Piso nuevamente las calles empedradas de La Habana, viejas y húmedas hoy bajo la lluvia suave, y ayer brillando bajo un cielo de todos los colores. Por la calle Obispo paso frente a los bares llenos de cubanos bulliciosos, como siempre... En las esquinas los grupos que intercambian chanzas. En los portales, mujeres piropeadas por compañeros de trabajo, bandadas de turistas caminando lentamente, frente a las fachadas coloniales, celestes y amarillas. Una guía de turismo cubana, negra, explica en perfecto alemán la historia de cada tramo del paseo.
La anécdota que enseguida contaré posee las sugerencias de una parábola. Es real. Recientemente, una clienta de cierto puesto de viandas y vegetales preguntó si había coles en mejor forma que las de las tarimas. Estaban resecas, reducidas, marcadas por pintas negras. Uno de los dependientes, que limpiaba el piso, dijo a su colega: Anda, busca las que están en el almacén. El aludido se molestó. Y ripostó: Yo sé cuándo tengo que sacarlas; primero hay que vender las que están afuera...
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Que después nadie diga que hay que cuidar las palabras para hablar de ese señor, por aquello de que es Presidente de un país. Mientras no respete a otros, no merece respeto. Mientras ofenda, merece ser ofendido. Cualquier epíteto, el más grosero, el más impronunciable, es noble para calificar a George W. Bush en su más reciente —y esperamos que último— discurso-show contra Cuba.
Quizá todo se deba al tipo de Presidente que es y al modo fraudulento en que se convirtió al...
«Quiero un referéndum», es el reclamo que aparece en esta urna gigante, en Lisboa, sobre el Tratado de Reforma de la UE. Foto: Reuters
Desde el viernes pasado, Europa casi tiene su Constitución. Rectifico: su Tratado de Reforma, que no a mucha gente le gustó que se le llamara Constitución, ¡si bien el 90 por ciento de la letra y el espíritu de aquel malogrado proyecto está presente en el nuevo texto!
Si alguien quiere poner a prueba su dominio sobre un tema, solo tiene que tratar de explicárselo a un niño. Me tocó esa experiencia en estos días cuando, mientras los adultos conversábamos, mi pequeño nieto interrumpió para preguntar: «Abuelo: ¿quiénes son esos Cinco que ustedes mencionan tanto?». Lo miré de reojo y encontré una carita que ni siquiera pestañeaba. Tranquilamente, esperaba respuesta. «Bueno... esos son cinco señores cubanos que están presos en Estados Unidos y......
Los separatistas del bastión oligarca de Santa Cruz protagonizaron desórdenes en el aeropuerto. Foto: Reuters
La necesidad de una comisión que desbroce el camino hacia la instauración de la Renta Dignidad en Bolivia, constituye otra muestra del trabajo de orfebre que está demandando la refundación, mientras la oligarquía y la derecha entorpecen a la Asamblea Constituyente, y obligan al país a empinarse y c...
El proceso de análisis del discurso de Raúl Castro el pasado 26 de julio en Camagüey en el seno del Partido, la Juventud, las organizaciones de masas y las administraciones en todo el país nos ha permitido iniciar, con la participación activa del pueblo, el examen en profundidad de aspectos importantes relacionados con la situación actual de nuestro país con el objetivo de fortalecer nuestra economía, perfeccionar la capacidad defensiva de la nación y alcanzar la invulnerabilidad ideológica. Este examen y el debate necesario que lo acompaña tienen una enorme importancia.
Un senador estadounidense gana 165 200 dólares anuales por ocupar la banca y está obligado a declarar su patrimonio. Pero cerca de la mitad de los cien miembros del Senado está constituida por potentados que, en promedio, poseen 8,9 millones de dólares en bienes muebles, inmuebles, acciones, bonos, inversiones y otras menudencias. En cambio, solo el uno por ciento de los norteamericanos cuenta con un millón o más.
Claro que algunos son más iguales que otros y a la cabeza figura el dem...
Tonita, el personaje de Deja que yo te cuente, pone a ojo de lupa en solo una frase las ínfulas extranjerizantes de cierto sector de la sociedad cubana, mediante su bocadillo: «Esto es de afuera», con la intención de remarcar la supuesta cualidad de lo aludido.
Es común que en este programa, uno de los mejores espacios humorísticos de la televisión nacional, sienten en la mesa de operaciones partes del segmento gangrenoso que carcome a nuestro cuerpo social.
«¿Qué te corre a ti por las venas, muchacho?», solía decir mi mamá cuando de pequeño dejaba con indolencia algo sin hacer o lo hacía mal. «¡Hay que tener sangre, ¿me oíste?, sangre», remataba, a la par que emprendía ella misma las tareas incompletas.
Desde entonces, he asociado la mezcla roja de glóbulos y plaquetas con la responsabilidad mínima, con la chispa humana elemental, para actuar correctamente.
Por eso me alarmé tanto cuando leí hace algún tiempo que inve...