

Yurisander Guevara

Quisiera pedirle, por favor, que cierre los ojos e imagine un robot que sea un oficial de la policía. ¿Ya abrió los ojos de nuevo? Si pensó en uno al estilo del que aparece en ese clásico del cine de acción llamado RoboCop, todavía está un poco lejos de la realidad.

Lo que sí ya es cierto es que desde el pasado 24 de mayo, en la ciudad de Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos, existen agentes del orden que no son de carne y hueso. Allí comenzó a operar REEM, el primer oficial robótico de la historia, fabricado por la empresa española PAL Robotics, presentado en una exposición tecnológica celebrada hace unos días.

El robot opera en Dubái porque esa ciudad apuesta con fuerza a la introducción de esta tecnología, tanto que aspira a que en 2030 el 25 por ciento de sus oficiales policiales sean robots.

El nuevo «policía» mide 1,68 metros y se mueve gracias a unas ruedas que fungen como extremidades inferiores, detalla la web de PAL Robotics. REEM cuenta con una tablet incrustada en su pecho para que las personas interactúen con él. Por ahora no se trata de un agente apto para perseguir delincuentes, sino que sirve como base para que la ciudadanía reporte crímenes, page multas por infracciones de tránsito e inicie algunos trámites.

Un video de demostración de las capacidades de este robot muestra que se inclina, saluda, reconoce rostros y gestos realizados a una distancia máxima de 1,5 metros. Como agregado, REEM es políglota y habla 15 idiomas.

Si bien este primer robot policía está diseñado para tareas básicas, el departamento del orden interior en Dubái anunció en su presentación que trabaja en una mejora de software en colaboración con IBM Watson y Google, quienes ayudarán a que tenga nuevas capacidades a partir del empleo de la inteligencia artificial.

El siguiente paso, afirmó el cuerpo policial del país árabe, es fundar la primera comisaría del mundo operada enteramente por robots.

¿Hola, oficial?

En esta primera fase operativa los creadores de REEM analizarán el comportamiento de los ciudadanos hacia los agentes robóticos. El departamento de policía espera que las personas «confíen» en el robot e interactúen con este, algo que suena incómodo cuando se trata de hacer una denuncia en medio de la vía pública.

Lo cierto es que si con esta iniciativa Dubái se ha convertido en el punto de partida para introducir los robots en funciones policiales, no es el único lugar del mundo donde se trabaja en este sentido.

La industria militar lleva la delantera, apoyada en empresas privadas de robótica que han desarrollado dispositivos capaces de asistir a los efectivos humanos en varias tareas.

En esa lista está el Throwbot, diseñado por Recon Robotics, en Estados Unidos. El equipo semeja un par de ruedas dentadas unidas por un eje, y cuenta con una cámara y un micrófono. Sus creadores afirman que puede ser usado para localizar objetivos, escuchar conversaciones, saber si están armados y confirmar si se tomaron rehenes.

Al otro lado del mundo, en la estación de trenes de la ciudad de Zhengzhou, en China, se puede encontrar al E-Patrol Robot Sheriff. Este artefacto ha sido diseñado para lugares de conmutación de pasajeros. Un medio local chino citado por CNN indica que está equipado con un sistema de cámaras y se mueve de forma autónoma por los espacios públicos. Cuenta con un sistema de reconocimiento facial, un detector de incendios y es capaz de cruzar referencias con las bases de datos de la policía para alertar sobre la presencia de personas que sean buscadas por la comisión de delitos.

En Japón, entretanto, la Policía Metropolitana de Tokio develó un dron capaz de capturar a otros drones con el uso de una red. Fue la respuesta del cuerpo del orden luego de que se detectara a uno de estos equipos voladores no tripulados fuera de la ventana de la oficina del primer ministro, Shinzo Abe, en abril de 2015.

El siguiente ejemplo acaso los lectores lo han visto en series policíacas. Se trata del Swatbot, creado por la compañía Howe and Howe y empleado por la policía de Massachusetts, en Estados Unidos. Aunque no tiene autonomía, se parece a un tanque de guerra en miniatura, y está equipado con unos escudos. Su función es detener balas, quitar restos de en medio y romper puertas.

Todavía más amenazador luce un robot creado por Rusia, al que todos apodan Terminator. Nombrado Fedor, tiene aspecto humanoide y puede conducir un auto, usar herramientas, cambiar un bombillo y hasta disparar con una precisión letal, según la programación a la que sea sometido.

Cuestiones por resolver

Hace casi un año que en esta sección me referí a La primera ley, creación artística del ingeniero en robótica Alexander Reben, conformada por un brazo equipado con una aguja capaz de pinchar a un ser humano de forma autónoma.

Lo inquietante de esta creación era que rompía con las «leyes de la robótica» creadas por el escritor Isaac Asimov, las que hasta hoy son el único referente ético para programar a esos equipos en su interacción con los humanos.

Repasemos las leyes: 1- Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño. 2- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley. 3- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley.

A partir de la introducción de robots en cuestiones como velar por el cumplimiento de las leyes, se abre un debate ético importante.

¿Qué sucede si por las acciones de un robot alguien inocente termina en prisión? ¿Puede un robot apresar a un ser humano sin dañarlo?

Alan Winfield, un inglés profesor universitario, dijo a CNN que la robótica actual enfrenta grandes problemas éticos. A su juicio, crear un robot que intervenga de forma segura en escenarios criminales todavía es muy difícil. Y es que si un robot comete un error, ¿entonces qué?, cuestionó el académico.

Ya existe, de hecho, un ejemplo ilustrador: en julio de 2016 un robot de seguridad en un centro comercial de California arrolló a un menor de edad. Aunque el pequeño solo tuvo lesiones menores, el incidente desató una polémica alrededor de la seguridad de los seres humanos cuando interactúan con estos equipos.

Aunque parece que la humanidad se encamina, cada vez más, a un mundo donde los robots formarían parte de la cotidianidad, en ese trecho surgirán más polémicas éticas sobre el empleo de estos equipos. Lo cierto es que, ahora que los oficiales robóticos están en «pañales», es necesario ampliar los debates para asegurarnos de que no seamos exterminados por nuestras propias máquinas.

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