Se pone fin a una larga guerra con el formato Blu-ray de Sony, dentro de un gran negocio en constante transformación como es la reproducción digital La red al día
La tecnología se renueva cada año, y en este campo los saltos fueron ostensibles durante las últimas tres décadas, no solo en su aspecto, sino también en su costo. Si en los ‘70 la cinta grabada tenía un precio exhorbitante que frisaba o podía rebasar los 90 dólares, ya en los ‘80 el casete se cotizaba a 9,95 dólares y su alquiler en las tiendas no superaba los dos dólares.
No obstante, durante los ‘90 del pasado siglo se produjo lo que se ha dado en llamar la «revolución del videocasete», al punto de que los jerarcas de la distribución cinematográfica en salas, una vez más en la historia, debieron optar por transformaciones radicales, so pena de sucumbir.
Así, los incómodos asientos de los cines se modificaron para competir con los sillones domésticos frente a un televisor saturado de canales; tiendas y quioscos de negocios especializados fueron inundados no solo de filmes célebres o de gran demanda comercial, sino además de casetes de ópera, viajes a lugares exóticos, lecciones de gimnasia, idiomas, jardinería o los más disímiles oficios; y se registraron ventas en superascenso de grabaciones de películas de animación.
Pero la explosión de internet en el mundo desarrollado, así como el aumento vertiginoso de los videojuegos, videodiscos, videoteléfonos, CD-Rom y los diferentes modelos de televisión de alta definición aparecidos, atarían cada vez más al receptor a los hogares.
A lo anterior contribuiría además el incremento del precio de los boletos en los cines, las dificultades de tráfico en las grandes ciudades, el aumento de la violencia en las calles y otros elementos que progresivamente fueron reduciendo las visitas a las salas. De manera paralela, los sistemas de video buscaban mayor penetración en los hogares del planeta.
El mercado videográfico se decantó por el sistema de más baja definición, el VHS, sobre los técnicamente superiores Betamax, V-2000 y Súper VHS, pues contaban con mayor oferta de títulos en tal formato.
Tal sería el costo que se pagaría por la carencia de software audiovisual o disponibilidad de películas. Lo experimentó en carne propia la Sony, creadora de los primigenios Beta; si bien luego se resarciría mediante nuevas tecnologías, sobre todo después que en 1989 comprara los estudios Columbia Pictures.
El nuevo rey DVDLos VHS no serían eternos. El DVD estaba a punto de tocar a la puerta y destronar al nuevo rey, entrados los ‘90. Sus siglas significan Digital Video Disc y constituyó un nuevo sistema de reproducción de video digital con mayor calidad de audio e imagen que el VHS. Cada DVD contiene la información referente a una película, pero en ocho idiomas distintos y con opción de subtitulaje hasta en 32 lenguas.
Además, de manera semejante a un CD de música, facilita la posibilidad de escoger el track o secuencia que el espectador desea ver. Como toda innovación tecnológica, en sus comienzos registró precios semiprohibitivos, que luego fueron mucho más asequibles.
La absoluta entronización del DVD en el mercado la confirman estadísticas de inicios del siglo XXI. Las ventas de dicho formato se expandieron en Estados Unidos durante 2002 al 65 por ciento, hasta totalizar ingresos de 8,9 billones de dólares (cifra muy cercana a lo recaudado en igual año en las salas fílmicas). Para la fecha, el VHS descendía en un 29 por ciento.
Hollywood ha experimentado retracciones a lo largo de varias etapas; no solo debido a la baja calidad de la mayoría de sus producciones, sino también a otros factores, entre los que figura la eclosión de la piratería, que permite ver los filmes en los hogares, a veces incluso antes de su estreno oficial en las salas.
Una de las maneras de responder de los jerarcas de la industria ha sido a través de nuevas tecnologías.
En octubre de 2005, Alan Bell, jefe de la División Tecnológica de la Warner, presentó en el Foro Internacional del DVD, celebrado en París, la propuesta de introducir en el HD-DVD un sensor que reconocería marcas de agua sonoras colocadas por los estudios en los filmes estrenados oficialmente en las salas, no audibles para el oído humano en la banda, que interrumpirían la reproducción.
De tal modo, al menos controlarían la distribución de copias ilegales de las películas grabadas directamente en los cines durante la proyección, lo cual, visto el caso, sería punto menos que un paliativo al fenómeno.
Detrás estaba, sin embargo, además de la pelea contra la piratería, otra batalla encarnizada por el sucesor del ya en tránsito de muerte DVD elemental, si ganaría el HD-DVD (High Definition DVD) o el Blu-ray Disc (BD).
El rayo azulLa virtual guerra entre Toshiba y Sony por colocar de puntero el HD-DVD o el BD, después de cinco años de encontronazos, cambios de estrategia, inopinadas decisiones vueltas una y otra vez a cambiar, al fin parece encontrar una salida mediante la victoria del Blu-ray Disc, de Sony.
En la salida al conflicto mucho tuvo que ver el espaldarazo de la Warner Bros y Paramount Pictures (propiedad del fortísimo conglomerado Viacom) al último sistema. A la compañía de la montaña nevada se le sumaron la Disney, la Twentieth Century Fox y, por supuesto, Sony Pictures Entertainment.
De nada le valió en su momento al HD-DVD conseguir el apoyo de Warner, Microsoft e Intel —estas dos últimas las más poderosas fabricantes de software y microprocesadores del planeta—, al lado del máximo defensor, Toshiba.
Según criterio de varios especialistas, el reciente respaldo de la Warner al BD puso en la lona al HD-DVD, aunque representantes de Toshiba ripostaron en principio que no arrojarían la toalla en la batalla mercantil.
Tarea difícil, si se tiene en cuenta que hasta el momento el formato Blu-ray ha conquistado alrededor del 70 por ciento del mercado de películas estadounidenses. Y ambos sistemas no son compatibles en los aparatos reproductores, salvo en un modelo LG de 600 dólares.
Resultado: Toshiba decidió abandonar el HD-DVD solo dos años después de su lanzamiento, lo cual fue aplaudido por inversores y analistas.
Los medios estadounidenses consideran clave tres causas, añaden despachos, los cuales citan en primer lugar el hecho de que el mercado japonés se decantó masivamente por el Blu-ray. En segundo, grandes minoristas como Best Buy, NetFlix y, sobre todo, Wal-Mart, anunciaron su apoyo al formato de Sony.
Aunque a la larga es bastante parecido a su oponente, el triunfador provee una capacidad de almacenamiento varias veces superior al DVD en calidad de alta definición; así como tecnología de avanzada en cuanto a protección contra la piratería, algo que tanto preocupa a los magnates de este negocio multimillonario.
Su nombre, Blu-Ray Disc, se debe a que funciona gracias a un rayo láser azul que «graba» en el orden de los 405 nanómetros, lo cual le permite almacenar hasta 50 GB de información, a diferencia de los 4,7 GB de los DVD tradicionales.
Por un problema de licencias comerciales, especialmente en Europa, donde está prohibido ponerles nombres genéricos a los productos, como sería Blue (azul, en inglés) se le llamó solo Blu-Ray, sin la «e» final.
Victoria pírricaTodo parece indicar que la cacareada victoria del nuevo formato será muy efímera. Al HD-DVD y al Blu-Ray les sucederán nuevas variantes, pues siempre habrá una «próxima revolución» electrónico-digital en el candelero. Si en solo poco más de 30 años han ocurrido tantas transformaciones, lo que está por venir en materia de innovación resulta, simple y llanamente, inimaginable.
«En la era de las descargas de internet, poseer un reproductor de DVD no es tan necesario como sucedía hace 20 años, cuando el video cambió la forma de ver la televisión. En el futuro, se impondrá el cobro a distancia por ver películas mediante ordenadores, mientras que el modelo anterior está en vías de ser aplastado», comentó recientemente a AFP, Matzuo Ishida, analista de Mizuho Investors Securities.
Por lo pronto, muchos aún esperan para ver el futuro inmediato, antes de apresurarse a comprar un equipo reproductor de Blu-Ray, todavía costoso, y que pronto pudiera ser ya viejo.