Una novela seductora y sobrecogedora fue galardonada en 2010 con el Premio de la Crítica. Su autor, Hugo Luis Sánchez, tuvo el mérito de reconstruir con gran maestría el trasfondo histórico de Cuba entre los años 1930 y 1950. Recreó, además, el ambiente de la Segunda Guerra Mundial con las tramas del espionaje alemán y el suministro de petróleo a los submarinos establecidos en el Caribe. El puente de coral, por el buen tratamiento de las imágenes, permite alcanzar una visión casi cinematográfica del relato. Para lograr la verosimilitud, el autor se vale de precisiones históricas y de anotaciones que se refugian en documentos supuestamente oficiales.
Los temas más frecuentes en la novela son el contrabando, la doble vida, la persecución, los prejuicios contra la homosexualidad, el racismo, los juicios basados en las apariencias, la corrupción, entre otros elementos que apuntan a una crisis de los valores sociales. La mayoría de los sucesos se desarrollan en los espacios de un bar y de un burdel, donde el orden establecido es roto por los propios personajes, a partir de los diferentes problemas que se desatan. Sus protagonistas, tres jóvenes: Joe (hijo del teniente), Carlos y Ana Ana, conforman un triángulo donde la amistad, la pasión, el amor, la lealtad y la traición se transforman en diferentes caminos para transitar. El entretejido de conflictos individuales y colectivos opera en la conformación psicológica de los personajes. Los signos del azar, la casualidad y las decisiones repentinas provocan giros inesperados, a partir de los secretos que se desentrañan. Al mismo tiempo, se traza un juego increíble con los nombres, a través de analogías y contrastes según la personalidad representada. Se enriquecen así las naturalezas de los personajes: Vicio, Muñeca, Ella, etcétera.
La articulación orgánica de la obra y las ausencias presentes la convierten en un extraordinario rompecabezas. En una especie de ajiaco, en el que la intertextualidad es manejada con gran perspicacia, se aúnan varias culturas, introducidas por el narrador o por personajes, mediante canciones y refranes.
El lenguaje claro y preciso, en ocasiones, puede llegar a oscurecerse. Este es un recurso que el autor utiliza genialmente para expresar las contradicciones, las apetencias y las frustraciones de los personajes. El erotismo está marcado en toda la obra. Su tratamiento se presenta de diversas maneras tanto directa como indirectamente. El narrador penetra en el pensamiento de los personajes para transmitir sus pasiones, sus deseos y sus impulsos.
El puente... es una novela que no se puede enmarcar en una sola tradición novelística, por la mezcla ágil de varios códigos. Su originalidad consiste en la naturalidad con la que enlaza diferentes niveles narrativos y en el cierre inquietante con que sorprende.